Boletín UNAM-DGCS-0848
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ENTREGAN
EL PREMIO “LUIS GALLARDO AYALA” 2002 A MARÍA ELISA ALONSO VILATELA
·
La investigadora es jefa del
Departamento de Genética del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía
·
Jaime Mas Oliva, coordinador del Programa
Universitario de Investigación en Salud, señaló que se busca motivar a los
especialistas a interesarse en problemas de salud
·
Poco frecuente en México la enfermedad de
Huntington: Julio Sotelo; podría afectar a 10 mil pacientes y a 30 mil
familiares de éstos: Margaret Gallardo
El premio Luis Gallardo Ayala 2002 para el fomento de la
investigación en la enfermedad de Huntington que otorgan la UNAM, a través del
Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS), y la Asociación
Mexicana de la Enfermedad de Huntington, fue entregado a la doctora María Elisa
Alonso Vilatela, jefa del Departamento de Genética del Instituto Nacional de
Neurología y Neurocirugía (INNN).
Durante la ceremonia, en que se informó que la enfermedad
afecta a 10 mil pacientes mexicanos y potencialmente a 30 mil familiares de
éstos, Jaime Mas Oliva, coordinador del PUIS, señaló que una de las razones de
promover este tipo de reconocimientos es motivar a los especialistas a
interesarse en problemas de salud y atraer a más jóvenes para que se dediquen a
la investigación.
Al mismo tiempo, se distingue a los investigadores que
han hecho un esfuerzo importante por entender las causas y medidas para
contrarrestar enfermedades como ésta. En este caso, se reconoció el trabajo
“Diagnóstico predictivo de la enfermedad de Huntington. Consecuencias a largo
plazo”.
En el Aula Magna del INNN
informó que, a diferencia de otros años, cuando concursaban trabajos
concluidos, en éste se presentaron investigaciones en proceso, con el objetivo
de estimular su continuación.
Julio Sotelo, director general
de ese instituto, mencionó que, por fortuna, la enfermedad de Huntington es
poco frecuente en nuestro país. Ella ha sido paradigmática, y sus lecciones y
resultados “permean la praxis médica, e incluso, las grandes preocupaciones
teóricas acerca de cuál es el efecto del actuar médico en la sociedad”.
La enfermedad hereditaria se
describió hace varios años, aunque el
gen que la ocasiona fue descubierto en 1993 y con este hallazgo inició
“el debut de la medicina genómica como tal, y de las grandes expectativas de
las predicciones médicas”, explicó.
Por primera vez, dijo, no se
trataba de diagnosticar y curar, sino
“tendríamos la llave del arcano y la posibilidad de hacer predicciones
con un grado de certeza matemático”.
El INNN ha sido protagonista
de este desarrollo histórico, en la afinación de los métodos de diagnóstico.
También ha sido reconocida su labor en medicina predictiva, lo mismo que en el
análisis de la dimensión y el papel que el médico debe jugar en este proceso,
puntualizó.
El premio, refirió Sotelo,
significa mucho; la Universidad le ha
dado una gran importancia y su respaldo. También es ejemplo del trabajo
conjunto y “buen actuar” entre la propia medicina y la sociedad, en este caso
representada por Margaret Gallardo, presidenta de la Asociación Mexicana de la
Enfermedad de Huntington.
Gallardo refirió que esta
enfermedad es progresiva y su duración es variable, hasta incapacitar al
paciente. Se desarrolla en hombres y mujeres en todo el mundo, y entre todas
las razas. No hay cura ni tratamiento efectivo; sólo se atienden los síntomas.
“Por su desconocimiento parece que no existe, pero está latente, destruyendo
familias enteras”.
Mencionó que en México hay unos 10 mil pacientes con el
mal y 30 familiares de éstos en riesgo.
“Estos números demandan atención. No podemos dejar que la enfermedad se quede
en la oscuridad, hay que enseñar al público su existencia y su prevención”.
La enfermedad, que se
presenta en adultos jóvenes, entre 30 y 45 años, aunque hay casos de niños (1%)
y de personas de edad avanzada, ocasiona movimientos involuntarios que pueden
ser exagerados o pequeños (como un tic); afecta la memoria y propicia la
pérdida de la capacidad para realizar actividades cotidianas. También cambia la
conducta: los enfermos pueden volverse apáticos, agresivos, psicóticos, poco
cooperativos, exigentes y tener poco sentido común.
A pesar de ello, añadió Gallardo, se puede mejorar su
calidad de vida con ayuda de medicamentos, alimentos y terapias que prolongan
su bienestar. Con ayuda psicológica para el paciente y sus familiares es
posible aceptar el mal sin el estigma, el abandono y la soledad. Incluso, es
factible hacerlos personas responsables de su comportamiento y que reconozcan
la importancia de no tener hijos.
También es fundamental apoyar la investigación científica
y reconocerla como el punto más importante para la erradicación del mal,
“camino duro y largo por andar”. El esfuerzo de los científicos, nos permite vivir con ilusiones y demostrar
a los enfermos que no están solos, concluyó.
Los finalistas: Magda Giordano
Noyola y el alumno de doctorado Juan Mena Segovia, del Instituto de
Neurobiología de la UNAM, y Abel Santamaría del Angel y Araceli Trejo Contreras,
de los laboratorios de Aminoácidos Excitadores y de Nutrición, respectivamente,
del INNN, participaron con trabajos de alto nivel, concluyó Jaime Mas.
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PIE DE FOTO
Jaime Mas, Margaret Gallardo, Elisa Alonso y
Teresa Corona, durante la entrega del Premio Luis Gallardo Ayala 2002, que la
UNAM y la Asociación Mexicana en la Enfermedad de Huntington otorgaron a la
investigadora Alonso.