Boletín UNAM-DGCS-0750
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EN BREVE PODRÍAN
PROBARSE EN HUMANOS CON CÁNCER FÁRMACOS DESARROLLADOS EN LA UNAM
·
Se trata de compuestos anticancerígenos de base metálica, creados por un
equipo multidisciplinario encabezado por Lena Ruiz Azuara, de la Facultad de
Química
·
Pacientes con leucemia y cáncer cérvico-uterino, de colon o mama, del
Instituto Nacional de Cancerología, serán los primeros a quienes se aplicarían
·
Es de ocho a diez veces más barato que otros de su tipo, como el cisplatino
y mucho menos tóxicos
En breve
se realizarán las primeras pruebas en humanos de dos fármacos anticancerígenos
desarrollados en la Universidad Nacional Autónoma de México, informó Lena Ruiz
Azuara, de la Facultad de Química (FQ).
La
familia de casiopeínas es el primer grupo de fármacos desarrollados totalmente
en México. Dos compuestos de esta serie
de base metálica serán llevados pronto a la Fase Clínica 1 en el
Instituto Nacional de Cancerología (INC).
Enfermos
terminales con distintos tipos de cáncer como cérvico-uterino, de mama, de
colon, leucemia u otros tumores como sarcomas, serán los primeros en recibir
los medicamentos, luego de que las pruebas realizadas hasta ahora, in vitro e in
vivo, han dado muy buenos resultados.
Lena
Ruiz, quien encabeza el equipo multidisciplinario de investigación que
desarrolló dicha familia de fármacos, luego de más de 25 años de trabajo,
aseguró que se espera que el borrador del protocolo de investigación clínica
para la Fase 1 sea presentado al INC en septiembre para su aprobación por las
instancias y comités correspondientes, de modo que sean suministrados a los
pacientes lo antes posible.
Los
compuestos y su obtención
Lena
Ruiz explicó que su trabajo comenzó en 1976 con la idea de que los metales en compuestos
en coordinación con moléculas orgánicas pueden llegar a interaccionar con el
ADN de las células cancerosas, interrumpiendo así su reproducción incontrolada
dentro de la fase de tratamiento.
Ese año
surgió el cisplatino, compuesto anticancerígeno metálico que revolucionó la
quimioterapia por su capacidad para atacar cánceres que eran resistentes a otro
tipo de compuestos, pero por su alta toxicidad provoca la caída del cabello,
vómitos y secuelas secundarias graves, como daños en los riñones.
Ante tal
circunstancia, Ruiz Azuara trabajó con elementos metálicos esenciales,
presentes en los humanos, por ser fundamentales para alguna función biológica.
Si por alguna causa ajena al organismo se adquieren excesos de ese tipo de
metales, se activan procesos para eliminarlos.
La
hipótesis del proyecto, recordó la investigadora universitaria, fue diseñar
moléculas con metales esenciales, cuyas características químicas y
estructurales les permitieran atravesar membranas y ser solubles en agua para
difundirse en el organismo.
De los
compuestos metálicos se comenzaron a probar los de cobre porque formaban
estructuras planas (sus átomos principales están en un mismo plano), parecidas
a las del cisplatino. Otra de sus ventajas, precisó, es su abundancia relativa
en la naturaleza y de allí su menor costo comparado con el platino.
Debido a
que el cáncer no es uno solo, sino que produce diversos tipos de tumores, con
causas diferentes, se creó una matriz de compuestos ternarios (de tres
unidades) de cobre, donde se modifican los sustituyentes, de tal manera que la
estructura básica de los compuestos es la misma.
La
obtención de la familia de fármacos en su totalidad implicó mucho trabajo: el
diseño del compuesto, su síntesis, optimización y caracterización, además de la
determinación de las propiedades físico-químicas, como estabilidad ante
disolventes y constantes de formación, estabilidad al pH, propiedades
magnéticas, etc.
También
fue necesario montar las pruebas de cernimiento y actividad biológica in vitro
e in vivo, donde se determinó que los compuestos tenían actividades
citotóxicas, genotóxicas y antineoplásicas, tarea lograda por Isabel Gracia,
también de la FQ.
Lena
Ruiz señaló que los compuestos con mayor actividad pasaron a los estudios de
farmacología y toxicología, donde se desecharon los más tóxicos y los menos
activos. Los seleccionados fueron analizados determinándose su farmacocinética
y farmacodinámica (modo y tiempo de absorción, distribución y eliminación del
organismo) en varias especies animales y sangre humana.
Las
casiopeínas: familia de anticancerígenos
La UNAM
ha patentado unos 100 compuestos de la familia de las casiopeínas, todos con
cobre. De ellos se han seleccionado los más activos y menos tóxicos para
realizar pruebas preclínicas en animales, como gatos con leucemia viral felina
y en ratones "desnudos" o sin respuesta inmune a los cuales se les
introdujo un tumor humano. Los resultados han sido exitosos.
De los
100 compuestos se eligieron 24, de los cuales se seleccionaron cinco y,
finalmente, dos, los más prometedores por su solubilidad y selectivos para
leucemia y carcinomas.
Esas dos
moléculas llevan el nombre de casiopeínas II y III, de las cuales hasta el
momento se tienen nueve subfamilias, unas más activas que otras in vitro o in
vivo. "Su nombre proviene de la constelación Casiopea, formada por seis
estrellas, ordenadas con el mismo arreglo central de estos compuestos".
Las
casiopeínas inducen muerte celular programada y se asocian con algunas
proteínas que ayudan a transportar el fármaco a puntos determinados del
organismo. Asimismo, se está determinando si se generan radicales libres.
En el
caso del cisplatino -que salió a la venta en 1976- se comprobó in vitro, hasta
1997, cómo interactúa con el ADN, por lo tanto “nosotros aún tenemos tiempo, y
ya trabajamos en esta mira".
Ruiz
Azuara refirió que el proyecto es muy prometedor, aunque ha avanzado muy lento.
"En Estados Unidos el desarrollo de un fármaco requiere en promedio quince
años y se invierten alrededor de 150 millones de dólares, recursos que nosotros
no tenemos".
La
casiopeína II será probada en carcinomas; la III, en cáncer de colon y
leucemia, y ambas en cáncer cérvico-uterino y de mama, aunque eso será decisión
del INC, donde ya se tiene definido el número de pacientes que participarán en
las diferentes fases de las pruebas clínicas.
Además,
los costos se reducen, pues las dosis de casiopeínas requeridas en comparación
con las de cisplatino son mucho menores.
La
investigadora universitaria señaló que, por su toxicidad, los productos
anticancerígenos metálicos se manejan en cantidades muy pequeñas. Por ello, la
producción a "gran escala" para la comercialización de las
casiopeínas no resultaría un problema.
En el
laboratorio de Ruiz Azuara, en la FQ, se producen casiopeínas por lotes de
cinco gramos, "para tenerlas listas en cuanto las requiera el INC".
Manifestó
que además de la importancia de llevar el primer fármaco mexicano a la Fase
Clínica 1, "en el camino hemos tenido muchos logros, como establecer protocolos
de investigación que no existían y formar muchos estudiantes".
En este
equipo multidisciplinario participan integrantes del Instituto de
Investigaciones Biomédicas y de las facultades de Medicina Veterinaria y
Zootecnia y de Estudios Superiores Zaragoza de la UNAM, así como de la
Universidad Autónoma Metropolitana (plantel Iztapalapa), el Centro de
Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV) del IPN y el Instituto Nacional
de Investigaciones Nucleares (ININ).
Además,
como resultado de la presentación de este trabajo en congresos internacionales,
se unieron al proyecto científicos de Italia, Inglaterra, Alemania y Uruguay.
Lena
Ruiz explicó que hasta ahora en México sólo se habían llevado fármacos
conocidos a la Fase Clínica 3, o se habían modificado otros. "Aquí tuvimos
la audacia de montar los modelos de investigación e iniciar pruebas
anticancerígenas y para ello recurrimos a especialistas de otras
disciplinas". Ahora, gracias a la investigación de los universitarios, el
futuro para los enfermos de cáncer es más prometedor, concluyó.
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PIES DE FOTO
Las casiopeínas son los primeros
fármacos desarrollados totalmente en México. Lena Ruiz Azuara, de la Facultad
de Química, informó que serán probados en humanos en el Instituto Nacional de
Cancerología (INC).
Lena Ruiz Azuara, de la Facultad de
Química, señaló que enfermos terminales de distintos tipos de cáncer como
cérvico-uterino, de mama, de colon y leucemia, serán los primeros en recibir
las casiopeínas, primer fármaco desarrollado totalmente en México.