13:00 hrs. Marzo 19 de 2003

 

Boletín UNAM-DGCS-204

Palacio de Minería

 

Palabras del rector Juan Ramón De la Fuente

 

 

 

DEBE MÉXICO ASUMIR CON FIRMEZA SU POSICIÓN PACIFISTA: DE LA FUENTE

 

·        El rector de la UNAM aseguró que no se puede gobernar desde la intolerancia y que no existe cambio perdurable si no es a través de la ley

·        José Woldenberg, Andrés Manuel López Obrador y Manuel Camacho Solís apoyaron la postura pacifista del gobierno federal y demandaron mantener la unidad y cohesión internas

·        Olga Sánchez Cordero, ministra de la SCJN, dijo que en la actualidad el pensamiento de Juárez deviene de sus obras, su afán y su actuar

 

El rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, afirmó que ante el conflicto contra Irak, México debe mantener y asumir con firmeza, prudencia e inteligencia las consecuencias de su posición pacifista, porque no tiene justificación para modificarla.

 

Aseguró que “no se puede gobernar desde la intolerancia, que la moralidad política es fundamental para tener y mantener credibilidad ante la sociedad y que no existe cambio perdurable si no es a través de la ley”.

 

Al recordar la importante labor de Benito Juárez, a dos días de su natalicio, parafraseó su posición del 27 de abril de 1866 frente al gobierno de nuestro vecino país del norte, “renglones verdaderos en nuestros días”: al gobierno americano, como amigo, no se le debe cansar con lo que es sólo de nuestro interés y, como a los poderosos, se le debe tratar con tal delicadez, que no debemos hacer que indique algo de humillación de nuestra causa.

 

Acompañado por el consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), José Woldenberg; el jefe del gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, y la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Olga Sánchez Cordero, el rector participó en la primera mesa del Coloquio “Actualidad de Juárez. Encuentro conmemorativo”.

 

Los participantes apoyaron la postura pacifista gubernamental, al subrayar que es momento de mantener la unidad y cohesión interna. Al tiempo, hicieron una visión retrospectiva de la vida política de Benito Juárez y resaltaron el papel ideológico que marcó en rubros como la educación, el laicismo, el derecho y la religión.

 

En el Salón de Actos del Palacio de Minería, Juan Ramón de la Fuente señaló que no hay mexicano preocupado por la dignidad del hombre, por el respeto al suelo donde vive y por el servicio público que no retorne con fecunda periodicidad al legado ideológico del presidente Juárez.

 

El pensamiento del Benemérito de las Américas, resaltó, sigue vigente en el México contemporáneo, porque a los grandes estadistas no se les mide sólo por lo que realizan, sino por lo que vislumbran del futuro y sueñan para sus pueblos.

 

Rememoró al Juárez reformador, visionario, demócrata y educador. Mencionó que supo que el pueblo es la única fuente legítima del poder y de la autoridad, pues el poder tiene el límite que le imponen las leyes, las cuales no deben perseguir otro fin que el de la justicia.

 

Pero, Juárez también postuló que la instrucción es la base de la prosperidad de un pueblo y, en consecuencia, estableció primero el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública.

 

Además, dedicó los mejores años de su vida a crear y transformar instituciones públicas, a incrementar la conciencia ciudadana y fortalecer el ejercicio de los derechos cívicos.

 

A su vez, el consejero presidente del IFE, José Woldenberg, habló sobre la defensa que Benito Juárez hizo del laicismo en la vida pública para lograr la convivencia social tolerante, racional y civilizada.

Destacó que la revisión de los postulados del liberalismo mexicano de la Reforma, con relación al laicismo, remite a la reivindicación de la convivencia pacífica entre las naciones y las culturas.

 

Juárez y su generación, abundó, vivieron la experiencia de un México que se vio invadido por una potencia extranjera arropada en las pretensiones de un imperialismo intolerante.

 

Ante el terrorismo fundamentalista, que pretende subordinar el poder político a la fe, las dictaduras que buscan negar la diversidad política, étnica y cultural de sus sociedades que llegan incluso al exterminio físico y, aún en Occidente, un poder estatal hace la guerra amparándose en el nombre de Dios y la verdad, como ocurría en otras épocas oscuras de la humanidad, los mexicanos formados en la tradición de la legalidad internacional, el multilateralismo y el anhelo de la paz, condenamos al régimen dictatorial de Hussein  y la agresión contra Irak.

 

Ambas, subrayó, pasan por encima del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y quebrantan la voluntad expresa de millones de ciudadanos del mundo.

 

El consejero presidente del IFE precisó que hoy en día pocos se negarían a refrendar la libertad de creencias y culto, una de las garantías individuales de la Constitución. Para garantizarla, sostuvo, debe preservarse el carácter laico del Estado y del complejo de instituciones educativas y culturales de todo tipo en la que se desenvuelve la vida pública.

 

El laicismo, dijo, es la primera condición de convivencia de cohesión social de un país diverso y plural como es México.

 

El jefe de gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, manifestó que la política debe huir de las exageraciones y en ella los temperamentos medios participan de todos los inconvenientes de los extremos, sin ninguna de sus ventajas.

 

Para transformar la realidad del México contemporáneo, puntualizó, se requiere un juarismo en lo político y un cardenismo en lo social. Una síntesis armónica de lo mejor de nuestra experiencia histórica, ceñida y adaptada a las circunstancias actuales del país.

 

En cualquier propuesta para transformar la realidad del México de hoy, indicó, se debe tener presente la rica experiencia política de la Reforma y de la República Restaurada.

 

Consideró necesario tomar en cuenta que en circunstancias adversas, manteniendo principios, se pudo cambiar en lo estructural y gobernar con apego a las reglas escritas de la Constitución, con transparencia, honestidad y defensa de la soberanía nacional.

 

En su exposición, el moderador de la mesa, Manuel Camacho Solís, recalcó que la preocupación actual es que el país pueda entrar en una zona de peligro sin tener brújula.

 

Cuando existen dudas, planteó, es necesario pensar; cuando hay inferioridad de fuerzas, se requiere poner en alto los principios y saber esperar, y cuando cambian las condiciones y se abre la posibilidad de la victoria debe pensarse en la paz.

 

Hizo hincapié en que Juárez no se pudo dar el lujo de la soberbia “que ciega a los poderosos”. Intuía y aprendió que, hasta en la victoria, cuando había derrotado a todos sus enemigos y restaurado la República, la virtud y la fortuna le aconsejaban aprovechar el momento para hacer la paz.

 

El Benemérito de las Américas, sostuvo, aprendió que la fortuna no es perpetua y que lo que hoy parece ignorarse por completo es que “es más fácil hacer la guerra que hacer la paz”.

 

La ministra de la SCJN, Olga Sánchez Cordero, recordó la presencia de Juárez en esa institución, donde fue presidente. Expresó que la actualidad en su pensamiento no deviene sólo de sus ideas, discursos o palabras sino de sus obras, su afán y su actuar.

 

Juárez, agregó, no sólo supo resistir todo tipo de presiones y tener la virtud de tomar decisiones con esa decisión de estadista, pero además, tuvo la habilidad de encontrar y cooperar con las personas compartiendo ideales y valores, inteligencia y patriotismo que supieron como responder a las necesidades, cuya solución urge a la patria.

 

 

 

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