Boletín UNAM-DGCS-0887
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UNIVERSIDADES LATINOAMERICANAS, BASTIONES
DE LA RACIONALIDAD CIENTÍFICA Y EL HUMANISMO CRÍTICO: SERRA PUCHE
·
Ello, a pesar de los cambios en la región,
aseguró la directora del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM
·
Gloria Ortiz Mercader, del INAH, dijo que en
AL son necesarios el intercambio científico y el fortalecimiento de los
vínculos académicos
· Inició el VII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Antropología Biológica
A pesar de los
cambios en los regímenes sociales de América Latina, las universidades e
instituciones de enseñanza superior han sabido mantenerse como bastiones
indispensables de la racionalidad científica y el humanismo crítico, siempre de
cara a la realidad de nuestros pueblos, aseguró Mari Carmen Serra Puche,
directora del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.
Al inaugurar el “VII Congreso de la
Asociación Latinoamericana de Antropología Biológica” (ALAB), organizado por
ésta, el IIA y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), destacó
que la Universidad Nacional, al igual que otras instituciones de educación
superior del mundo, está en un proceso de reformulación de sus tareas
sustantivas, en particular frente a la
responsabilidad social que le significa llevar a cabo la investigación
científica de más alta calidad en México.
Hoy día, la
Universidad enfrenta el reto impostergable de fortalecer su presencia
institucional en la vida pública de nuestro país a través de sus funciones
centrales de investigación, formación de nuevos científicos y humanistas, así
como mediante la proyección de sus conocimientos a través de la extensión
académica.
Ello es esencial,
agregó, para que las comunidades universitarias asuman un nuevo compromiso y se
involucren, de forma activa y propositiva, en la solución de las necesidades de
las sociedades que nos sostienen y nos reclaman un profundo compromiso.
En la Antigua
Escuela de Medicina, Serra Puche dijo que en el campo de la antropología
biológica latinoamericana siguen vigentes los problemas básicos de la
antropología física, como los de crecimiento y desarrollo, ontogenia –formación
y desarrollo del individuo considerado con independencia de la especie- y diversidad biológica.
Al mismo tiempo,
recalcó, se desarrollan y especializan otras áreas como genética molecular y de
poblaciones, demografía, antropología forense, bioética y bioecología, que si
bien responden a las preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la especie
humana, reflejan en su propia variedad de intereses la vigencia y pertinencia
de nuestras disciplinas.
Aún estamos lejos
de encontrar soluciones definitivas a la gran diversidad de interrogantes que
de manera cotidiana orientan la actividad académica y que se han convertido en
nuestros modos de vida.
No obstante, ante
la acelerada transformación de la sociedad, la gobalización, la reformulación
de identidades y nacionalismos, los desarrollos de la biotecnología y las
desigualdades sociales y económicas de Latinoamérica, es cada vez más urgente,
puntualizó, encontrar los caminos para que la discusión se extienda más allá
del ámbito académico y pueda insertarse de forma efectiva y eficaz en el
establecimiento de acciones de trascendencia social.
Explicó que la
antropología física puede solucionar muchos aspectos sociales como los
relacionados con el crecimiento y la desnutrición, entre otros. Debido a que en
Latinoamérica se comparten los mismos problemas, agregó, se trabaja en
coordinación con universidades de la región.
Por su parte,
Gloria Ortiz Mercader, coordinadora nacional de Antropología del INAH, destacó
la labor de la ALAB al fomentar el intercambio científico entre países de
América Latina y el fortalecimiento de los vínculos académicos entre
especialistas en el área y de disciplinas afines.
Comentó que durante
las primeras décadas del siglo XX la antropología física en México mostró
algunas líneas de investigación que la definen: el estudio de restos óseos, de
poblaciones antiguas, osteología –estudio de los huesos- de las variaciones en
poblaciones indígenas; además, se caracteriza por buscar solución a problemas
sociales.
Hoy, hablar de
antropología física en México implica un “hacer transdisciplinario”, dados los
renovados vínculos que ésta tiene con especialidades como arqueología,
etnología, antropología social, lingüística y etnohistoria, así como otras de
las áreas biomédicas.
En ese sentido, la
antropología física es un ángulo de aproximación al estudio de un fenómeno
plural y complejo: el humano, que para ser aprendido, comprendido y explicado,
debe ser abordado en sus dinámicas evolutiva, sociohistóricas y ontogénicas y
en su movilidad en el tiempo y el espacio.
Por ello, la
funcionaria del INAH sostuvo que el trabajo antropofísico se ha vuelto imprescindible
para la definición, rescate, consolidación, conservación y comprensión de la
variabilidad y diversidad de las poblaciones vivas y desaparecidas.
Este trabajo se
realiza a través del estudio directo de la población actual y de materiales óseos
y momificados, en su mayoría provenientes de excavaciones arqueológicas.
Por último, la
presidenta de la ALAB, Mónica Sanz, destacó la enorme tradición y el cúmulo de
estudios que a lo largo de la historia se han llevado a cabo en nuestro país en
materia de antropología física.
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FOTO 1
Las
instituciones de educación superior son bastiones necesarios de la racionalidad
científica y el humanismo crítico, dijo Mari Carmen Serra Puche, directora del
Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, al inaugurar el VII
Congreso de la Asociación Latinoamericana de Antropología Biológica.
FOTO 2
Mónica Sanz,
presidenta de la Asociación Latinoamericana de Antropología Biológica,
participó en el primer día de trabajos del VII Congreso de la Asociación
Latinoamericana de Antropología Biológica, que se celebra en la Antigua Escuela
de Medicina de la UNAM.