06:00 hrs. Noviembre 3 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0916

Ciudad Universitaria

 

Pies de fotos al final del boletín

 

LA SITUACIÓN MUNDIAL OBLIGA A MÉXICO A HACER AJUSTES EN SU POLÍTICA EXTERIOR: BLANCA TORRES

 

·        La catedrática del Colmex señaló que se necesita de la pericia política y diplomática que en el pasado le permitió al país mantener sin costos excesivos algunos márgenes de acción

·        Dijo que la aceptación de la internacionalización es componente medular de la reestructuración de la política exterior de México

·        Participó en el Simposio “Europa y América Latina después de la Guerra Fría”, organizado por la FFyL de la UNAM

 

Los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 sugieren la emergencia en el mundo de un “momento unipolar”, con una gran potencia -Estados Unidos- al frente de las naciones. Ello exige de México ajustes en su política exterior que ponen a prueba tanto al gobierno como a toda la clase política mexicana, aseguró Blanca Torres.

 

La ex directora del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México (Colmex) señaló que “se necesita de la pericia política y diplomática que en el pasado nos permitió mantener sin costos excesivos algunos márgenes de acción, lo cual es difícil para un país de tamaño intermedio como el nuestro y con sus condiciones geopolíticas”.

 

Al participar en el Simposio “Europa y América Latina después de la Guerra Fría”, organizado por la Facultad de Filosofía y Letras, en el marco de la Cátedra Guillermo y Alejandro de Humboldt, mencionó que en el terreno de la internacionalización de la política mexicana, el primer gobierno de la alternancia ha diseñado un cambio profundo.

 

Durante la conferencia “México en un mundo unipolar”, la catedrática del Colmex dijo que la aceptación de la internacionalización es componente medular de la reestructuración de la política exterior de nuestro país.

 

Para la especialista, las dos grandes líneas de la política exterior de nuestro país -amenazadas después del 11 de septiembre de 2001- son la construcción de la relación de alcance estratégico con Estados Unidos y una activa participación de México en la conformación de un nuevo orden internacional.

 

La primera, explicó, es la continuación lógica de la visión de apertura a la influencia de Estados Unidos y de los lazos estrechos que nos unen, así como el reconocimiento, sin ambages, de que se trata de la relación más importante para el vecino del norte.

 

El objetivo de crear una comunidad económica a semejanza de la europea se ha vuelto de largo plazo; en el corto, se demanda una negociación sobre los migrantes mexicanos en EU, la cual implica un avance hacia la integración. El gobierno insistía en que ‘la triada’ se tenía que dar junta: liberalización de capitales, de bienes y servicios, pero también de personas.

 

La segunda línea es alejarse de la “vieja política”. Los gobiernos anteriores pretendían sentar las bases para buscar equilibrios en la diversificación económica. En tanto, ahora se habla de establecer un “bilateralismo multilateral”, esto es, que la relación de México se establezca en organizaciones multilaterales con muchos estados, pero básicamente con Estados Unidos.

 

Sin embargo, a partir del 11 de septiembre, las prioridades mexicanas de la agenda bilateral con EU pasaron a segundo plano; aunque se ha avanzado en la suspensión de la certificación para la lucha antinarcóticos, por ejemplo, puntualizó Torres.

La catedrática del Colmex recalcó que se presentan nuevos retos para México, porque las prioridades de seguridad amenazan a las económicas. Hasta ahora ha habido una “resignación” en el sentido de asumir que las fronteras inteligentes (cooperación en materia de inteligencia para impedir la operación terrorista en ambos países) son indispensables. Empero, falta discutir la colaboración militar entre las naciones, así como sus alcances.

 

A partir de los actos terroristas de septiembre del 2001, se plantearon  nuevos e importantes retos para nuestro país: ¿cómo avanzar en la integración económica de América del Norte?, ¿a qué ritmos y tiempos? La discusión se ha dejado de lado, pero hay que llevarla a cabo porque hoy, como nunca, México está abierto al mundo.

 

La caída del muro de Berlín

 

Por otro lado, Blanca Torres recordó que la caída del muro de Berlín tuvo una repercusión inmediata en la política exterior y en las relaciones internacionales de México.

 

En marzo de 1990, meses después de ese suceso ocurrido en 1989, una filtración de The New York Times nos hizo saber a los mexicanos que el gobierno mexicano solicitaba al estadounidense el inicio de negociaciones para llegar al Tratado de Libre Comercio (TLC).

 

En aquel entonces el Estado mexicano intentaba ajustarse a estímulos importantes provenientes del exterior: la internacionalización o liberalización de las economías, así como la institucionalización de asuntos económicos y otros temas de la agenda mundial, por ejemplo, derechos humanos y medio ambiente.

 

La decisión de negociar un TLC implicó cambios profundos en la política exterior mexicana: un giro abierto hacia Estados Unidos; una amplia cooperación formal, institucionalizada, mediante tratados, y el predominio de los temas económicos en la agenda de la política internacional.

 

El derribo del muro provocó el temor de los gobernantes mexicanos  en el sentido de que los capitales con posibilidad de ser atraídos a nuestro país se fueran a Europa del Este, para evitar migraciones masivas a la parte occidental del viejo continente. El gobierno de entonces decidió dejar de ver la vecindad con Estados Unidos como una amenaza y resolvió convertirla en oportunidad.

Luego, durante el gobierno anterior, la política exterior fue de bajo perfil, la actividad gubernamental mexicana en el mundo siguió concentrada en lo económico; fue la continuidad de la institucionalización de los lazos económicos iniciados por el anterior régimen.

 

Sin embargo, debido a que la concentración del comercio con EU aumentaba la vulnerabilidad del país, el componente central de la política exterior  fue la firma de un TLC con la Unión Europea, no sólo económico, sino político y de cooperación, concluyó Torres.

 

Por su parte,  Helmut Altrichter, de la Universidad Erlangen-Nürenberg, Alemania, aseveró que cuando en 1989 se derrumbó ese símbolo en Alemania, oriente y occidente parecieron convertirse en meros puntos cardinales.

 

Decir que el final de la Guerra Fría es el término de un proceso hacia la victoria sobre el comunismo es una simplificación, opinó el académico alemán. En realidad, la caída del muro modificó de manera fundamental y profunda al planeta, superó la división, abrió la puerta a una nueva sociedad de la información civil y, de manera decisiva, trajo consigo nuevas oportunidades y riesgos para Alemania, Europa y otras regiones.

 

 

 

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Foto 1

 

Blanca Torres, ex directora del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México, destacó en la UNAM que los acontecimientos del 11 de septiembre exigen de nuestro país ajustes en su política exterior que ponen a prueba tanto a su gobierno como a toda la clase política.

 

Foto 2

 

Helmut Altrichter, de la Universidad Erlangen-Nürenberg, Alemania, indicó en la Universidad Nacional Autónoma de México que ver la caída del muro de Berlín como la derrota del comunismo es simplificar demasiado las cosas.