Boletín UNAM-DGCS-0720
Pies de fotos al final del boletín
ÚNICO EN AMÉRICA LATINA EL OBSERVATORIO DE RAYOS CÓSMICOS DE LA UNAM
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Trabaja todo el año, informó el investigador
encargado, José Francisco Valdés Galicia
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Forma parte de la red mundial de observatorios
y tiene un amplio reconocimiento internacional, agregó
Único en América Latina, el
Observatorio de Rayos Cósmicos (ORC) de la UNAM, que está en operación durante
todo el año, es fundamental para la investigación mundial y la obtención de
información en este campo.
El encargado del ORC, José
Francisco Valdés Galicia, precisó que en el ámbito internacional sólo hay entre
30 y 40 observatorios de este tipo. La estación mexicana forma parte de esa red
mundial. “Nuestros datos los piden para calibrar datos de observatorios que
recién se instalan”.
Luego de destacar que el
registro de actividades solares ha sido solicitado a la estación mexicana por
diversos países, comentó que el aspecto fundamental de la investigación en
rayos cósmicos es conocer el Sol y el medio ambiente que domina, es decir,
nuestro entorno más allá de la atmósfera, mediante la detección de las
variaciones de los rayos en el tiempo.
Con amplio reconocimiento
internacional en esta materia, el ORC tiene la detección y el registro continuo
de la intensidad de la radiación en la ciudad de México generada por los rayos
cósmicos. La zona es considerada privilegiada porque está dos mil 200 metros
sobre el nivel del mar, lo que permite mejor control.
El doctor en astrofísica
detalló que los rayos cósmicos son partículas subatómicas o núcleos de
elementos. La mayoría son protones, es decir, núcleos de hidrógeno.
Estas partículas, de muy alta
energía, no provienen de la Tierra ni del Sol, sino del universo, aunque se
desconoce con exactitud su procedencia.
Explicó que el Sol tiene un
campo electromagnético que llena un espacio muy grande a su alrededor y los
rayos cósmicos detectados por la estación son afectados por esos campos.
Entonces, al medir la
intensidad de la radiación cósmica de alguna manera lo que se hace es estudiar
la emisión de radiaciones y de campos electromagnéticos en el astro.
Alrededor de la Tierra está el
campo magnético y más allá está el dominio del campo magnético del Sol, por lo
que todo lo que le sucede afecta de alguna manera a nuestro planeta.
Aclaró que la intensidad de
los rayos cósmicos no es constante en el tiempo. Sin embargo, da una idea de lo
que pasa en el planeta.
En los últimos diez años,
indicó, se han realizado algunos estudios donde se correlacionan las
variaciones en la intensidad de rayos cósmicos con fluctuaciones en el clima.
Hoy, se sabe que probablemente
los rayos cósmicos efectan al clima de la Tierra, porque tienen cierto ciclo de
variación que se identifica en parámetros de la atmósfera, particularmente, en
la cubierta de nubes.
Debido a que los rayos
cósmicos son partículas cargadas de muy alta energía son capaces de producir un
fenómeno que se llama ionización, o sea, la separación de los átomos de la
atmósfera en sus núcleos y electrones.
Estas partículas cargadas en
la atmósfera son capaces de funcionar como nucleadores de otras moléculas en el
ambiente, lo que contribuye a la formación de nubes. Así, mientras más rayos
cósmicos hay, más ionización en la atmósfera y mayor factibilidad de formar
nubes.
La abundancia de rayos en el
planeta está determinada por la actividad del Sol. Cada 11 años ésta aumenta,
por lo que se considera que el ciclo fundamental de los rayos cósmicos es
solar.
De esta manera, cuando la
actividad solar disminuye aumenta la cantidad de rayos cósmicos que llegan a la
Tierra.
Al referirse en forma
específica a una posible afectación al ser humano, el investigador encargado
del Observatorio comentó que se han realizado múltiples estudios poco
concluyentes. Especificó que en todo momento de la vida caen los rayos
cósmicos, atraviesan el cuerpo humano, e igualmente van debajo de la tierra.
Hasta el momento, planteó, hay
estudios de correlación de ciertos fenómenos que suceden con los rayos
cósmicos. Sin comprobarse todavía, algunos investigadores italianos y rusos
sostienen que hay indicios de casos de algunas enfermedades, como la embolia o
el infarto al miocardio, que pueden
presentarse con mayor frecuencia en temporadas donde hay grandes tormentas de
rayos cósmicos.
Esto no significa que
cualquier persona adquirirá alguna de esas enfermedades. Estudios en México
sobre el tema coinciden en que puede haber alguna relación entre ambos, aunque
no hay la certeza de que esto suceda.
Apuntó que el Observatorio de
Rayos Cósmicos de la UNAM es la única estación en México. Desde 1990 funciona
de manera continúa por el esfuerzo del físico Alejandro Hurtado Pizano y del
ingeniero en comunicaciones eléctricas y electrónica Octavio Musalem Clemente,
técnicos encargados de la operación y el mantenimiento de la estación. Y aunque
el equipo fue prestado por una universidad canadiense, la UNAM da todo el apoyo
necesario para su operación, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 1
José Francisco Valdés Galicia, encargado del Observatorio
de Rayos Cósmicos de la UNAM, informó que es el único en México y América
Latina y trabaja en forma ininterrumpida todo el año
FOTO 2
El Observatorio de Rayos Cósmicos de la UNAM tiene un
amplio reconocimiento internacional debido a que por la calidad de su
funcionamiento los resultados de su trabajo son requeridos por todos los países
del mundo