06:00 hrs. Julio 29 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-582

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

EL APOYO ASISTENCIAL NO PUEDE SUPRIMIRSE EN MÉXICO

 

·        Es necesario destinar mayores recursos para el sector salud

·        Los trabajadores sociales se han dedicado básicamente a cuestiones administrativas: llenar formatos, verificar ingresos y egresos o hacer estudios socioeconómicos

·        Revela Georgina Volkers Gaussmann, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM

 

El apoyo asistencial no puede suprimirse mientras en México haya una situación de pobreza –muchas veces extrema– y no se destinen mayores recursos para el sector salud, resaltó Georgina Volkers Gaussmann, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social  (ENTS) de la UNAM.

 

En la mayoría de los institutos nacionales de salud mexicanos se desarrolla “un trabajo social tradicional, atrasado”, que no está relacionado con el perfil académico de los especialistas en el área ni con su aplicación laboral. Son muy aislados los casos donde se aplica un modelo “moderno”, destacó Georgina Volkers Gaussmann, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social  (ENTS) de la UNAM.

 

Si hacemos un recuento del trabajo social en el sector salud en México, “vemos que a lo que se dedicaron por muchos años quienes lo ejercieron fue, fundamentalmente, a la asistencia”, a brindar “apoyo primario a las personas”: verificar que los enfermos contaran con los medicamentos necesarios o localizar a los familiares, así como a cuestiones meramente  administrativas, como llenar formatos, revisar ingresos y egresos o a realizar estudios socioeconómicos.

“Las funciones y actividades que nos asignan –recalcó– se encuadran en una cuartilla: son de oficina, educación o investigación, pero muy acotada, y no la que se  hace para determinar, por ejemplo, los factores sociales que resaltan o minimizan una enfermedad y para  fomentar la multidisciplina”.

 

Por razones históricas, añadió, los trabajadores sociales no han tenido la misma voz que otros profesionales de la salud: “Se ha visto siempre que el médico es quien tiene el poder”.

 

La catedrática de la UNAM destacó que, a partir de los años sesenta surgió la necesidad de contar con un trabajo social “más comprometido, revolucionario, analítico, cuestionador y encaminado a la labor comunitaria”.

 

Más sin embargo, el apoyo asistencial no puede suprimirse mientras en México haya una situación de pobreza –muchas veces extrema–, y no se destinen mayores recursos para el sector salud, resaltó la jefa del Departamento de Trabajo Social del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN).

 

“No tengo duda –indicó- de que sólo con el trabajo cotidiano, con la aplicación de los conocimientos teóricos que adquirimos en la escuela, es como vamos, primero,  a reconocernos como profesionales de lo social y, después, a hacernos importantes dentro de los equipos de salud”.

 

Volkers Gaussmann dijo que por ello, en julio de 2001 se firmó un convenio de colaboración entre la UNAM y el INNN, cuyo objetivo fundamental es profesionalizar el área de trabajo social de ese instituto nacional. Así se abrió la posibilidad, a través de la ENTS, de que los estudiantes de dicha carrera realicen prácticas escolares comunitarias, regionales y de especialización, en los últimos tres semestres de esta licenciatura.

 

Entre los logros del convenio resaltó la actualización de 15 trabajadoras sociales que trabajan en dicho Instituto; y el apoyo a estudiantes para realizar sus tesis, especialmente en el área de Psiquiatría, en donde hicieron investigaciones y asistieron a reuniones socio-administrativas con los pacientes.

Asimismo, participaron en un programa de rehabilitación psicosocial, que consistió básicamente en crear vínculos interinstitucionales con áreas de deporte, literatura o filosofía, por mencionar algunas de las materias que pueden aplicarse en el restablecimiento de los pacientes.

 

Ahora se pretende que los estudiantes efectúen un  seguimiento de casos, práctica poco recurrida en el México actual. Una justificación para no hacerlo es que no hay un espacio definido para dicha tarea: se encargan acciones inmediatas para resolver cuestiones del momento; “difícilmente se puede decir que se cerró un caso a partir de una intervención nuestra”, reveló.

 

Lo cierto es que las determinantes sociales en el proceso salud-enfermedad son importantes. En algunos padecimientos, los factores de riesgo aumentan si el paciente está desempleado o si sufrió la muerte de algún familiar, finalizó, Volkers Gaussmann.

 

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 1

 

En la mayoría de los institutos nacionales de salud mexicanos existe “un trabajo social tradicional, atrasado”, que no está relacionado con el perfil académico de los especialistas en el área ni con su aplicación laboral, destacó Georgina Volkers Gaussmann, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM.

 

FOTO 2

 

Georgina Volkers Gaussmann, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, comentó que los trabajadores sociales en el sector salud en México, se han dedicado fundamentalmente a la asistencia y a cubrir cuestiones administrativas, descuidando los factores sociales para ayudar al restablecimiento del paciente