Boletín UNAM-DGCS-571
Ciudad Universitaria
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DESCONOCIDAS, EL 95 POR CIENTO DE LAS ESPECIES DE HONGOS EN MÉXICO: TEÓFILO HERRERA
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El investigador emérito de la UNAM informó
que, según cálculos, en el mundo hay millón y medio de variedades de hongos,
mientras en México son 60 mil y sólo conocemos el 4.5%
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Se estima que alrededor de 20 o 25 por
ciento de las especies que hay en nuestro territorio son comestibles
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Reconoció que hay variedades de hongos tan
tóxicas que basta consumir un fragmento para que provoquen la muerte
En todo el mundo existen
alrededor de millón y medio de especies de hongos, y en México por lo menos hay
unas 60 mil, de las cuales sólo se conoce el 4.5 por ciento de las variedades;
el resto están por estudiarse o no se han descubierto, aseguró Teófilo Herrera
Suárez, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.
El investigador emérito de la
UNAM, y quien ha dedicado más de 50 años a investigar estos organismos, señaló
que se piensa que sólo entre 20 y 25 por ciento de esas 60 mil especies en
nuestro país, son comestibles.
Además, de esas 60 mil,
explicó, es difícil establecer una cifra de especies endémicas, debido a que
los hongos tienden a ser cosmopolitas, es decir, suelen distribuirse alrededor
del planeta, aunque sí existen ciertos grupos que sólo crecen en nuestro
territorio.
Se puede afirmar, por ejemplo, que las
variedades nuevas, las que han sido descritas recientemente por la ciencia, son
propias del país; es decir, varios cientos de ellas son endémicas, aunque otras
comparten ubicación en Europa, Asia y Norteamérica.
Grandes, pequeños o microscópicos;
claros, oscuros o de colores intensos; comestibles, tóxicos, de ornato,
medicinales o sin ninguna utilidad, los hongos se han convertido en una de las
opciones más importantes de alimentación en el mundo, por su rico contenido
nutritivo, su gran variedad y fácil reproducción.
Teófilo Herrera resaltó que
ciertas especies conocidas son muy venenosas o representan un peligro para el
ser humano, aunque son minoría. “Algunas de ellas son tan tóxicas que basta con
comer un fragmento para que provoquen la muerte. Por ello, si no se conocen los
hongos es mejor no consumirlos”, aseveró.
El científico ejemplificó con
las especies del género amanita –como el hongo muscaria-, caracterizadas por su
color rojo con verrugas blancas, que son dañinas pero no mortales, aunque sí
tienen efectos alucinógenos. Sólo se conocen diez variedades tóxicas, muy
venenosas y mortales; es decir, son pocas las que representan un serio peligro
para la salud.
Herrera Suárez explicó lo
difícil que resulta distinguir, a simple vista, entre un hongo comestible y
otro venenoso, “por eso cada año se registran muchos casos de intoxicación por
su consumo. Sólo con mucha experiencia pueden ser diferenciados”, explicó.
No hay regla que determine que
tal o cual hongo, con ciertas características de vistosidad, color o textura,
sea tóxico o comestible. Existen ejemplares de tonos muy intensos que son
comestibles, pero que por su forma podría creerse que son venenosos.
Añadió que, por lo general,
los indígenas los reconocen con mayor facilidad. Pero aún entre ellos hay
intoxicaciones, en especial cuando encomiendan la recolección del producto a
los niños, que no tienen experiencia y los confunden. Algo similar ocurre con
las personas que van de la ciudad al campo a recolectarlos.
El maestro emérito sostuvo que
hasta hace unas décadas los hongos eran estudiados como parte del reino
vegetal; sin embargo, por la gran cantidad de especies encontradas, hoy se
analizan como grupo aparte, en el reino de los hongos o fungi.
Mencionó que el futuro de los
hongos en México es muy importante, porque cada vez se analizan con mayor
profundidad y con métodos nuevos. Por ejemplo, los especialistas estudian la
taxonomía molecular para precisar el conocimiento íntimo de la estructura de
dichos organismos, y el parentesco entre ellos.
Es decir –añadió- ya no se
hacen estudios tomando en cuenta sólo caracteres morfológicos, sino también la
estructura interna del hongo, lo cual es posible mediante la taxonomía
molecular, hoy de moda, que implica un alto costo por las sustancias empleadas
en su reconocimiento.
Sin embargo, algunas
variedades de esos organismos han desaparecido y otras se encuentran en peligro
de extinción. Muchos de ellos crecen en forma abundante sin riesgo alguno, pero
otras más están amenazadas, reconoció.
Aclaró que las variedades
amenazadas son, en especial, las endémicas, por su distribución restringida, ya
que crecen sólo en determinados lugares y ambientes. Por lo general, cuando un
medio se deteriora o es destruido –como un bosque- lo mismo sucede con gran
parte o todos los organismos que hay en él, y los primeros en perecer son los
hongos, que viven generalmente en los árboles.
Por ello, comentó Herrera,
“debemos cuidar el ambiente, resguardar los bosques, y propagarlos. Ese es el
factor más importante para conservar la vegetación y preservar los hongos”.
Los hongos se encuentran distribuidos de
manera amplia en todo el país, sobretodo en los bosques de coníferas, de
encinos o de pinos, así como en las llanuras, aunque su crecimiento es posible
en cualquier medio. Las entidades más ricas en la producción de estos
organismos son las que cuentan con bosques, sobretodo húmedos.
Para subsistir, aclaró, el
bosque también necesita de los hongos, ya que forman en las raíces de los
árboles asociaciones simbióticas llamadas micorrizas –que significa hongo
raíz-, indispensables para la vida del arbusto.
A medida que crece, el árbol
pierde raíces, que son sustituidas por hongos, quienes permiten que el árbol
absorba agua y lo dotan de otras sustancias nutritivas, que después le servirán
para efectuar la fotosíntesis. La planta, por su parte, devuelve al hongo
elementos procesados, como azúcares, para su alimentación.
El investigador también sostuvo que las
especies cultivadas para consumo humano son muy pocas. Por lo general las que
se reproducen para su comercialización son del género pleuropus, conocidas como
orejas y setas, así como el champiñón. Pero otras no se pueden sembrar porque
necesitan del árbol para su desarrollo.
Por ejemplo, las amanitas, las
pancitas o los pambazos –de gran demanda en el mercado-, no se han logrado
cultivar porque forman asociaciones íntimas con las raíces de los árboles, y
sin éstos no es posible propagarlas por medios artificiales, como ocurre con el
champiñón.
Los hongos comestibles tienen
gran valor nutritivo, pues poseen proteínas, vitaminas, y bajas cantidades de
grasa. Por ello, se les considera un alimento dietético, que no provoca obesidad.
Incluso, suelen ser comparados con la carne.
Estos organismos son
consumidos de manera aceptable por la población. Las cosechas se venden o
exportan, reportando ingresos importantes para los indígenas. Si bien este
producto es accesible, en algunas épocas del año no es barato.
El investigador del Instituto
de Biología explicó que los hongos son organismos eucariotas, normalmente
multinucleados, que se reproducen por medio de esporas, móviles o inmóviles,
sexuales o asexuales. Son heterótrofos, sin clorofila, y se alimentan por
absorción.
La mayor parte de ellos
descomponen la materia muerta (son saprofitos), y juegan un papel vital en el
mantenimiento de los ecosistemas, reciclando la materia orgánica que luego
podrá ser utilizada por los vegetales.
Asimismo, existen miles de
especies que parasitan a las plantas; pero sólo unas 50 variedades provocan
enfermedades en los humanos, como las micosis en diferentes partes del cuerpo.
Además, los hongos tienen
infinidad de aplicaciones en el sector industrial. Las levaduras, por ejemplo,
son la base para el sector cervecero y vitivinícola. También son importantes en
la fitopatología, la agricultura, la medicina y la medicina veterinaria.
Hoy día, el emérito
universitario estudia la distribución de los hongos macromicetos en diferentes
zonas de la República, como valle de México, Pedregal de San Ángel, Reserva
Ecológica del Pedregal, Sonora y Campeche, donde ha encontrado una diversidad
importante, tanto de variedades comestibles como tóxicas.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
Teófilo Herrera, investigador
emérito de la UNAM, aseguró que de las 60 mil especies de hongos que existen en
México, es difícil establecer cuáles son endémicas, debido a que tienden a ser
cosmopolitas, es decir, suelen distribuirse en todo el planeta, aunque sí
existen ciertos grupos que sólo crecen en nuestro territorio.
FOTO 2
Ciertas variedades de hongos son venenosas o representan algún peligro para el ser humano, pero son minoría. Algunas son tan tóxicas que basta con comer un fragmento para que provoquen la muerte. Por ello, si no se conocen es mejor no consumirlos, consideró el destacado universitario Teófilo Herrera, con más de 50 años estudiando estas especies.