Boletín UNAM-DGCS-0907
Pies de fotos al final del boletín
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El diálogo, la
conciliación y el entendimiento en una mesa de negociaciones son el camino para
alcanzar la paz, coincidieron Fawzi Yousif y Moshe Bachar, representantes de
ambos gobiernos
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Posible la creación
de un centro permanente de estudios sobre la cuestión palestino-israelí en el
IIJ, anunció su director, Diego Valadés
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Christian Kennedy,
ministro consejero de Asuntos Exteriores en la Embajada de Estados Unidos en
México, señaló que el gobierno de ese país propone que haya dos Estados
Para el conflicto entre
Israel y Palestina no puede haber una solución militar, sino política; el
diálogo, la conciliación y el entendimiento en una mesa de negociaciones son el
camino para alcanzar la paz, no hay otra alternativa, coincidieron en señalar
Fawzi Yousif y Moshe Bachar, embajador de la Delegación Especial de Palestina
en México y consejero de la Embajada de Israel, respectivamente.
Al participar en el ciclo
de conferencias “La situación entre Israel y Palestina en el derecho
internacional”, organizado por la Dirección General de Estudios de Posgrado
(DGEP) y el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), los diplomáticos reconocieron
que se vive una situación tensa y difícil.
En el acto inaugural, Diego Valadés,
director el IIJ, dijo que se deben abordar problemas como éste, pues no sólo
afectan a dos pueblos, sino a todo el mundo por la forma en que se ha
desencadenado la violencia en esa región.
El Medio Oriente tiene un
potencial cultural, político y jurídico excepcional, por lo que es tiempo de
que nos involucremos en el conocimiento profundo de lo que ahí sucede. Por
ello, anunció la posible creación en el IIJ de un centro permanente de estudios
sobre la cuestión palestino-israelí, en el que participen investigadores y
académicos, así como representantes de ambos pueblos, con el apoyo de la DGEP.
El ciclo de conferencias es
un ejercicio muy atractivo, sugerente y promisorio para examinar, en un espacio
académico, con la objetividad que se requiere, la dimensión de un conflicto que
se registra históricamente, señaló.
“Lo importante, añadió, es
acercarnos a este proceso histórico y jurídico con las herramientas del Derecho,
el cual es un instrumento esencial para garantizar la relación entre las
personas y las sociedades, pero que, sin embargo, en este caso no ha tenido los
frutos deseados y esperados”.
El embajador Fawzi consideró
que la paz no es la ausencia de guerra, sino cuestión de justicia y derechos
humanos. Los palestinos
“no necesitamos la guerra, no podemos ni queremos hacerla; deseamos la paz del
derecho internacional, humano e histórico”, destacó.
Si Israel quiere la paz, dijo, “extendemos
nuestras manos para alcanzarla, pero con justicia, derecho y ley, para vivir
primos y hermanos en la misma tierra, como gente civilizada, para trabajar por
la prosperidad de ambos pueblos, enfrentar la miseria, la pobreza, la guerra,
la enfermedad y lograr un Medio Oriente nuevo”.
Propuso que Jerusalén sea la capital de los dos
estados, de Palestina e Israel, sin división material o física y que según la
resolución 194 de la ONU, los refugiados palestinos regresen a su tierra. “Solo
con la paz podremos prosperar; basta de derramamiento de sangre, de conflictos,
de guerra”.
Moshe Bachar, consejero de la
Embajada de Israel, recordó que en marzo de 2002 se reunió la Liga Árabe para brindar un ofrecimiento de
paz de Arabia Saudita para la zona. Israel vio de manera positiva el
ofrecimiento, pero los actos “terroristas de los palestinos nos siguen
golpeando y no dejan lugar para una conversación de paz entre ambas partes”,
aclaró.
Israel lucha contra el terror desde hace muchos
años y busca la armonía por todos los medios, como lo demostró con Egipto (en
1967) y Jordania (en 1994), cuando se negociaron territorios por paz. En el
caso de Palestina, la sigue buscando en un territorio que es pequeño e,
incluso, está dispuesto a hacer concesiones.
“Estamos preparados a ceder, pero esperamos que
la contraparte también haga sacrificios. Esperamos que pronto llegaremos a esa
paz verdadera para vivir en tranquilidad. Eso tiene que ser decisión de los dos
lados, con el reconocimiento mutuo”.
Hay que poner punto final a la guerra y
parar de discutir quién tiene la razón para analizar la realidad de aquel
territorio. La situación es delicada y no hay más remedio que repartir el
pequeño terreno en disputa.
Las partes, apuntó, tienen
que resolver los límites territoriales eventuales y para ello necesitan la
fuerza y voluntad política de llegar a un acuerdo; sin embargo, eso ha sido muy
complicado.
“Necesitamos volver a abrir
un espacio diplomático de diálogo y negociación, donde las partes se sientan
seguras para avanzar en el proceso de la paz”, concluyó.
María de Lourdes Sierra, de
la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, mencionó que desde la creación
del Estado de Israel, en 1948, hasta nuestros días, árabes e israelíes se han
enfrentado directa o indirectamente. El conflicto obedece fundamentalmente a la
lucha entre dos nacionalismos encontrados, ambos basados en injusticias
históricas por el control y soberanía de un mismo territorio, la Palestina
histórica, una pequeña zona de 16 mil kilómetros cuadrados.
No se trata, aclaró, de un
conflicto religioso sino de uno fundamentalmente político.
Finalmente, Doris Musalem, de la
Universidad Autónoma Metropolitana, señaló que los palestinos libran una lucha
por su autodeterminación e independencia que se enmarca en el derecho
internacional Israel, en tanto, no quiere cumplir con el principio fundamental
de paz por territorio (Gaza y Cisjordania) de la resolución 242.
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Foto 1
Fawzi Yousif, Diego Valadés y Moshe
Bachar, embajador de la Delegación Especial de Palestina en México, director
del Instituto de Investitaciones Jurídicas de la UNAM y consejero de la
Embajada de Israel, respectivamente, participaron en la UNAM en el ciclo de
conferencias La situación entre Israel y Palestina en el derecho internacional.
Foto 2
María de Lourdes Sierra, de la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la UNAM, indicó que el conflicto entre árabes e
israelíes no es religioso, sino fundamentalmente político.