Boletín UNAM-DGCS-0874
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Pies de fotos al final del boletín
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El investigador del CISAN aseguró que la
migración y el agua son tópicos que por naturaleza causan conflicto
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La tendencia es hacia la cooperación
biinstitucional, más que a lograr un acuerdo macro de seguridad, agregó
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Especialistas participaron en la mesa “La
relación bilateral México-Estados Unidos”, en la UNAM
En la relación México-Estados
Unidos es peligroso englobar como parte de la seguridad otros temas como la
migración o el agua, ya que puede “contaminarse” la relación de largo plazo
entre los dos países e, incluso, la buena vinculación de cooperación con
Canadá, aseguró Raúl Benítez.
El integrante del Centro de
Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM dijo que se está
“fronterizando” el debate de la seguridad entre nuestro país y su vecino del
norte, es decir, se circunscriben a ese tópico temas de frontera que por
naturaleza son de conflicto entre naciones limítrofes.
Al participar en el “Encuentro
Chicano-México 2002. Los latinos en Estados Unidos: puentes de ida y vuelta”,
organizado por el CISAN y el Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE),
el universitario señaló que muchos
roces se circunscriben al debate sobre la pena de muerte que afecta a mexicanos
en estados fronterizos; la violación de derechos humanos o el agua, todos ellos
asuntos importantes, pero que interfieren la relación de seguridad que debe ser
cooperativa y positiva.
Refirió que en Estados Unidos
se acusa a la élite política mexicana de tener sectores nacionalistas que
impiden acercamientos más allá de lo económico, como en los ámbitos político y
de seguridad. Sin embargo, esta afirmación es unilateral porque en aquel país
los nacionalistas en el Congreso son también reticentes.
Benítez mencionó que un gran
éxito del gobierno mexicano en los últimos dos años es la “desnarcotización” de
la relación bilateral en el nivel macro; empero ese tema fue sustituido por el
migratorio, donde tratar de buscar un acuerdo con Estados Unidos escapa de la
voluntad y capacidad de nuestras autoridades.
Por otra parte, reconoció que
hace falta informatizar el sistema de seguridad en México, lo cual implica
invertir mucho dinero en sistemas de computadoras que eviten el atraso y la
corrupción.
Las “fronteras inteligentes”,
indicó, es un asunto complicado para la parte mexicana, ya que sus estructuras
difícilmente se acoplan a los requerimientos informáticos de la nueva seguridad
internacional. Aunque también EU tiene deficiencias en sus sistemas de
seguridad fronterizos, como lo muestra la gran cantidad de ilegales que
ingresan a ese país.
Explicó que a pesar de la
voluntad de los poderes ejecutivos de México y EU, un acuerdo macro de
seguridad es lejano debido a la oposición de los legisladores. En tanto, la
tendencia es hacia la cooperación biinstitucional: entre el Departamento de
Justicia de EU y la Procuraduría General de la República; la Secretaría de la
Defensa Nacional y el Departamento de la Defensa; el gobierno de Nuevo León y
el de Texas; el de Baja California y California, etcétera.
Jorge Chabat, del Centro de
Investigaciones sobre Desarrollo Económico, aseguró que en el corto plazo los
extranjeros serán víctimas de mayores presiones dentro de EU: los documentados,
indocumentados y aquel que “no tenga cara de sajón”.
Asimismo, es probable que se
apliquen medidas como tarjetas de identidad, lo cual plantea un dilema: qué
hacer con los indocumentados, si se les da o no, si se les manda a su país de
origen y, en ese caso, pensar quién hará sus trabajos. Esta historia, abundó,
no se ha acabado de escribir aunque en el corto plazo no hay mucho margen de
maniobra.
Los chicanos, opinó, son una
comunidad con intereses propios que a veces coinciden con los de México y a
veces no, eso es legítimo; pero de la definición de qué queremos como país
dependerá el trato y la relación que establezcamos con ellos.
Por su parte, Víctor
Miramontes, presidente del American City Vista, con sede en San Antonio, Texas,
aseguró que el poder de las comunidades latinas en Estados Unidos ha crecido
rápidamente, sobre todo en estados como California, Texas, Illinois, Nueva York
y Florida. Además, de la migración legal en EU el 18% proviene de México, así
que en el futuro el término chicano podría cambiar al de “mexicano-americano”.
La latina, indicó, es una
población muy joven -la mayoría está en la primaria- y será la consumidora del
futuro y la electora en los estados más importantes de la Unión Americana.
Ricardo Guerra, de la
Dirección Adjunta del Programa de las Comunidades Mexicanas en el Exterior de
la Secretaría de Relaciones Exteriores, mencionó que la comunidad mexicana en
EU conserva su cultura, pero al mismo tiempo toma lo mejor de la
estadounidense.
Es importante que el mexicano
conserve su identidad y llegue a tener una fuerte influencia en el Congreso, no
sólo para atender los asuntos de los connacionales en territorio americano,
como la defensa de los derechos en materia de educación y salud, sino para que
influyan en las decisiones que ese cuerpo legislativo tome a favor de nuestro
país, finalizó.
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