Boletín UNAM-DGCS-334
Ciudad Universitaria
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Pies
de foto al final del boletín
·
Los estereotipos de mujer delgada que
promueven los medios de comunicación influyen en las actitudes y conductas
hacia la forma corporal, la talla y el peso
·
Las personas que padecen anorexia
muestran una preocupación excesiva por estar delgadas; recurren a diversas
prácticas para perder peso y presentan una conducta aislada
·
El bulímico ostenta un hambre incontrolable;
después de la ingestión de grandes cantidades de comida, se autoinduce el
vómito para seguir comiendo entre sentimientos de culpa
La anorexia (ausencia de apetito) y la bulimia (hambre
voraz) son dos trastornos alimentarios que se presentan con mayor frecuencia en
la etapa de la adolescencia y en los adultos jóvenes; el género femenino es el
que más los padece. Según estudios, la prevalencia va del .5% al 3% de la
población moderna de adolescentes, señaló Silvia Ortiz León.
La coordinadora del Programa de Salud Mental del
Departamento de Psicología Médica, Psiquiatría y Salud Mental de la UNAM, dijo
que las jóvenes que padecen anorexia tienen una preocupación excesiva por estar
delgadas: siempre buscan perder peso y recurren a diversas prácticas
(ejercicios, dietas, automedicación) para evitar aumentarlo.
Aseguró que las anoréxicas se miran frecuentemente al
espejo, pero perciben a su imagen corporal distorsionada; prolongan las horas
de su comida y suelen esconder los alimentos, sobre todo los que tienen carbohidratos
y, finalmente, niegan lo que están sufriendo. Llega el momento en que empiezan
a tener una conducta aislada, pues no quieren que las demás personas se
percaten de su falta de apetito.
De acuerdo con la psiquiatra, los jóvenes con este
trastorno tienen una fase severa de desnutrición, así como serios problemas de
depresión y tristeza, de desinterés, de aislamiento, de falta de comunicación
con los demás. Se muestran irritables e impulsivos cuando se les señala que
están cometiendo una falta grave contra su salud.
Existen dos tipos de anorexia: la restrictiva, en la que
el o la adolescente no se provoca el vómito, no usa laxantes, diuréticos o
enemas; sólo deja de comer o disminuye de manera importante su ingesta. En la
anorexia de tipo compulsivo o bulímico, quien la padece utiliza lo anterior
para provocar una salida del contenido intestinal.
Este problema, explicó, está relacionado con condiciones
biológicas en donde participa el circuito límbico, región del cerebro donde se
regulan las emociones, las experiencias subjetivas. Además, hay dos centros
hipotalámicos neurorreguladores: facilitadores e inhibidores de la ingestión
del sistema de saciedad periférico.
También existen neurotransmisores –sustancias químicas
que comunican a las células cerebrales– los cuales tienen que ver con la
conducta alimentaria. Es el caso de la serotonina, compuesto que se relaciona
con la depresión, la cual acompaña en muchas ocasiones a los trastornos de la
alimentación.
Sin embargo, subrayó, la interacción con el medio
ambiente, así como las relaciones interpersonales tienen gran influencia en los
hábitos de alimentación. Así, la biología interactúa con la sociedad, los
procesos de aprendizaje, la cultura, la percepción que las personas tengan de
los alimentos.
Por ejemplo, indicó, la prevalencia del modelo estético
corporal de delgadez en nuestra cultura juega un papel fundamental en los
trastornos alimentarios. Este prototipo conduce a normas y valores que
determinan las actitudes y conductas hacia la forma corporal, la talla y el
peso; particularmente en etapas de cambios físicos vertiginosos como son la
adolescencia y la juventud.
Silvia Ortiz aseveró que los medios de comunicación
promueven la imagen que, según ellos, debe tener la mujer. A través de jóvenes
modelos que exhiben ropa de moda, propagan estereotipos que son incompatibles
con la obesidad. La delgadez se ha convertido en sinónimo no sólo de
aceptación, sino de éxito social.
La anorexia y la bulimia, añadió, también se presentan en
personas que realizan determinadas actividades, como bailarines de ballet
y atletas, quienes generalmente se
muestran obsesionados por su imagen corporal; para alcanzar sus expectativas,
llevan a cabo una serie de ejercicios exagerados y pasan gran parte del día en actividad
física.
Entre algunos otros de los factores psicológicos que
contribuyen al desarrollo de la anorexia, planteó, está la existencia de fobias
a la comida; relaciones ambivalentes con la madre, agresividad y al mismo
tiempo culpa; dependencia y seducción de padres cálidos y pasivos, en la que
puede darse una relación de sobreprotección que impide que la hija o el hijo
crezca.
En este punto manifestó la especialista que, según el
enfoque psicodinámico, “la adolescente no quiere crecer, tener cuerpo de mujer;
pareciera ser que hay un intento de mantenerse como niña y esto se relaciona
con su psicosexualidad: este tipo de pacientes suelen ser inseguras,
dependientes e inmaduras y tienen una gran dificultad para establecer
relaciones con el sexo opuesto”.
En cuanto a la bulimia específicamente, la psicóloga
recalcó que existe en quien la padece un hambre incontrolable, un apetito
insaciable; en las o los adolescentes con en este trastorno pasa a segundo
plano el estar delgado.
Así este trastorno se caracteriza por una ingestión de
grandes cantidades de comida por episodios, de forma rápida y al que le sigue
un breve periodo en el que hay molestias abdominales; la persona que lo padece
se autoinduce el vómito para quitarse el malestar y seguir comiendo; al mismo
tiempo, tiene sentimientos de culpa, depresión y disgusto consigo misma y con
sus conductas.
Ortiz León apuntó que los bulímicos alteran ayunos con
atracones, usan purgantes y sienten un
gran temor de no poder parar de comer; al contrario de los anoréxicos, consumen
alimentos con un alto contenido calórico (pasteles, helados, refrescos), por lo
que tienen fluctuaciones de peso sin llegar a perderlo de forma notoria como en
la anorexia.
Sin embargo, alertó, la bulimia está muy relacionada con la
anorexia y puede haber cuadros combinados en donde se presentan
indistintamente.
Para considerar que un o una joven padece bulimia debe
tener atracones al menos dos veces a la semana durante tres meses, ausencia de
saciedad, dependencia de sustancias tóxicas o abuso de alcohol y depresión;
muestran asimismo conductas como robo de comida y de objetos, precisó.
Los bulímicos se caracterizan por una baja autoestima; se
sienten solos, abandonados o cuando menos poco aceptados por las condiciones en
que se manifiesta su incapacidad para controlar su consumo de alimentos.
La anorexia y la bulimia, refirió, no son problemas nuevos. Los Santos Cristianos
tenían la percepción de que el ayunar podía ayudarles a limpiarse corporal y
espiritualmente; tal es el caso de Santa Catarina de Siena quien no sólo
ayunaba, sino que “se provocaba atracones”; es decir, comía en exceso para
luego vomitar utilizando purgas.
Entre los romanos, continuó, se presentaba con mayor
frecuencia la bulimia, ya que en las bacanales se servían todo tipo de
alimentos, los cuales consumían para después provocarse el vómito. Esto se
relaciona con la importancia que el ser humano siempre le ha dado al placer, a
la satisfacción ligada con calmar las tensiones.
La especialista universitaria informó finalmente que el
tratamiento indicado para ambos trastornos es multidisciplinario. Participa el
médico familiar –quien detecta la enfermedad en un primer nivel–, el médico
internista, el psiquiatra, el cardiólogo; también se encuentran dentro del equipo
profesionales de la salud mental como psicólogos, piscoterapeutas, trabajadores
sociales y terapeutas familiares.
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FOTO 1
Silvia Ortiz
León, coordinadora del Programa de Salud Mental del Departamento de Psicología
Médica, Psiquiatría y Salud Mental de la UNAM, señaló que la prevalencia de
anorexia y bulimia va del 0.5 al 3% de la población moderna de adolescentes.
FOTO 2
La anorexia y
bulimia no son problemas nuevos y su tratamiento debe ser interdisciplinario,
indicó Silvia Ortiz León, coordinadora del Programa de Salud Mental del
Departamento de Psicología Médica, Psiquiatría y Salud Mental de la UNAM.