Boletín UNAM-DGCS-0791
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Se busca identificar comportamientos que en
el corto o largo plazos mermarían la salud del universitario, a fin de
brindarle el apoyo médico adecuado
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De ser necesario, los alumnos son
canalizados para su atención especializada
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Marcela González de Cossío, coordinadora del
Examen 2002, dijo que el 70% de las muertes prematuras en adultos son causadas
por malos hábitos adquiridos en la adolescencia
La Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM) inició la aplicación del Examen Médico de Admisión (EMA) a
Estudiantes de Nuevo Ingreso, con el propósito de conocer el estado de salud de
los nuevos alumnos y tomar medidas tendentes a conservar la buena salud y, en
su caso, otorgar a quienes lo requieran algún tipo de atención en materia de
salud.
La medida tiene trascendental
importancia, pues de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, 70% de las
muertes prematuras en adultos son causadas por malos hábitos durante la
adolescencia, como el tabaquismo y la alimentación alta en grasas y azúcares,
señaló Marcela González de Cossío, coordinadora general del Examen 2002.
Explicó que se trata de un programa
institucional cuyo propósito es contribuir, junto con los otros servicios que
proporciona la Dirección General de Servicios Médicos (DGSM), a preservar la
salud de los estudiantes universitarios.
La aplicación del examen, añadió,
nos permite identificar estudiantes con factores de riesgo asociados. El
enfoque que se le ha dado este año se encamina a identificar los
comportamientos que en el corto o largo plazos mermarían la salud del sujeto,
como adicciones que ocasionarán accidentes o enfermedades crónicas en la vida
adulta.
La funcionaria señaló que la prueba
médica consta de dos etapas. La primera consiste en responder un cuestionario
de 62 preguntas con opción múltiple. Éstas pretenden explorar de manera
integral la salud de los estudiantes.
La evaluación se enfoca a la
población juvenil y considera, además de la historia clínica, aspectos
epidemiológicos, socioeconómicos y de salud mental.
Además, el día que corresponda al
alumno hacer el examen, podrán aplicársele vacunas para prevenir hepatitis B,
tétanos, sarampión y rubéola, por lo que es importante, si aún no se han
aplicado éstas, presentar el consentimiento firmado por los padres o tutor del
menor de edad.
Resaltó que algunos comportamientos
adquiridos en la adolescencia provocan sobrepeso, obesidad, hipertensión,
cardiopatías o diabetes. “Es una cadena que queremos cortar, y el examen
permite identificar con mayor especificidad y mejor valor predictivo a los
estudiantes en riesgo”.
La prueba comenzó en el plantel Sur
del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), donde se aplicarán cuatro mil 150.
De forma simultánea se lleva a cabo en el plantel Vallejo.
El proceso concluirá en la Universidad en
noviembre, cuando 68 mil estudiantes de bachillerato y licenciatura, 52 mil en
los plantes del área metropolitana y 16 mil en Ciudad Universitaria, hayan
contestado el examen.
Paralelamente, desde el año pasado
inició un programa piloto para aplicarlo entre alumnos de cuarto año de
medicina. “Lo vamos a extender para diagnosticar su salud cuando egresan de la
licenciatura; y así mejorar el plan de trabajo y tener intervenciones más
puntuales donde más se necesitan”, dio a conocer la coordinadora del EMA.
Con base en los resultados de años anteriores,
sostuvo que los factores de riesgo más comunes entre la población de nuevo
ingreso son obesidad y adicciones (consumo de bebidas alcohólicas y tabaco), la
desnutrición, así como embarazos no planeados. “Se observa que, en general, el
estudiante universitario está bien informado”.
Agregó que algunos factores de
riesgo asociados a las mujeres son, por ejemplo, anorexia y desnutrición
(muchas sólo hacen una comida, consumen diuréticos, y algunas vomitan).
Accidentes y adicciones son más frecuentes entre los hombres, “pero estas
brechas han disminuido entre ambos”.
Informó que en la licenciatura, el
70% de quienes fuman comenzaron a hacerlo en el bachillerato. Por ello, se
busca que durante los estudios profesionales se adquieran factores
“protectores” que impidan mayor incidencia de fumadores.
“Quisiéramos –indicó-, que además del uso del
cinturón de seguridad en los automóviles, disminuya el número de alumnos que
fuman, consumen alcohol, grasas y azúcares, y que modifiquen malas conductas a
otras favorables”.
De acuerdo con los resultados, los
alumnos se clasifican en tres grupos: los sanos, los que tienen factores de
riesgo aislado y en riesgo asociado.
A los segundos se les hacen recomendaciones,
como mejorar alimentación o ejercitarse; y a los terceros, relacionados con
problemas como depresión, pensamientos suicidas, adicciones, enfermedades
crónicas, se les llama para atenderlos.
Lo que se pretende es que aquellos
jóvenes que se detecten sanos se mantengan en esas condiciones y los que tengan
algún daño lo conozcan y superen con éxito.
La DGSM, donde se brinda atención de
primer nivel, trabaja en coordinación con el Instituto Mexicano del Seguro
Social (IMSS) y el resto de los organismos del sector salud, de modo que si un
universitario requiere atención especializada, se le canaliza.
Además, la dependencia proporciona
información permanente a través de Gaceta UNAM, el Mural y otros medios, así
como de los servicios médicos de cada plantel.
Los resultados del Examen 2002 se
tendrán en enero, con identificación de casos y reportes individuales, por
escuela, nivel y de manera institucional; y sólo podrán ser consultados por el
interesado, concluyó Marcela González de Cossío.
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Foto 1
Marcela González de
Cossío, coordinadora general del Examen Médico de Admisión a Estudiantes de
Nuevo Ingreso, explicó que dicho examen se aplicará a 68 mil estudiantes de
bachillerato y licenciatura.
Foto 2
Alumnos universitarios
responden las cédulas del Examen Médico de Admisión que permite a la UNAM
determinar la salud de sus estudiantes de primer ingreso.