Boletín UNAM-DGCS-167
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LA MUJER: TODAVÍA VÍCTIMA DE REPRESIONES, INJUSTICIAS, VIOLACIONES E
INIQUIDADES
·
Julia
Chávez, de la ENTS, consideró que si bien la mujer vive muchas contradicciones
y semáforos rojos sobre sus derechos, también tiene amplias posibilidades de
crecimiento y desarrollo
· La académica de la FCPyS, Hortensia Moreno, aseguró que es importante conmemorar el Día de la Mujer para discutir sus problemas y recordar que aún sufre injusticias
En México, con una población femenina de más del 50% del
total (49 millones 891 mil 159 en el 2000, según el INEGI), y a casi 50 años de
que por primera vez se le concediera la oportunidad de votar, la mujer sigue
siendo víctima de represiones, injusticias, violaciones e iniquidades en todos
los ámbitos de la vida nacional.
Al conmemorarse un año más de que la Organización de las
Naciones Unidas instaurara el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer,
Julia Chávez Carapia, coordinadora del Centro de Estudios de la Mujer de la
Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), consideró que esta fecha tiene vital
importancia para aglutinar las movilizaciones del sector femenino en pro de una
sociedad más equitativa e igualitaria, donde el crecimiento y el desarrollo
sean tanto para hembras como para varones.
“Si bien en la actualidad la mujer vive muchas
contradicciones y semáforos rojos de alerta sobre sus derechos, también tiene
amplias posibilidades de crecimiento y desarrollo”, abundó.
En ese sentido, Hortensia Moreno, académica de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), aseguró que como la mujer
está en desventaja respecto a los hombres, hace falta visualizar sus dilemas:
“Es importante tener un día público que permita discutir sus problemas y
recordar que sufre de irregularidades e injusticias. El movimiento feminista es
libertario, pero también pone énfasis en el tema de la justicia”.
Las
formas de la violencia
Chávez Carapia explicó que si bien la sociedad actual
permite a la mujer crecer y desarrollarse, también hay una serie de conflictos
novedosos. Hasta hace menos de diez años se veía como nuevo que se incorporara
al trabajo, a la educación superior y se convirtiera en jefa de familia, pero
hoy se ven situaciones como la de Ciudad Juárez, Chihuahua, donde más de 300
mujeres han sido asesinadas.
Se trata de personas jóvenes, trabajadoras -la mayoría-
empleadas de maquiladoras, aunque también hay estudiantes, o personas de
estrato económico popular, que han sido asesinadas con una impunidad total. Ese
es un semáforo rojo para el país. Pero, enfatizó, “¿si fueran hombres o mujeres
hijas de familias ricas sería la misma respuesta del Estado ante esta
situación?”
Advirtió que otro semáforo rojo es la violencia que se
genera contra este sector de la población, en especial la que se da en el hogar
-que si bien ocurre desde antes y se trataba en privado- hoy, al hacerse
pública, por el hecho de poder denunciarla, presenta cifras realmente
impactantes.
La académica de la ENTS sostuvo que dentro de las
situaciones de violencia sobresale el
gran número de violaciones que se registran actualmente, pues si bien antes se
escondían en el seno familiar, hoy gran
parte son del dominio público. Su número también se incrementa de forma
alarmante.
Aseveró que otro elemento muy relacionado con las
violaciones es el alto índice de embarazos en adolescentes. Hasta hace algunos
años las mujeres también se preñaban a temprana edad; no obstante, los marcos
sociales son diferentes, no es lo mismo una adolescente embarazada cuando la
costumbre era casarse a los 12 años, que una en una época en la cual a esa edad
aún son hijas de familia y a las que, por la misma estructura social, se les
sigue viendo como niñas.
Julia Chávez reconoció que en México cada vez es mayor el
número de hombres que aceptan los cambios y se integran a ellos, pero también
hay gran cantidad que no lo están haciendo, y quizá dichos semáforos rojos son
algunas de las manifestaciones de esta situación.
La
economía y la política
Informó que en los últimos años el comercio ambulante ha
crecido de manera exorbitante y es precisamente el sector femenino el que en
mayor porcentaje se ha incorporado a esa actividad. Quienes se dedican a ello
trabajan todo el día y dejan a un lado a su familia por ganar dinero para cooperar
con el sustento del hogar, llegan a su casa y el marido las golpea, los hijos
no cubren sus responsabilidades; todo esto provoca desintegración en el seno
familiar.
En cuanto al voto del llamado “sexo débil”, indicó que si
bien en México el derecho de la mujer a sufragar existe desde los años 50,
también es cierto que cuando se dio la primera manifestación importante de
mujeres en las urnas fue en los 70, y la más reciente fue en la votación que
culminó con el gobierno actual.
“Las mujeres somos ciudadanas y por el hecho de serlo
tenemos un reconocimiento para ir a votar y para ser elegidas en cargos de
representación popular o social. Podemos ocupar cualquier puesto de elección y
aspirar a la presidencia de la República. Empero, el desarrollo de la sociedad
va más lento ante estos cambios y no se acepta tan fácil -por lo menos por
amplios sectores de la población- que las mujeres avancemos de manera rápida en
el ámbito público; aún hay amplia resistencia de ambos sexos”.
Avances,
a pesar de todo
Hortensia Moreno resaltó los grandes avances de las
mujeres en el campo profesional, la vida pública y la representación política,
“aunque las cifras siempre resultan irrisorias”.
Precisó: si dichas cifras se comparan con las de hace un
siglo, cuando no había ninguna mujer profesionista o en la política y vivían
encerradas en sus casas, ha habido progreso; pero si se piensa que este sector
es más de la mitad de la población nacional y que nuestra representación en los
órganos de toma de decisiones no llega al 10%, hay que reconocer una gran
desigualdad, “una irregularidad contra la que tenemos que luchar”.
Agregó que la falta de representación en los órganos
donde se toman las decisiones importantes para el país sí influye, por lo menos
en cuanto a la definición de cuáles son los problemas trascendentes, por lo que
deben ser escuchadas las voces de todas las personas, entre ellas las de las
mujeres.
La académica dijo que la presencia de este sector en la
Universidad también es importante, al igual que el hecho de que haya gran
cantidad de carreras que tienen mayoría de mujeres en su matrícula. Por
ejemplo, en la FCPyS cada año llegan más personas del sexo femenino que del
masculino; parecería que se ha feminizado la actividad estudiantil en este
campo del conocimiento.
Pero también hay que destacar que cuando esa presencia
femenina busca permear los niveles de toma de decisiones y los jerárquicos, hay
una barrera que no les permite subir, por lo que pocas ascienden a los puestos
directivos, a la Junta de Gobierno y hasta la fecha no ha habido una rectora,
lo que sería el siguiente paso en cuanto a la búsqueda de la equidad en la
Universidad.
Hortensia Moreno expresó que la UNAM no es el espejo de
la sociedad, sino “una isla de enorme privilegio social en la que tenemos
acceso a la gran riqueza de conocimiento”, la cual además “sigue siendo un
lugar de acogida de los sectores populares del país".
La Universidad Nacional, continuó, todavía funciona como
mecanismo de ascenso social para muchos sectores. Para gran cantidad de mujeres
ingresar a esta casa de estudios es encontrarse con un mundo nuevo, muy
distinto del que viven en sus medios familiares. Las muchachas que estudian en
ella tienen posibilidades de libertad que no tienen quienes no lo hacen.
Esta situación, en la que cada vez hay más mujeres
jóvenes que estudian, no es algo que ocurra en la vida social en general,
subrayó, más bien la vida social muestra lo que se conoce como la “feminización
de la pobreza”; es decir, cada vez más las personas que viven en pobreza
extrema son del sexo femenino, lo cual se debe a fenómenos como la maternidad.
“Es diferente la situación de una mujer que tiene un hijo
a la de un hombre en igual situación. Si él es muy pobre y siente que no puede
con su descendiente lo abandona y se va”, pero para ella –por razones
culturales- es más difícil “desaparecer, por lo que conforme avanza la pobreza
a quien más afecta es a este sector, lo cual también se debe contemplar desde
una perspectiva de género”.
Reconoció que hay gran cantidad de esfuerzo social por
revertir las causas de la pobreza extrema, pero éste no es suficiente, entre
otras razones porque el mundo vive una crisis en general.
Por otro lado, también es necesaria una sensibilización
de la situación específica de las mujeres que permita poner a funcionar
programas dirigidos de manera más clara y específica a sus problemas, que
siguen siendo distintos a los de los hombres.
Para Julia Chávez, las perspectivas son contradictorias
para ambos sexos, pues opinó que vivimos momentos difíciles en este país. Al
mismo tiempo “tenemos una situación diferente -como mujeres- que debemos
afrontar, porque podemos involucrarnos en un mundo más amplio que el del hogar,
el cual nos dará otras condiciones. Las jóvenes hoy quieren otro modo de vida,
ya no aceptan el que vivieron sus mamás. Hay que luchar y construir condiciones
de equidad y democracia”.
En ese sentido, Hortensia Moreno señaló que las
perspectivas de las mujeres en los próximos años son diferentes de las que
había hace 30 o 50. “Lo peor que podemos hacer las feministas es suponer que
todo lo ganado es suficiente, parecería como que esa es la tendencia del
sentido común; sin embargo, aún es necesario trabajar por leyes que determinen
la igualdad entre los dos sexos”.
En la legislación todo está dado, se plasman por ejemplo
los derechos humanos y en éstos se consigna de manera explícita la libertad de
los seres humanos a tener hijos cuando quieran y que a nadie se le puede
obligar a ser madre o padre en contra de su voluntad; no obstante, a pesar de
que existen los derechos como palabra escrita, todavía no hay garantía de que
se cumplan.
Por ello, en los próximos 50 años “debemos conseguir que
por lo menos la legislación en la que está asentada la situación de las mujeres
en términos de igualdad, empiece a tener vigencia como una realidad práctica y
no sólo como una bonita poesía”.
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