Boletín UNAM-DGCS-582
Ciudad Universitaria
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EL APOYO
ASISTENCIAL NO PUEDE SUPRIMIRSE EN MÉXICO
· Es necesario destinar mayores recursos para el sector salud
· Los trabajadores sociales se han dedicado básicamente a cuestiones administrativas: llenar formatos, verificar ingresos y egresos o hacer estudios socioeconómicos
·
Revela Georgina Volkers Gaussmann, profesora
de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM
El apoyo asistencial no puede
suprimirse mientras en México haya una situación de pobreza –muchas veces
extrema– y no se destinen mayores recursos para el sector salud, resaltó
Georgina Volkers Gaussmann, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo
Social (ENTS) de la UNAM.
En la mayoría de los
institutos nacionales de salud mexicanos se desarrolla “un trabajo social
tradicional, atrasado”, que no está relacionado con el perfil académico de los
especialistas en el área ni con su aplicación laboral. Son muy aislados los
casos donde se aplica un modelo “moderno”, destacó Georgina Volkers Gaussmann,
profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
Si hacemos un recuento del
trabajo social en el sector salud en México, “vemos que a lo que se dedicaron
por muchos años quienes lo ejercieron fue, fundamentalmente, a la asistencia”,
a brindar “apoyo primario a las personas”: verificar que los enfermos contaran
con los medicamentos necesarios o localizar a los familiares, así como a
cuestiones meramente administrativas,
como llenar formatos, revisar ingresos y egresos o a realizar estudios
socioeconómicos.
“Las funciones y actividades
que nos asignan –recalcó– se encuadran en una cuartilla: son de oficina,
educación o investigación, pero muy acotada, y no la que se hace para determinar, por ejemplo, los
factores sociales que resaltan o minimizan una enfermedad y para fomentar la multidisciplina”.
Por razones históricas,
añadió, los trabajadores sociales no han tenido la misma voz que otros
profesionales de la salud: “Se ha visto siempre que el médico es quien tiene el
poder”.
La catedrática de la UNAM
destacó que, a partir de los años sesenta surgió la necesidad de contar con un
trabajo social “más comprometido, revolucionario, analítico, cuestionador y
encaminado a la labor comunitaria”.
Más sin embargo, el apoyo
asistencial no puede suprimirse mientras en México haya una situación de
pobreza –muchas veces extrema–, y no se destinen mayores recursos para el
sector salud, resaltó la jefa del Departamento de Trabajo Social del Instituto
Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNN).
“No tengo duda –indicó- de que
sólo con el trabajo cotidiano, con la aplicación de los conocimientos teóricos
que adquirimos en la escuela, es como vamos, primero, a reconocernos como profesionales de lo social y, después, a
hacernos importantes dentro de los equipos de salud”.
Volkers Gaussmann dijo que por
ello, en julio de 2001 se firmó un convenio de colaboración entre la UNAM y el
INNN, cuyo objetivo fundamental es profesionalizar el área de trabajo social de
ese instituto nacional. Así se abrió la posibilidad, a través de la ENTS, de
que los estudiantes de dicha carrera realicen prácticas escolares comunitarias,
regionales y de especialización, en los últimos tres semestres de esta
licenciatura.
Entre los logros del convenio
resaltó la actualización de 15 trabajadoras sociales que trabajan en dicho
Instituto; y el apoyo a estudiantes para realizar sus tesis, especialmente en
el área de Psiquiatría, en donde hicieron investigaciones y asistieron a
reuniones socio-administrativas con los pacientes.
Asimismo, participaron en un
programa de rehabilitación psicosocial, que consistió básicamente en crear
vínculos interinstitucionales con áreas de deporte, literatura o filosofía, por
mencionar algunas de las materias que pueden aplicarse en el restablecimiento
de los pacientes.
Ahora se pretende que los
estudiantes efectúen un seguimiento de
casos, práctica poco recurrida en el México actual. Una justificación para no
hacerlo es que no hay un espacio definido para dicha tarea: se encargan acciones
inmediatas para resolver cuestiones del momento; “difícilmente se puede decir
que se cerró un caso a partir de una intervención nuestra”, reveló.
Lo cierto es que las
determinantes sociales en el proceso salud-enfermedad son importantes. En
algunos padecimientos, los factores de riesgo aumentan si el paciente está
desempleado o si sufrió la muerte de algún familiar, finalizó, Volkers
Gaussmann.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
En la mayoría de los institutos nacionales de salud
mexicanos existe “un trabajo social tradicional, atrasado”, que no está
relacionado con el perfil académico de los especialistas en el área ni con su
aplicación laboral, destacó Georgina Volkers Gaussmann, profesora de la Escuela
Nacional de Trabajo Social de la UNAM.
FOTO 2
Georgina Volkers
Gaussmann, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM,
comentó que los trabajadores sociales en el sector salud en México, se han
dedicado fundamentalmente a la asistencia y a cubrir cuestiones
administrativas, descuidando los factores sociales para ayudar al
restablecimiento del paciente