Boletín UNAM-DGCS-324
Ciudad Universitaria
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Pies de fotos al
final del boletín
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En la mesa “Irak: la mirada hacia el
futuro”, Carlos Martínez Assad, del IIS, afirmó que una votación en ese país llevaría
al poder a los chiitas, el sector más fundamentalista
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Jenaro Villamil, del diario La Jornada,
aseguró que vivimos una contrarrevolución permanente en el nuevo orden
internacional, que se constituye en una amenaza global
·
A partir de los ataques del 11 de
septiembre de 2001 se configuró el nuevo “macartismo planetario”, señaló Carlos
Aguirre
Es imposible construir un
proyecto democrático para Irak, tal y como lo concibe Estados Unidos. De hecho,
un gobierno sostenido por las fuerzas de ocupación representaría un factor
explosivo para la estabilidad mundial, aseguraron los participantes en la
mesa redonda “Irak: la mirada hacia el
futuro”, organizada por el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la
UNAM.
Carlos Martínez Assad,
investigador de este Instituto, dijo que una votación llevaría al poder a los
chiitas, el sector iraquí más fundamentalista, que constituyen el 60 por ciento
de la población de aquel país. “Sería contrario a los intereses de EU; por lo
que un programa democrático elemental como el sugerido hasta ahora, no tiene
viabilidad alguna”, aseguró.
Después de la caída de Bagdad,
continuó, las autoridades estadounidenses –quienes manejan una política
deliberada de desinformación y contrainformación–, buscan justificar las
atrocidades que cometen contra el pueblo iraquí a base de repetir lugares
comunes.
Explicó que al no existir
razones para invadir ese país de Oriente Medio, los grupos económicos
falsificaron pruebas, y ahora, tomando como bandera la democracia y la apertura
comercial, tratarán de conseguir el petróleo de Irak para satisfacer el consumo
de sus industrias.
La Unión Americana, cuya
población representa al 6 por ciento del planeta, requiere 19 millones de
barriles diarios –la mitad del consumo total en el mundo– para satisfacer
necesidades internas. Sin embargo, sólo produce la mitad y compra el 55 por
ciento a otras naciones.
Estos
territorios, abundó Martínez Assad, presentan un saqueo diplomático permanente,
pues la población de esta región recuerda la época del protectorado británico,
que dio pie a los actuales conflictos en la zona.
Por su parte, Jenaro Villamil, editorialista y
coordinador de Asuntos Especiales del periódico La Jornada, resaltó que Estados
Unidos rompió todos los esquemas construidos durante Posguerra Fría. La
invasión a Irak “ha dinamitado” a la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
y ha generado una opinión pública internacional en su contra.
“Vivimos una contrarrevolución permanente en el nuevo
orden internacional y eso sí es una amenaza global; uno de los elementos más
preocupantes para la estabilidad internacional”, agregó.
Al hablar sobre las grandes
mentiras en torno al conflicto EU-Irak, mencionó que no se trató de una guerra
de “liberación”, sino de una intervención militar contra fuerzas desiguales,
donde se registraron violaciones a la Convención de Ginebra, y en la cual no
participó una coalición de países, sino un ejército angloestadounidense.
Se argumentó que la peligrosidad
de Sadam Husein y la existencia de armas de destrucción masiva justificaban la
incursión; pero hasta ahora no se han comprobado tales aseveraciones.
Tampoco se trató de un ataque
quirúrgico. Hubo por lo menos 12 accidentes de “fuego amigo” y al momento se
han contabilizando más de tres mil civiles muertos, aunque la cifra podría
aumentar, según la Organización Mundial de la Salud, de 5 mil a 25 mil en los
próximos meses, debido a la crisis humanitaria que provocaron los bombardeos
sobre Bagdad y otras ciudades, como Basora.
Una mentira más, añadió
Villamil, se refiere al establecimiento de una democracia y de un gobierno no
autoritario y aliado a Estados Unidos. En realidad, se pretende imponer un
protectorado que significaría la destrucción de la cohesión nacional y
generalizar los frentes conflictivos en la zona.
“Pudieron haber derribado
estatuas de Sadam Husein, pero lo que no pueden bombardear es el resurgimiento
del sentimiento nacionalista antinorteamericano que está generalizándose, no
sólo en Irak, sino en otros países como Turquía y Siria”; aseguró, por eso es
probable que se generen múltiples conflictos regionales que alteren el
escenario no sólo de Medio Oriente, sino de todo el mundo.
Finalmente, Carlos Aguirre,
también del IIS, refirió que a partir de los ataques del 11 de septiembre se
configuró un “macartismo planetario”, pues el sector de la ultraderecha
norteamericana plantea, como hace décadas el senador McCarthy, que “los que no
están con ellos están en su contra”.
Expuso que George W. Bush, en
esta guerra mediática, pelea a un mismo tiempo en los frentes interno y
externo. En el primero reprime, margina y descalifica toda posibilidad de
oposición. En el segundo, repite el mismo ciclo de los imperios capitalista, conocido
como dominio hegemónico.
En su opinión, Estados Unidos
es una potencia económica en decadencia, su presencia geopolítica vive un
declive irrefrenable y lo único que le queda es su liderazgo como primera
potencia militar.
Por último, dijo que el único
resultado positivo de esta guerra es el resurgimiento de movimientos por la paz
en todos los países del mundo, cuyas proporciones aún son desconocidas.
–oOo–
Foto 1
El investigador universitario,
Carlos Martínez Assad, dijo que de no haber existido razones para invadir Irak,
los grupos económicos más poderosos las hubieran encontrado, tomando como
bandera la democracia y la apertura comercial con tal de conseguir el petróleo
que Estados Unidos necesita para satisfacer su consumo.
Foto 2
Jenaro Villamil,
coordinador de Asuntos Especiales de La Jornada, mencionó que la guerra contra
Irak no fue una de “liberación” sino de intervención militar desigual, donde se
registraron violaciones a la Convención de Ginebra, y en la cual no participó
una coalición de países, sino un ejército angloestadounidense.
Foto 3
Carlos Aguirre, Jenaro Villamil y Carlos Martínez Assad participaron en la mesa redonda “Irak: la mirada hacia el futuro”, organizada por el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.