06:00 hrs. Agosto 18 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0740

Ciudad Universitaria

Pies de fotos al final del boletín

 

 

NO SE DETECTA EL 80 POR CIENTO DE LOS CASOS DE MALTRATO INFANTIL

 

·        El único indicador disponible es el número de niños atendidos en instituciones del sector público, como el DIF y el Hospital Infantil de México, dijo Aarón Pacheco,  académico de la Facultad de Medicina

·        Muchas veces los menores no reciben atención médica oportuna por el miedo de los padres a ser descubiertos, señaló el pediatra Roberto Sánchez, de la FM

 

Sólo se detecta entre el 10 y el 20 por ciento del total de casos de maltrato infantil en México, estimó Aarón Pacheco Ríos, jefe de la Unidad de Investigación Nezahualcóyotl de la Facultad de Medicina (FM).

 

Aunque reconoció que se desconocen cifras precisas de este fenómeno, su presencia se ha convertido en un conflicto reconocido en los ámbitos social, político y de la salud. Por ejemplo, dijo, “los médicos conocemos los casos de niños maltratados que atienden instituciones del sector público, como el DIF y el Hospital Infantil de México”.

 

El ambiente de violencia que se vive en la sociedad se refleja en los hogares, apuntó.

 

Por su parte, Roberto Sánchez Ahedo, de la FM y médico pediatra, dijo que por lo regular los agresores son los padres –y en mayor medida las madres–, quienes no procuran la atención médica oportuna de los menores por un sentimiento de culpa o el miedo a ser descubiertos.

 

Por esa razón, cuando los infantes acuden a consulta, los especialistas de la salud buscamos, en primer término, daños físicos como cicatrices, golpes y lesiones en huesos, destacó.

 

Explicó que el maltrato infantil puede dividirse en físico, emocional, sexual, psicológico, social y por negligencia; aunque, aclaró, muchas de estas formas de agresión se presentan mezcladas. Por ejemplo, el daño físico generalmente está asociado al emocional o al sexual.

 

En términos generales, mencionó, el niño maltratado es retraído, agresivo y con problemas para interrelacionarse, aunque recientemente descubrimos que estos pequeños tienden a desarrollar habilidades para resolver problemas.

 

Ante el abuso sexual, abundó, los menores presentan miedo, ansiedad, sentimiento de culpa, desconfianza y enojo; sin embargo, algunas de estas características son difíciles de explorar y por lo regular se detectan a través de la aplicación de pruebas proyectivas.

 

Además, desde el punto de vista psicológico, puede haber retraso psicomotor y si el maltrato es emocional, abundó, los niños tienden a permanecer aislados, silenciosos y tristes.

 

Agregó que cuando existe negligencia, los infantes evidencian falta de higiene, deficiencias alimenticias, descuido y enfermedades parasitarias.

 

En los casos del maltrato físico, el niño puede ser agresivo o destructivo; actúa con apatía y timidez, y la mayoría de las veces presenta bajo rendimiento escolar, dijo.

 

Respecto de los agresores, Pacheco Ríos aseveró que éstos son adultos incapaces de controlar sus emociones; “habitualmente se encuentran enojados y responden de manera agresiva ante el más mínimo estímulo. Sus actitudes son de hostilidad y tienen un alto potencial de agresión. En ocasiones cuentan con el antecedente de haber sido niños agredidos”.

 

En este sentido, subrayó, podría decirse que el maltrato es una enfermedad de los adultos reflejada en los menores.

 

Generalmente, explicó, cuando se presenta maltrato sexual, el agresor impide que su víctima tenga amistades con personas del sexo opuesto y habitualmente se estimula mediante el empleo de revistas, vídeos o películas. Además, existe la posibilidad de que tenga algún tipo de adicción.

 

En el caso del maltrato emocional, el adulto devalúa psicológicamente al niño y por lo general lo hace en público; presenta un claro rechazo hacia los menores, a quienes considera una carga

 

Por lo general, acotó, un agresor nunca se va a reconocer como tal y siempre va a tener justificaciones para su conducta.

 

Se ha encontrado que los problemas económicos y sociales, así como la frustración y la depresión, constituyen un campo propicio para detonar el maltrato infantil.

 

Aunque existen otros factores que también determinan la presencia de este problema, como el desempleo y la falta de vivienda. Asimismo, mientras más jóvenes sean los padres, el riesgo de maltrato será mayor; lo mismo sucede con el nivel de escolaridad, ya que cuando éste es menor también hay mayor peligro de agresión.

 

Finalmente, consideró que la prevención del maltrato infantil radica en fomentar la integración de la familia y la eliminación del castigo corporal.

 

 

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PIES DE FOTO

 

Foto 1

 

De todos los casos de maltrato infantil sólo se detectan entre el 10 y el 20%, afirmó Aarón Pacheco, jefe de la Unidad de Investigación Nezahualcóyotl de la Facultad de Medicina

 

 

 

Foto 2

 

Los menores maltratados no reciben atención médica oportuna por el miedo de los padres a ser descubiertos, señaló Roberto Sánchez, de la FM