Boletín UNAM-DGCS-0544
Ciudad Universitaria
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Pies fotos al final del boletín
EL LABORATORIO DE
ELECTROFISIOLOGÍA DE LA UNAM, A LA VANGUARDIA EN LA ATENCIÓN CARDIOLÓGICA
·
Con sede en el Hospital General de México,
cuenta con el equipo más moderno del mundo para atender padecimientos del
corazón como bradicardias y taquicardias: Luis Molina, coordinador del
laboratorio
·
Se obtuvo gracias a la inversión de la UNAM,
Medtronic, Selecciones Médicas y el Hospital General, el cual aportará personal
El Laboratorio de
Electrofisiología Clínica y Experimental de la Facultad de Medicina (FM) de la
UNAM, con sede en el Hospital General de México (HGM), cuenta con el equipo más
moderno del mundo para atender padecimientos del corazón, como ritmo lento
(bradicardias) o rápido (taquicardias).
El doctor Luis Molina,
coordinador del laboratorio inaugurado el 12 de abril pasado en el edificio de
Medicina Experimental de la FM en dicho nosocomio, señaló que la
electrofisiología es el estudio de los fenómenos eléctricos del corazón.
Explicó que ese órgano es
completamente automático y se activa con un sistema eléctrico muy sofisticado,
pero cuando falla se producen trastornos en el ritmo.
Las bradicardias, explicó,
afectan a personas de todas las edades. "Los pacientes a quienes hemos
atendido van desde una niña de dos años hasta una mujer de 107, quien fue
operada en enero pasado". Sin embargo, la edad promedio de los enfermos es
entre 70 y 80 años.
Las taquicardias
supraventriculares (que no son letales) son más comunes entre adolescentes y
jóvenes; la edad promedio de los afectados es de alrededor de 22 años.
Para sanar, los pacientes con
bradicardias necesitan un marcapaso que tiene un costo de entre 7 mil y 8 mil
dólares en Estados Unidos, y 50 mil pesos en México, con promedio de utilidad
de 13 años, precisó el cardiólogo.
Indicó que para resolver el
problema del costo de los marcapasos, en el Hospital se creó un programa de
donación, gracias al cual 810 pacientes se han beneficiado. Hasta ahora, la
ayuda es equivalente a poco más de 40 millones de pesos.
Recordó que ese programa de
donación comenzó en 1993, mediante un convenio con la empresa estadounidense
Medtronic; el primer año se colocaron 46 marcapasos, al siguiente 54, luego 73
y la cifra aumentó hasta llegar a 120 pacientes cada año.
Antes de eso, dichos aparatos
electrónicos se recibían por donación de cadáver; "acudíamos a las
funerarias a pedirle a los familiares que nos los regalaran". Luego, con
ayuda de la beneficencia pública se obtenía un marcapaso cada mes. Pero no eran
suficientes, hasta el acuerdo con Medtronic.
En el caso de los pacientes
que sufren de taquicardia, el tratamiento más moderno es producir lesiones con
calor (quemar) dentro del corazón, es decir, la ablación.
Para realizar la destrucción
con radiofrecuencia, se enfrentaba el problema de que el equipo médico se había
quedado obsoleto, a pesar de que en el HGM se realizó el primer procedimiento
de este tipo en toda Latinoamérica, el 25 de agosto de 1990. Con el equipo del
nuevo Laboratorio de Electrofisiología de la UNAM esto podrá continuar.
Otro padecimiento del corazón,
dentro de las llamadas arritmias rápidas, es la fibrilación ventricular,
potencialmente mortal, ya que precede a la muerte súbita cardiaca. Al respecto,
Molina señaló que en esos casos el corazón no late, sino que vibra tan rápido
que no alcanza a bombear la sangre.
En este caso, se requiere de
la colocación de un desfibrilador. Dichos dispositivos son aún más caros que un
marcapaso; cada uno cuesta entre 22 mil y 25 mil dólares, los cuales también
son donados. "De estos hemos puesto pocos".
Los desfibriladores requieren
alta tecnología; se trata de pequeñas computadoras que, luego de confirmar el
diagnóstico (la arritmia), descargan energía para que el corazón vuelva a
bombear la sangre.
"No se pueden equivocar,
porque si detectan una arritmia que no existe causan gran dolor al paciente;
las secuencias eléctricas de diagnóstico del aparato son muy elaboradas",
precisó.
Sin embargo, hay un
dispositivo igual, pero externo. El Laboratorio de Electrofisiología Clínica y
Experimental cuenta con uno de ellos: el desfibrilador bifásico, el cual
despolariza el corazón de un golpe, primero con una onda positiva y luego con
otra negativa.
Con ese aparato el corazón se
para y vuelve a "arrancar". En caso de que eso no sucediera, se
cuenta con un marcapaso que funciona desde la pared del tórax. Se trata de un
resucitador en toda la extensión de la palabra.
Entre el equipo con que cuenta
el laboratorio también sobresale un polígrafo de 36 canales, con la tecnología
más avanzada a escala mundial, el cual registra la actividad eléctrica del
corazón mediante la colocación de catéteres.
"Llenamos el órgano con
electrodos y obtenemos una cartografía o mapa eléctrico; así vemos cómo y en
qué secuencias se activa, y si es normal o no".
El equipo de rayos X es lo
mejor, lo más nuevo que hay. También se tiene una mesa de inclinación que sirve
para poner en pie al paciente sin que haga esfuerzo, es decir, mantenerlo en
posición erecta sin que mueva los músculos de las piernas para estudiar la
disfunción vasovagal o síncope.
Por otra parte, reconoció que,
Medtronic, mediante su representante en México, Selecciones Médicas, también
donó al laboratorio un millón de pesos. De esa forma se adquirió instrumental
médico, mesas, sillas y se dotó de computadoras a las oficinas y consultorios.
Luis Molina explicó que se
trata de una coinversión de la UNAM, Medtronic, Selecciones Médicas y el
Hospital General, el cual aportará personal.
Las actividades en el
laboratorio también se orientarán a la investigación y la enseñanza. Entre las
líneas de trabajo destaca la doctoral del propio Molina, referente a las
características de la conducción entre las aurículas y los ventrículos. Además,
se intenta comprobar la hipótesis de que un marcapasos es más estable cuando en
lugar de conectarse en los ventrículos se une a las aurículas. Otro trabajo es
relativo al síncope vasovagal.
Los alumnos que se preparan
son cardiólogos graduados y certificados subespecializados en electrofisiología
clínica mediante un diplomado organizado por la FM en el Hospital General.
También se preparan, bajo la supervisión de Molina, médicos extranjeros de la
empresa Medtronic.
Como siempre, todos los
enfermos recibirán de forma gratuita el marcapaso y, en caso de poder cubrir
una cuota de recuperación (lo cual se establece con base en un estudio
socioeconómico), los pacientes "privados" deberán pagar, por ejemplo,
10 mil o 15 mil pesos, recursos que se emplearán para hacer autosuficiente al Laboratorio
y becar a los estudiantes, finalizó Molina.
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PIES DE FOTO
Foto 1
El doctor Luis
Molina, coordinador del Laboratorio de Electrofisiología Clínica y Experimental
de la Facultad de Medicina de la UNAM, con sede en el Hospital General de
México (HGM).
Foto 2
El Laboratorio de
Electrofisiología Clínica y Experimental de la Facultad de Medicina (FM) de la
UNAM cuenta con el equipo más moderno del mundo para atender padecimientos del
corazón.
Foto 3
Personas de
escasos recursos económicos reciben de manera gratuita un marcapasos que les
permite tener una mejor calidad de vida.
Foto 4
Son colocados
alrededor de 120 marcapasos al año en dicho nosocomio.