Boletín UNAM-DGCS-0900
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Pies de foto al final del boletín
EN CONSTANTE
EVOLUCIÓN, EL INSTITUTO DE BIOTECNOLOGÍA DE LA UNAM CELEBRA 20 AÑOS
·
Su meta, el desarrollo de esa ciencia en la
UNAM, sustentada en investigación de excelencia académica y de frontera
·
Su director, Xavier Soberón, dijo que una de
las contribuciones de la dependencia es el establecimiento en México de una
"escuela" de biología molecular utilizando ingeniería genética
·
Se desarrollan aplicaciones biotecnológicas
en las áreas de la salud, la agricultura, así como en el sector de procesos
industriales limpios
Acorde con los nuevos tiempos y en el vigésimo aniversario de su
creación, el Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM es respetado y
reconocido a escala internacional por la calidad de sus trabajos en áreas tan
importantes como: enfermedades infecciosas, por ejemplo en rotavirus. Ahí se
desarrolla también el procesamiento de petróleo con tecnología biológica, y se
estudia la resistencia de plantas en condiciones ambientales extremas, como la
sequía.
Otras áreas donde el IBt está bien situado, informó su director Xavier
Soberón Mainero, son las relacionadas con la genómica, en particular la del
frijol; las de biología estructural, cristalografía, bioinformática, así como
biología de la reproducción y el desarrollo.
Además, agregó, ahí se producen organismos transgénicos -seres vivos a
los cuales se les introduce artificialmente un gen, mismo que se incorpora en
su línea germinal-, como ratones y moscas, que sirven de modelo de estudio para
problemas de salud humana.
Este y otros esfuerzos del IBt tienen como guía y meta la misión que
propició su creación: el desarrollo de la biotecnología moderna en la UNAM,
sustentada en investigación de excelencia académica y de frontera, así como en
la formación de recursos humanos especializados.
Las contribuciones del Instituto a la biotecnología son destacadas:
desde establecer en México una "escuela" de biología molecular
utilizando ingeniería genética y constituirse en el centro de referencia para
el uso de las técnicas de DNA recombinante, hasta realizar algunas de las
primeras aplicaciones médicas de la biotecnología y su vinculación con la
industria, que en la actualidad se refleja en el registro de patentes,
convenios y transferencias de tecnología.
Recordó
que con el descubrimiento de la estructura del material genético, en 1953,
nació la era de la biología molecular; sin embargo, tuvieron que pasar 25 años
para que diera inicio su manipulación enzimática, así como la aparición de la
ingeniería genética molecular.
En el origen de esa revolución científica, en abril de 1982, surgió en
la UNAM el Centro de Investigación sobre Ingeniería Genética y Biotecnología,
hoy Instituto de Biotecnología, ubicado en Cuernavaca, Morelos desde 1985.
Cifras y distinciones
A 65 kilómetros de la ciudad de México, en un terreno de 25 mil metros
cuadrados, el IBt contribuye a la descentralización de la investigación y la
educación superior.
En alrededor de ocho mil metros cuadrados de laboratorios y un equipamiento
de uso común con valor superior a los 10 millones de dólares, al que se suma el
equipo donado a los grupos de investigación -que constituye un recurso de
magnitud semejante-, los universitarios desarrollan sus actividades
científicas.
En el Instituto laboran 95 investigadores, entre titulares y
asociados; 73 técnicos académicos y más de 200 estudiantes (158 de posgrado),
según cifras del Informe 2001 de Xavier Soberón.
Un indicador de la productividad del Instituto (que adquirió tal
carácter por acuerdo del Consejo Universitario el 14 de septiembre de 1991) son
sus publicaciones, que desde 1982 son más de mil 940, de las cuales mil 100 han
aparecido en revistas, 90% de ellas de circulación internacional.
Asimismo, en el área de docencia y formación de recursos, se han
dirigido en el mismo lapso 636 tesis y en la actualidad se asesoran otras 158,
tan sólo de posgrado.
La comunidad científica del IBt es reconocida en los ámbitos nacional
e internacional. Entre sus investigadores distinguidos se encuentra Francisco
Bolívar Zapata, ganador del Premio Príncipe de Asturias en 1991 y miembro
vitalicio de El Colegio Nacional desde 1994; Susana López y Carlos Arias,
quienes recibieron el premio "Carlos J. Finlay" en Microbiología,
otorgado por la UNESCO en 2001.
José Luis Puente recibió el premio de Investigación 2001 de la
Academia Mexicana de Ciencias en el área de Ciencias Naturales, y la Distinción
Universidad Nacional para Jóvenes Académicos 2001.
Por su parte, Edmundo Calva fue nombrado consultor en biotecnología de
la Organización Mundial de la Salud (para el periodo 2001-2002) y Carlos Arias,
Mario Zurita y Patricia León, obtuvieron la beca Howard Hughes. Todos ellos
constituyen apenas una muestra del reconocimiento nacional y mundial para el
IBt.
Los retos
Para Soberón Mainero los retos de la dependencia a su cargo se
engloban en tres conceptos: especialización, vinculación y trascendencia.
Debido a que la del Instituto es una comunidad madura, con un conjunto
importante de investigadores bien establecidos, "nuestro futuro es
continuar buscando opciones de desarrollo. Nos interesa, tan pronto como sea
posible, abrir nuevos centros de investigación en áreas más especializadas de
la biotecnología, como la médica o la ambiental".
Por ello, apuntó, recientemente se reorganizaron los departamentos, de
modo que se proyecten mejor, más funcionalmente y con mayor eficacia.
Se desea consolidar asimismo una etapa de trascendencia de las
investigaciones en ciencias básicas mediante la vinculación con algunos
sectores productivos o de servicios, tanto del gobierno como de la iniciativa
privada, con el fin de que se beneficien más y en el menor tiempo posible de
los trabajos de los universitarios.
Un reto adicional, mencionó Xavier Soberón, es hacer crecer a la hasta
ahora pequeña comunidad biotecnológica nacional, conformada por tan solo 700
investigadores. "Es nuestra responsabilidad seguir formando recursos
humanos; hoy en día se doctoran 15 científicos al año, cantidad relevante pero
insuficiente para las necesidades del país y el potencial con que cuenta".
Igualmente, deberá ir procesándose la "precaución razonable y
lógica" de la sociedad ante las aplicaciones de la biotecnología. Los
temores sin fundamento científico deberán disminuir y dicha área del
conocimiento constituirse en la tecnología más importante en este inicio de
milenio.
Para concluir, Soberón informó que las celebraciones por el vigésimo
aniversario del IBt concluirán a inicios del 2003. Entre otras actividades, se
llevarán a cabo conferencias y simposios impartidos por especialistas
extranjeros provenientes de instituciones como el California Institute of Technology
y las universidades de Milán, Cornell, Houston y Maryland.
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El director del Instituto de
Biotecnología de la UNAM, Xavier Soberón Minero, aseguró que la dependencia a
su cargo está en constante evolución
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A 65 kilómetros
de la ciudad de México, en un terreno de 25 mil metros cuadrados ubicado en
Cuernavaca, Morelos, el Instituto de Biotecnología contribuye a la
descentralización de la investigación y la educación superior
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En
alrededor de ocho mil metros cuadrados de laboratorio y un equipamiento con
valor superior a los 20 millones de dólares, los universitarios desarrollan sus
actividades científicas en el Instituto de Biotecnología