Boletín UNAM-DGCS-292
Ciudad Universitaria
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Pies de fotos al final del boletín
· José Luis
Molinari Soriano, del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, informó
que la vacuna la aplican al cerdo para romper el ciclo biológico del parásito
·La cisticercosis es un problema de salud mundial
A pesar de los avances en la medicina en el mundo, la cisticercosis sigue
siendo un problema de salud pública universal que afecta a México, Centro y
Sudamérica, así como parte de Europa, África y Asia, aseguró el jefe del
Laboratorio de Inmunología de Parásitos del Instituto de Fisiología Celular
(IFC) de la UNAM, José Luis Molinari Soriano.
El investigador señaló que esta dependencia ha trabajado con una vacuna
contra esta enfermedad, pero aplicada al cerdo para romper el ciclo biológico
del parásito.
Al morir el cisticerco en el cerdo por la acción de la inmunidad que
induce la vacuna, destacó, ya no habrá transmisión del parásito al hombre.
Advirtió que aún es muy difícil el control de este padecimiento, de
manera que el cisticerco se mantiene en la naturaleza, sobre todo en el campo,
donde hay más condiciones de insalubridad, como la falta de agua potable y, en
algunas regiones, la inexistencia de drenajes e instalaciones sanitarias adecuadas.
El especialista en microbiología médica puntualizó que en nuestro país se
desconoce el número exacto de personas afectadas por este padecimiento, debido
a que no se tienen los mecanismos adecuados para detectarlo.
Explicó que la cisticercosis es una enfermedad que afecta al ser humano y
al cerdo. En el hombre se presenta la forma más grave llamada
neurocisticercosis, es decir, cuando el cisticerco o metazestodo se implanta en
los tejidos nerviosos, principalmente del cerebro, y causa importantes estragos
que llegan a culminar en la muerte del paciente.
Daña al cerebro, detalló, porque cuando el parásito llega a la masa
ocupativa –proveniente del intestino– se registra un proceso inflamatorio,
resultado del intento de las células por matarlo.
El contenido de las células afecta al tejido cerebral, haciéndole un
agujero. El número de cisticercos y la ubicación del parásito determinará los
signos y síntomas del paciente, incluso el individuo puede quedar en estado
demencial y morir.
Así, subrayó el investigador universitario, el cuadro clínico es muy
variado. Uno de los síntomas más frecuentes es la epilepsia, otro el dolor de
cabeza intenso o cefalea. De acuerdo con el lugar donde se encuentra el
cisticerco puede afectar la vista, el habla, la memoria o la inteligencia.
Por medio de autopsias realizadas en hospitales se ha detectado que en
alrededor del tres por ciento de los cuerpos revisados se encontró el parásito
en los cerebros de los cadáveres.
Además, en el caso de la epilepsia, el 75% de los pacientes con
cisticercosis la padecen, pero se desconoce la forma en que se desencadena.
Molinari Soriano puntualizó que se trata de un animal largo, plano,
clasificado como zestodo. Su morfología está dividida en cabeza, cuello y
cuerpo segmentado, es decir, proglotidos que contienen los huevecillos. Llegan
a medir 12 o más metros de largo y vive en el intestino humano.
Es hermafrodita, dijo, por lo que en cada proglotido llega a haber hasta
50 mil huevos. Con los movimientos intestinales muchos de ellos salen a la luz
intestinal y se mezclan con la materia fecal. En provincia, esta última es
ingerida por los cerdos, los cuales se enferman de cisticercosis.
Luego el animal, que en muchos casos no cumple con las normas de higiene
necesarias, es ingerido por el humano, con lo que adquiere el parásito. Del
intestino sube hasta el cerebro, con los daños consiguientes por cada parte del
organismo que pasa.
Le gusta el cerebro, porque tiene sabor dulce. Ahí, se pueden instalar
desde uno o dos hasta más de 200, pero por lo regular estos enfermos mueren,
recalcó.
Informó que en más de 20 estados de la República Mexicana existe la
enfermedad: Jalisco, Sinaloa, Michoacán, Colima, Guerrero, Oaxaca, Puebla,
Guanajuato y San Luis Potosí, entre otros. En la Ciudad de México no se conoce
que el parásito mantenga el ciclo biológico porque no se crían cerdos.
En Centro y Sudamérica, especificó, se registra también la enfermedad.
Tan sólo en Chile y Argentina destaca el número de casos, mientras en Bolivia y
Perú cerca del 16% de los cerdos reportados en los rastros tienen este
padecimiento. En Asia, resaltan Birmania, Vietnam y China.
En naciones como Estados Unidos, Alemania, Francia y Holanda, indicó, se
llegan a encontrar casos de cisticercosis, como consecuencia de la presencia de
los migrantes.
No puede realizarse con absoluta certeza la detección de la enfermedad,
en cualquier hospital o clínica rural, subrayó. Sólo en dependencias de tercer
nivel como los institutos Nacional de Neurología, Mexicano del Seguro Social y de Seguridad y Servicio Social para
los Trabajadores del Estado.
El investigador del IFC expuso que en el laboratorio que dirige han
estudiado diversos aspectos de la cisticercosis, mediante el uso de sustancias
que el parásito secreta al medio ambiente. Descubrieron que las proteínas de
este animal inducen un proceso inmune que lo destruye.
Explicó: con líquidos cefalorraquideos de enfermos con cisticercosis como
de neurológicos se realizan ensayos contra la sustancia que secreta el
cisticerco para detectar si tienen anticuerpos.
Recalcó que un descubrimiento reciente fue que los antígenos obtenidos de
las sustancias que secreta el parásito, las cuales son proteínas con actividad
enzimática, se puede discernir bien si el enfermo tiene cisticercosis activa o
que al paciente que ya no la padece pero le dejó secuelas.
Esto significa que las pruebas salen positivas cuando el cisticerco del
enfermo está vivo, pues libera las mismas sustancias que en el laboratorio
recuperan en la caja petri in vitro.
De esta manera, en las zonas
rurales donde no hay equipos costosos de resonancia magnética o de tomografía
computarizada, se puede detectar la presencia del cisticerco en la persona
mediante el uso de los antígenos de secreción mencionados, lo que resulta más
barato.
Si el parásito ya está muerto, probablemente no tiene anticuerpos porque
tampoco secreta sustancias.
Molinari Soriano afirmó que es una aportación universitaria importante,
cuyos resultados se acaban de publicar en una revista estadounidense. La vacuna
es capaz de erradicar el parásito de una región endémica si se inmuniza a los
cerdos.
Se aplicó durante ocho años en cerdos de la zona norte de Guerrero con
resultados positivos. Fueron infectados animales inmunizados con las proteínas
con huevos del cisticerco y se esperó el proceso. Así se comprobó la viabilidad
de la vacuna.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
El jefe del
Laboratorio de Inmunología de Parásitos del Instituto de Fisiología Celular
(IFC) de la UNAM, José Luis Molinari Soriano, aseguró que la cisticercosis es
un problema de salud pública universal que afecta tanto a México como a Centro
y Sudamérica, así como parte de Europa, África y Asia.
FOTO 2
José Luis Molinari Soriano, jefe del Laboratorio de Inmunología de Parásitos del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM, informó que La Universidad Nacional tiene una vacuna para cortar el ciclo biológico del parásito de la cisticercosis y se aplica a los cerdos.