Boletín UNAM-DGCS-104
Ciudad Universitaria
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final del boletín
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“Mito genial”, el sostener que un país que
devalúa su moneda se empobrece, afirmó Eduardo Loría Díaz de Guzmán
· Se trata de un deslizamiento “suavecito” de nuestra moneda que no ha causado trastornos: José Luis Calva
La depreciación acumulada del peso mexicano, de alrededor
de 20% en los últimos nueve meses, no es preocupante: es sana, y aún debe
profundizarse, coincidieron economistas
de la UNAM, quienes descartaron posibles efectos inflacionarios.
En la conferencia Peso débil
¿preocupaciones infundadas?, José Luis Calva, del Instituto de Investigaciones
Económicas (IIEc), apuntó que es positivo para la economía mexicana que el tipo
de cambio se vaya aproximando a su nivel de equilibrio, pues estaba apreciado
en demasía.
Incluso, recomendó el
universitario, “si tuviéramos un diez por ciento adicional de depreciación,
probablemente nos aproximaríamos a una mayor competitividad”.
Explicó que se trata de un
deslizamiento “suavecito” del peso frente al dólar, muy diferente a lo que
sería una macrodevaluación. Ello, dijo, no ha representado trastornos y como
país las ganancias son mayores que las pérdidas. Para los mexicanos “es mucho mejor
tener este proceso de ajuste cambiario”, resaltó.
“Estamos hablando de un 20% de
depreciación del peso frente al dólar de abril del 2002 a la fecha. Aquí lo
conveniente es, tal como lo ha establecido el gobierno, no utilizar las
reservas del Banco Central para defender la paridad de la moneda”, detalló.
El economista manifestó que si
el dólar es barato, los productos que importa México -valuados en esa moneda-
resultan económicos y los consumidores
los compran, sin darse cuenta que están perjudicando a la planta productiva
mexicana. Ello significa menos producción en territorio nacional, cierre de
fábricas y empresas, menores salarios, así como mayor presión sobre los
mercados de trabajo y desempleo.
Por el contrario, “si nosotros
tenemos un tipo de cambio equilibrado podemos exportar más, tenemos más empleo
por esta vía y defendemos nuestras fuentes de trabajo, porque abastecemos con
producción nacional”.
Agregó que muchos de los
artículos importados son de desecho y no cuentan con autorización para ser
vendidos en el mercado estadounidense, pero aún así compiten deslealmente con
el mercado mexicano.
El catedrático de la Facultad
de Economía, Eduardo Loría Díaz de Guzmán, planteó a su vez que es “un mito
genial el sostener que un país que devalúa se empobrece”.
En la Sala Multimedia Octavio
Gudiño Aguilar de la Facultad de Economía, indicó que con una devaluación
efectivamente hay una reducción de los salarios reales, pero también una
disminución de los costos laborales “y eso le da competitividad a una nación en
el corto plazo”.
Una variable que ha
determinado la falta de crecimiento desde el año 2000, sostuvo, ha sido la gran
apreciación del tipo de cambio. Insistió en que “el peso no está débil, sino
que está perdiendo su apreciación artificial”.
Otro mito genial, afirmó, es
que la depreciación del tipo de cambio se traduce directamente en inflación,
visión que ha cambiado en los años recientes en todo el mundo.
“No hay simetría entre
depreciación e inflación como se pensaba antes. Todos los países de América
Latina -con la única excepción de Perú- han depreciado su tipo de cambio en los
últimos años; inclusive Chile, única nación latinoamericana que ha tenido una
trayectoria exitosa en relación con el resto”.
Los países han utilizado el
tipo de cambio como debe ser: como un instrumento de absorción de los choques
externos y para ganar competitividad, consideró.
Advirtió que pretender
mantenerlo esencialmente fijo lleva a problemas de crecimiento en las naciones.
“En un régimen de tipo de cambio flexible, como tenemos ahora, debemos entender
y desmitificar. Su finalidad es
estimular el crecimiento y absorber los
choques externos de una forma ordenada”, reiteró.
Tendríamos que pensar, abundó,
en un tipo de cambio más devaluado, para que la economía mexicana no solamente
pudiera tener un efecto expansivo sobre exportaciones, sino respecto al mercado
doméstico, al protegerla de las importaciones de baja calidad de bienes de
consumo final y que tienen costos laborales bajísimos, como en el caso de China.
Finalmente, Arturo Huerta
González, académico de la Facultad de Economía, coincidió en que México no
tiene condiciones para mantener su tipo de cambio apreciado.
Concluyó que para retomar
el manejo de la política
económica, monetaria, fiscal, crediticia
y cambiaria, con el fin de lograr el crecimiento, es necesario replantear
nuestra inserción en el proceso de globalización.
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PIE DE FOTO
Los economistas José Luis Calva, Consuelo González, Arturo Huerta y Eduardo Loría, durante la conferencia Peso débil ¿preocupaciones infundadas?, en la Facultad de Economía de la UNAM.