Boletín UNAM-DGCS-538
Ciudad Universitaria
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final del boletín
DIVERSIDAD CULTURAL CON RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS
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Para el filósofo
Mauricio Beuchot toda cultura tiene la facultad de defenderse y preservar su
desarrollo, pero sólo pueden hacerlo aquellas que no se opongan a los derechos
humanos
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Francisco Ibarra, de
la FD, dijo que el debate filosófico contemporáneo sobre multiculturalismo ha
variado de forma sensible tanto en su extensión como en su terminología
El conflicto entre los derechos de una comunidad y los humanos son
ocasionados por contradicciones e incompatibilidades que tiene su origen en la
legislación, por lo que es necesario hacer un análisis de esos casos con el
propósito de eliminar los conflictos, señaló Mauricio Beuchot, del Instituto de
Investigaciones Filosóficas (IIF) de la UNAM.
Toda cultura tiene la facultad de defenderse, de preservar su
desarrollo y hacerlo prosperar –resistir y subsistir–, pero sólo pueden hacerlo
aquellas colectividades respetuosas de los derechos humanos, aseguró Beuchot,
quien agregó que los derechos culturales son, de manera innegable, libertades
comunitarias.
Al participar
en el Congreso Internacional Problemas contemporáneos de la filosofía del
derecho, organizado por diversas Escuelas, Facultades e Institutos de la
Universidad Nacional, el especialista recalcó que los derechos del hombre
permiten y favorecen la diversidad cultural, pero entrañan límites. Se debe
proteger la multiculturalidad como riqueza social, pero estableciendo ciertos
“márgenes de maniobra”. “Tan necesario es acotar la universalidad como la
particularidad”.
En el Auditorio Héctor Fix-Zamudio del Instituto de Investigaciones
Jurídicas, comentó que hay casos en donde los derechos de una comunidad entran
en conflicto con los humanos. Se debe dirimir tal disputa, analizar la
contradicción y buscar la manera de hacerlos compatibles.
Se deben fomentar los aspectos constructivos de las culturas y tratar
de minimizar o rechazar los destructivos. Los mismos derechos humanos son una
limitante impuesta al deseo de apertura. Son, quizá, el límite frente a las
garantías comunitarias, étnicas, culturales e individuales. En todo caso, dijo,
se debe “privilegiar a la persona frente a la sociedad”.
Beuchot consideró factible imprimirle a estos derechos, a veces muy
individualistas, un matiz más comunitario o de mayor compromiso con la
colectividad. Ante la globalización las culturas deben aprovechar las ventajas
y resistir sus contradicciones.
Reconoció que los derechos se aplican de manera diferenciada o con
matices. “Debemos entender que el uso de estas facultades se realiza con
particularidades. Para ello se requiere una antropología filosófica o filosofía
del hombre que hable de la convivencia pacífica multicultural o de
interculturalidad”.
Recordó que la Revolución Francesa habló de derechos humanos, al grito
de libertad, igualdad y fraternidad. “Algo hemos ganado en libertad, un poco de
igualdad y casi nada de fraternidad. Tal vez esa es nuestra asignatura
pendiente”, señaló.
Al hablar de multiculturalismo, Francisco Ibarra, profesor de la
Facultad de Derecho (FD) de la UNAM, explicó que el debate filosófico
contemporáneo sobre multiculturalismo ha variado de manera sensible tanto en su
extensión como en su terminología.
A mediados de los ochenta había pocos estudios sobre esta materia en la
teoría política. Durante la mayor parte del siglo XX aspectos como diversidad
cultural, etnicidad o nacionalismo fueron marginales en los escritos
filosóficos liberales. No obstante, en los liberales decimonónicos es frecuente
encontrar referencias a tales temas.
Luego de décadas de negligencia por parte de los estudiosos de la
filosofía jurídica, los temas sobre derechos de las minorías y el debate
multicultural han acaparado la discusión teórica actual. Ello, gracias al
colapso del comunismo, que desató una oleada de nacionalismo étnico en Europa
del Este, lo cual afectó los procesos de democratización de esos países.
En el caso de México y algunos países de América Latina, la apertura
democrática que experimentaron después de décadas de autoritarismo, estuvo
acompañada por importantes movimientos de reivindicación indígena, destacando
el levantamiento armado en Chiapas.
Estos acontecimientos políticos mostraron que ni las democracias
occidentales ni las emergentes, como la nuestra, habían resuelto los problemas
emanados de las diferencias etnoculturales. Por ello, no es sorprendente la
decisión de los estudiosos de la teoría política por ocuparse, de manera
creciente en los últimos años, del análisis de la diversidad cultural.
Por su parte, el director de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Nacional, Ambrosio Velasco, opinó que si bien es necesario
establecer las diferencias entre una tradición jurídica de usos y costumbres, y
la de un sistema codificado, ambos tipos de acontecer excluyentes deben
considerarse complementarios en una concepción pluralista del derecho de un
Estado nación.
Consideró difícil que para una misma comunidad puedan regir un sistema
codificado y otro de usos y costumbres. La distinción entre sistemas jurídicos
conformados por leyes, por un lado, y usos y costumbres por el otro, plantea un
dilema incómodo.
“Si valoramos la racionalidad sistemática, la precisión de las leyes
escritas y codificadas, la eventualidad y eficiencia de las instituciones y de
los profesionales encargados de su aplicación, debemos renunciar a la
fundamentación moral de las normas jurídicas, entendidas bajo una vinculación
con formas de moralidad social que dan cohesión e identidad a comunidades específicas”,
explicó.
Si, por el contrario, se valora más la fundamentación de las normas y
prácticas del derecho en la moralidad social, arraigada en las comunidades
específicas, se tendría que renunciar a la precisión y sistematización de las
leyes codificadas.
Por último, Ana Lilia Ulloa, directora del Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la Universidad de Jalapa, Veracruz, señaló que en Filosofía de la
ciencia hay dos grandes escuelas: la tradicional o positivista, surgida a
principios del siglo XX, y la nueva filosofía de la ciencia, cuya gestación
comenzó a mediados de los años 50 del siglo XX, y aún vigente.
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PIES DE FOTO
Foto 1
El director de la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional, Ambrosio Velasco,
señaló en el Congreso Internacional Problemas contemporáneos de la filosofía
del derecho, que debe complementarse la tradición jurídica de usos y costumbres
con los sistemas legales codificados.
Foto 2
Mauricio Beuchot, del Instituto de
Investigaciones Filosóficas (IIF) de la UNAM, señaló que toda cultura tiene la
facultad de defenderse, de preservar su desarrollo y hacerlo prosperar, pero
sólo pueden hacerlo aquellas colectividades respetuosas de los derechos
humanos.
Foto 3
En la gráfica, Ambrosio Velasco y Francisco Ibarra, quienes participaron en el Congreso Internacional Problemas contemporáneos de la filosofía del derecho, organizado por diversas instituciones universitarias.