Boletín UNAM-DGCS-1038
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al
final del boletín
USAN VEGETALES
PARA EVITAR PERIODONTITIS
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Investigadores de la UNAM buscan bloquear la
acción de bacterias
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Ocho de cada diez personas en el mundo
padecen esta enfermedad que causa la pérdida de piezas dentales
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Gloria Gutiérrez Venegas, de la Facultad de
Odontología, trabaja con flavonoides, estructuras moleculares que se encuentran
en vegetales como la cebolla, la manzana, el haba y el apio
Universitarios de la Facultad de
Odontología (FO) intentan bloquear, mediante el uso de derivados vegetales, la
acción tóxica de las bacterias productoras de periodontitis, enfermedad bucal
que puede llevar a la pérdida de las piezas dentales y que afecta a 80% de la
población mundial.
En el laboratorio de Bioquímica de la
División de Estudios de Posgrado de la FO, el grupo de la doctora Gloria
Gutiérrez Venegas ha obtenido resultados satisfactorios con la utilización de
luteolina, un agente de los compuestos conocidos como flavonoides, presentes en
la cebolla, el apio, la manzana o el haba.
La gingivitis, explicó, es una
inflamación que inicia en la encía por la acumulación de placa dentobacteriana.
Cuando este proceso se extiende hasta el hueso alveolar y al ligamento
periodontal, se desarrolla una inflamación de las estructuras más profundas,
denominada periodontitis.
Indicó que en su laboratorio estudian la
forma en que las infecciones crónicas ocasionan procesos inflamatorios en las
encías. “La periodontitis afecta a toda la estructura del soporte dental, en
donde además de la encía, se incluye el ligamento periodontal, el cemento y el
hueso alveolar. La enfermedad puede estar generalizada o dañar sólo sitios
específicos”.
La causa principal de ese mal
son los microorganismos en la placa dentobacteriana que se asocian a la
superficie de los dientes, los cuales se adhieren a los márgenes de la encía.
Entre los microorganismos que se
estudian están: Actinobacillus
actinomycetemcomitans y Actinomyces naeslundii, los
cuales colonizan la placa subgingival.
En
el laboratorio de la doctora Gutiérrez se generan cultivos celulares de
pacientes que acuden a recibir atención odontológica a las clínicas de la
Facultad. Se trata tanto de tejidos sanos como de tejidos provenientes de
pacientes con periodontitis.
“Estamos
cultivando las células más abundantes de las encías, los fibroblastos
gingivales humanos”; al mismo tiempo, los investigadores aíslan ciertos componentes de los microorganismos,
llamados lipopolisacáridos o endotoxinas”. Todo esto “para establecer cómo
actúan las bacterias sobre las células”.
Los
flavonoides, y en especial uno de sus agentes llamado luteolina -presente también en el apio- ha resultado
ser un potente inhibidor de las acciones de los lipopolisacáridos, reiteró.
Explicó
que las toxinas de las bacterias se asocian a un receptor de la superficie
celular (una molécula de nombre TLR-4); dicha asociación propicia la activación
de vías de señalización intracelular que alteran la actividad de las
células gingivales, encargadas de sintetizar la colágena, proteína que da
soporte a los dientes.
Cuando
la luteolina está presente, esas vías de transducción (o señalización) se
bloquean y el número de enzimas activadas disminuye. Lo que aún no se sabe, y
ya se intenta establecer, es a qué niveles actúa: si atraviesa la membrana o lo
hace desde el receptor.
Asimismo,
se desea determinar si los flavonoides son citotóxicos, es decir, tóxicos para
las células. De no ser así, podrían comenzar a probarse en humanos en el
mediano plazo.
Gutiérrez
aclaró que el problema que se ha presentado hasta ahora es que las dosis a
través de las cuales los flavonoides ejercen su efecto son un poco mayores que
las naturalmente contenidas en los vegetales.
Aún
así, “son fisiológicas; hemos visto que los efectos inhibitorios se producen
desde concentraciones micromolares (valor de concentración que se utiliza en
química y que significa el peso molecular expresado en gramos por litro de
disolución), es decir, en dosis muy bajas, pero la concentración natural de
estos compuestos en los vegetales es todavía un poco menor”.
Hasta
el momento, no existe otro agente que inhiba, como los flavonoides, la acción
tóxica de las bacterias. En la práctica, el odontólogo le recomienda a los
pacientes un control de la placa dentobacteriana mediante buenas técnicas de
cepillado, así como el uso de antibióticos y pastas dentales que contengan
clorexhidina.
Empero,
estas medidas de prevención y cuidado no son la panacea. Los pacientes tienen serios
problemas periodontales y se ha aceptado como “natural” llegar a la edad
adulta, perder piezas dentales y usar prótesis. Para evitarlo, “buscamos un
factor que permita contrarrestar las acciones tóxicas sobre las células que son
tan importantes en la encía: los fibroblastos gingivales”, precisó.
Tal sería el caso de los flavonoides y
más específicamente de la luteolina que, en caso de pasar las pruebas de
citotoxicidad, podría adicionarse en enjuagues o pastas dentales, agregó
Gutiérrez Venegas.
Para lograrlo, se enfrenta el reto de que
los flavonoides son solubles en disolventes orgánicos como el alcohol (no lo
son en agua), los cuales pueden ser irritantes para las encías. Ese es uno de
los obstáculos a vencer para su aplicación.
En
la FO ya se prueban, además, otros tipos de flavonoides para determinar su
afinidad con las células, las dosis requeridas, así como su efectividad, apuntó
la reciente ganadora del primer lugar en el XIII Premio Nacional de
Investigación de la Fundación Glaxo.
Por
su potencial, los científicos de la FO continuarán trabajando en este campo de estudio que empieza a emerger
y sobre el cual hay pocas publicaciones especializadas. Gloria Gutiérrez
informó que el trabajo sobre la luteolina será concluido en las próximas semanas.
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PIES DE FOTO
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La periodontitis, enfermedad bucal que puede llevar a la pérdida de las
piezas dentales, afecta al 80% de la población en el mundo, afirmó Gloria
Gutiérrez Venegas, de la Facultad de Odontología.