Boletín UNAM-DGCS-504
Ciudad Universitaria
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AFECTARÁ A LA SOCIEDAD LA FALTA DE INVERSIÓN EN EDUCACIÓN PÚBLICA SUPERIOR
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Diego Valadés, director del Instituto de
Investigaciones Jurídicas, afirmó que el rezago de la norma frente al desarrollo
científico ocasiona perjuicios sensibles para la colectividad
· La ingeniería genética y de la biología molecular requieren equilibrar entre los avances de la investigación y la protección de los derechos humanos: Ingrid Brena Sesma
· Para Fernando Lolas Stepke, la investigación en este campo debe responder a las demandas de la sociedad
· Es necesario legislar sobre el uso de los bancos de datos con información personal para sancionar su mal uso: Marcia Muñoz de Alba
El descuido de la investigación, de la
inversión en educación pública superior y de la regulación jurídica de los
problemas científicos, afectará el trabajo y funcionamiento de todos: de los
científicos, de las estructuras jurídicas y de la sociedad en general, afirmó
Diego Valadés.
El director del Instituto de
Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM explicó que la investigación en
materia de biotecnología ha avanzado a un ritmo que no corresponde con la
generación de instituciones legales en ninguna parte del mundo.
En una sociedad moderna, advirtió durante
la inauguración de las II Jornadas “Globalización y Derechos Humanos: Bioética
y Biotecnología” organizadas por la propia dependencia, tal hecho debe ser
visto con atención, porque el rezago de la norma frente al desarrollo científico
ocasiona perjuicios sensibles para la colectividad o para la globalidad de los
Estados.
Refirió que el desarrollo de las
diferentes instituciones en relación con la ciencia es “muy asimétrico”. Por
ejemplo, en el caso de México se presenta un rezago lamentable respecto de
otros países con nivel similar.
La posición de nuestra nación es “de
franca desventaja” frente a la regulación relacionada con la ciencia –al menos
en el orden constitucional– en Argentina, Colombia, Chile y Brasil.
En un mundo competitivo y global, donde
la generación de conocimientos ocupa un lugar principal, un rezago como el
presentado por la estructura normativa mexicana significa un factor de atraso
que no sólo afecta al desarrollo social, sino que también tiene un impacto negativo
en el crecimiento de la ciencia nacional.
Valadés aclaró que vivimos en
un mundo renovado por el conocimiento e, incluso en la ciencia están cambiando
los conceptos, y las fronteras, por ejemplo entre la física y la química, se
diluyen, finalizó.
En tanto, Ingrid Brena Sesma,
coordinadora del Núcleo de Estudios Interdisciplinarios en Salud y Derecho del
IIJ, mencionó que los avances científicos de las últimas décadas en los campos
de la biología, la medicina y otras disciplinas relacionadas con la vida
humana, plantean a las colectividades organizadas nuevos retos.
Señaló que el término globalización es
usado con frecuencia sólo para identificar aspectos de integración económica, cuando
en realidad es un fenómeno de alcances políticos, sociales, culturales,
científicos y de la bioética.
La biotecnología –considerada como la
aplicación de los procesos biológicos a los productivos–, trae consigo
cuestionamientos éticos y morales. Los descubrimientos de la ingeniería
genética y de la biología molecular establecen un dilema de difícil solución:
cómo conseguir el equilibrio entre los avances de la investigación y la
protección de los derechos humanos.
Brena Sesma dijo que se abren caminos
para vencer enfermedades hereditarias, pero al mismo tiempo aumenta el temor de
que la manipulación genética pueda dar lugar a la selección de personas sobre
la base de criterios genéticos en aras de intereses comerciales.
Por ello, apuntó la universitaria, la
bioética nace de la exigencia de
asegurar que los progresos surgidos de este nuevo “poder” beneficien a
la humanidad entera sin menoscabo de los derechos de cada uno. Representa una
esperanza para lograr el equilibrio entre el quehacer científico, los valores
de la sociedad y los derechos individuales.
En la conferencia La
construcción social del genoma: dilemas de ciudadanía y ética, Fernando Lolas
Stepke, director del Programa Regional de Bioética de la Organización
Panamericana de la Salud, expuso que el tema de la genómica no es indiferente
para las personas, por el contrario, “todas tienen algo que decir”.
En él, influye de manera
explícita o implícita la conciencia de lo que significa ser humano; pero la
inmutabilidad de este último, acuñada por el derecho, parece ser desafiada por
algunas de las contribuciones de la más reciente ciencia genómica.
La cultura epistémica inaugurada por los
estudios de la información genética y de sus aplicaciones en la biotecnología, la
terapéutica, y demás, es híbrida, y la única manera de entender sus dilemas es
tomando en consideración que se trata de una confluencia de factores.
En ella convergen pequeñas ciencias (de
laboratorio), transformadas en una “gran ciencia” (la de los grandes consorcios
internacionales, como el proyecto del Genoma Humano o la industria
biotecnológica), así como la cultura popular acerca de las amenazas, riesgos y
expectativas que esos conocimientos parecen tener.
Para Lolas Stepke, ningún avance de las ciencias
empíricas ha estado disociado de cierto temor o inquietud social. De ese modo,
uno de los grandes problemas que podría tener la comunidad científica cuando
asegura ser capaz de auto regularse, sería que sólo respondiera a las preguntas
más exigentes y precisas de sus pares, y no a las demandas generales acerca de
ese conocimiento.
El discurso bioético utiliza el diálogo
entre racionalidades disciplinas, grupos y personas para plantear y resolver (o
disolver) los dilemas que plantea la ciencia y la tecnología, con base en los
fundamentos de los deberes y los derechos.
En la ciencia existen intereses muy
diversos, y el más novedoso de ellos es el económico. En ese contexto, la
genómica entra también en el terreno de la influencia política, la decisión
legislativa y la necesidad de diálogo social.
Por eso, ella no debe ser impuesta como
una “especie de globalización” entendida ésta como la absolutización o
imposición de un punto de vista parcial, sino como el respeto por las voces
discrepantes y una auténtica pluralidad de posturas.
La bioética es, asimismo, un puente entre
racionalidad científica, ideologías e información, y su utilidad depende de que
se reconozca su capacidad para mediar entre las normas jurídicas y sociales, y
las creencias.
Investigar empíricamente estos hechos,
concluyó Lolas, supone una aportación útil para científicos, legisladores y
gente común, de forma que se anulen mitos y se reduzcan los miedos que causa el
genoma.
Por otro lado, Marcia Muñoz de
Alba, investigadora del IIJ, dictó la ponencia DNA y bancos de datos, donde
señaló que en la Ley de Transparencia la información sobre salud es considerada
“sensible”, por el impacto y las implicaciones que tendría si se manejaran
erróneamente o sin autorización datos confidenciales.
De acuerdo con esta
reglamentación, dicha información se encuentran en las historias clínicas
médicas y en los estudios genéticos, los cuales tienen carácter confidencial y
su uso está reservado en algunos casos.
Señaló que todos los datos del
ser humano están contenidos en enormes bases de datos, donde se ha integrado la
estructura jerárquica de los genes, su ordenamiento dentro del genoma, la
función de las proteínas y su interacción.
Sin embargo, en la actualidad
todos somos víctimas de este síndrome que recopila información sin
autorización. De ahí la necesidad de contar con un fundamento legal para
sancionar esta conducta ilegal que desafortunadamente sucede todos los días.
Así, se han reglamentado los
bancos de ADN con base en la Ley de Derechos de Autor, donde se encuentran
protegidos como compilación y programas de cómputo, refirió.
Además, fue creada la llamada
bioinformática como una ciencia que permite crear y gestionar bases de datos
biológicos, al tratar de registrar y eventualmente simular toda la complejidad
del ser vivo.
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FOTO 1
El descuido de la regulación
jurídica de los problemas científicos, afectará el trabajo de los científicos,
de las estructuras jurídicas y de la sociedad en general, afirmó Diego Valadés,
director del IIJ de la UNAM, durante la inauguración de las II Jornadas
Globalización y Derechos Humanos: Bioética y Biotecnología.
FOTO 2
En la inauguración
de las II Jornadas Globalización y Derechos Humanos: Bioética y Biotecnología,
Ingrid Brena Sesma, coordinadora del Núcleo de Estudios Interdisciplinarios en
Salud y Derecho del IIJ de la UNAM, mencionó que los avances científicos
plantean a las colectividades organizadas nuevos retos.
FOTO 3
Al participar en
II Jornadas Globalización y Derechos Humanos: Bioética y Biotecnología,
organizadas por el IIJ de la UNAM, Fernando Lolas Stepke, director del Programa
Regional de Bioética de la Organización Panamericana de la Salud, expuso que el
tema de la genómica no es indiferente para las personas.
FOTO 4
En la actualidad,
todos los datos del ser humano están contenidos en enormes bases de datos, los
cuales deben protegerse, afirmó Marcia Muñoz de Alba, investigadora del IIJ de
la UNAM, en las II Jornadas Globalización y Derechos Humanos: Bioética y
Biotecnología.