Boletín UNAM-DGCS-284
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PROBLEMAS DE DESNUTRICIÓN EN 46.4% DE NIÑOS MEXICANOS: LETICIA PARRA-GÁMEZ
· Los niveles más altos se registran en Oaxaca, Guerrero, Yucatán, Campeche, Puebla y Chiapas, indicó la profesora de la Facultad de Medicina de la UNAM
·
El desarrollo del individuo depende de
manera directa de las condiciones de nutrición durante la gestación y el
periodo posnatal, precisó
Mientras que en los países en
desarrollo la desnutrición infantil fue de 33% en el año 2000, en México los
niños con este padecimiento o que alguna vez lo sufrieron es de 46.4%, afirmó
Leticia Parra-Gámez, académica de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
En la actualidad, los niveles
más altos de desnutrición se registran en los estados de Oaxaca, Guerrero,
Yucatán, Campeche, Puebla y Chiapas, en tanto que es menor el número de casos
en Sonora, Baja California, Durango y Jalisco, destacó.
La población mexicana,
mencionó la especialista, se considera como de alto riesgo porque se sabe que sufre
una desnutrición importante desde hace mucho tiempo, la cual afecta
principalmente a los menores.
El desarrollo del individuo,
explicó, depende de manera directa de las condiciones de nutrición durante la
gestación y el periodo posnatal, lo cual significa que la baja o deficiente
calidad de la dieta en dichas etapas del desarrollo puede provocar alteraciones
tanto en la organización del sistema nervioso como en la constitución de
diversos órganos y esto, a su vez, puede persistir hasta la edad adulta.
Se sabe, puntualizó, que
cuando estas personas tienen entre 35 y 40 años regularmente llevan una dieta
basada en calorías y lípidos, razón por la cual no tienen balance en los
nutrientes que ingieren. Esta situación está asociada con el desarrollo de enfermedades
cardiovasculares y de diabetes.
Por lo general, la
desnutrición afecta el desarrollo escolar de las personas, el cual suele ser
muy inferior al deseado en esos casos. Esto, a largo plazo, limita sus
habilidades laborales, sostuvo la especialista en neuroanatomía.
En el caso de los menores,
continuó, la desnutrición –la cual puede depender de la disponibilidad de
alimento, de la educación o de las costumbres sociales– se manifiesta a través
de alteraciones importantes en lo fisiológico, así como en el desarrollo y en
el manejo de la energía.
Un niño en esta circunstancia
–abundó- puede presentar diversos tipos de desnutrición como marasmo o
kwashiorkor, causa de problemas de piel muy seca; disminución considerable de
talla y peso; cabello escaso, sin brillo y quebradizo; ojos hundidos; pasividad
o falta de vigor para realizar actividades; trastornos de la coordinación
muscular y del lenguaje, así como disminución de la capacidad cognoscitiva.
Pese a lo anterior, subrayó,
se ha visto que el individuo desnutrido se adapta a la restricción de
nutrimento mediante un lento aumento de peso corporal, sobre todo en los
periodos tempranos de desarrollo; esto es, de alguna manera es capaz de ajustar
su metabolismo a la deficiente disponibilidad de alimentos.
Aunque desnutrida, una persona
crece, se desarrolla y reproduce; por ello –anotó- en la actualidad se está
trabajando con el hipotálamo, ya que éste regula muchas actividades del cerebro
con el propósito de lograr un equilibrio en el funcionamiento del mismo.
A través de experimentos con
animales, precisó, queremos entender cómo puede llegar a adaptarse esta área
cerebral para superar la desnutrición y cumplir así dicha homeostasis.
Al trabajar en esta línea, coordinada por
la académica universitaria, Carolina Escobar Briones, “también queremos conocer
cuáles son las alteraciones que provoca la desnutrición sobre el cerebro. De
esta manera, estaríamos en la posibilidad de proponer estrategias que le
permitan al desnutrido resolver problemas cotidianos”, apuntó.
Finalmente, la investigadora
comentó que la educación, el ejercicio y un buen manejo de la dieta son formas
de prevenir este padecimiento y, con ello, todos los problemas de salud pública
derivados del mismo.
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El desarrollo del individuo depende de manera directa de las condiciones
nutrición que haya tenido durante la gestación y el periodo posnatal, afirmó
Leticia Parra-Gámez, académica de la Facultad de Medicina de la UNAM.
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En los menores,
la desnutrición se manifiesta a través de alteraciones fisiológicas
importantes, en el desarrollo y en el manejo de la energía, sostuvo Leticia
Parra-Gámez, de la FM de la UNAM. La acompaña la académica Carolina Escobar
Briones.