13:00 hrs. Abril 08 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0320

Ciudad Universitaria

 

 

Pies de fotos al final del boletín

NECESARIA UNA POLÍTICA ECONÓMICA QUE ASEGURE UN CRECIMIENTO ESTABLE, SÓLIDO Y SOSTENIDO: ACADÉMICOS

 

·        Sólo en esa medida será posible sostener un crecimiento de 3%: Teresa López González, de la ENEP Acatlán

·        La realidad exige una auténtica reforma económica y social del Estado, para después ajustar la política tributaria y establecer una verdadera reforma hacendaria: Irma Manrique

·        Luis Angel Ortiz dijo que los partidos políticos no asumen un pacto fiscal por temor a perder el apoyo de los electores, y los contribuyentes no asumen compromisos fiscales

 

Mientras no haya crecimiento estable y sostenido que permita generar ingresos, no se resolverán los problemas de la inversión productiva y del ahorro interno. Por ello, es necesario establecer una política económica que asegure el crecimiento estable, sólido y sostenido, que genere empleos y el ingreso, aseguró Teresa López González.

 

La académica de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales (ENEP) Acatlán puntualizó que sólo en esa medida será posible mantener la tasa de crecimiento del 3% y también evitar "plantear metas inalcanzables, como la del 7%".

 

En la conferencia de prensa Sistema tributario y gasto público. Frustración paralela, organizada por el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), mencionó que un aspecto grave de la situación económica del país es que en los últimos años el ahorro privado ha caído de una tasa de 16% al 14% en relación al Producto Interno Bruto (PIB).

"Eso -aseguró- es evidencia contundente de que la liberalización financiera no ha logrado los propósitos que se planteó y no se creó una fuente de crecimiento endógena, como la generación de ahorro".

 

Consideró que México enfrenta el dilema de emprender su reforma fiscal en un contexto de liberalización, cuando la evidencia ha mostrado las contradicciones de la desregulación financiera, que ha llevado, entre otros aspectos, a una caída del ahorro interno.

 

López González dijo que durante los gobiernos de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo se realizaron reformas al sistema tributario con el objetivo de elevar el ahorro interno, lo que permitiría la elevación de la inversión y el incremento del crecimiento, el empleo y el ingreso.

 

Empero, los datos a partir de 90 muestran lo contrario: a pesar de que el ahorro financiero creció a una tasa muy alta, medida en términos de la proporción del PIB, de 25% en 1988, a 42% en 1998, el ahorro interno cayó de una tasa de 24% al 20% en ese mismo lapso.

 

Señaló que existe la necesidad urgente de una reforma fiscal, pero  primero se requiere corregir esos procesos. Además, ella exige el consenso entre los actores políticos y sociales y va más allá de incrementos cuantitativos o de la desaparición de sistemas de exenciones, como lo ha sido el sistema del Impuesto al Valor Agregado (IVA). El problema es más grave y de fondo.

 

La reforma fiscal es necesaria pero en el marco de una nueva política económica y eso exige la redefinición del papel del Estado. Es urgente elevar el gasto público por la situación de miseria y polarización en la distribución del ingreso, pero eso no se resuelve sin tener una meta de política económica en mediano y largo plazo, agregó.

 

Irma Manrique, secretaria académica del IIEc, mencionó que los cinco recortes al gasto público que esta administración ha realizado, tres el año pasado y dos en el actual con amenaza de otro, es "contundente".

 

El más reciente, de 10 mil 100 millones de pesos podría ser mayor para enfrentar el problema de los precios del petróleo y la baja recaudación de impuestos, los cuales han decrecido con respecto al mismo trimestre del año anterior. El IVA, por ejemplo, decreció en 30%.

La reforma fiscal, opinó, no ha tenido el consenso de los sectores ni fue producto del análisis. Además, falta voluntad política del Ejecutivo Federal, que tiene el compromiso del ejercicio de esa importante modificación.

 

La realidad exige una auténtica reforma económica y social del Estado, para después ajustar la política tributaria y establecer una verdadera reforma hacendaria.

 

Manrique refirió que México no ha tenido un bajo crecimiento económico, sino una recesión muy grave y no se vislumbra alguna forma de darle inflexión hacia arriba.

 

Añadió que hay una tendencia de la política económica actual de mantener un equilibrio con un déficit muy bajo, a pesar de que "es absurdo tratar de contener el gasto público cuando en este momento resulta indispensable".

 

El gasto público se ha angostado a tal grado que la parte dinámica de la económica se está dejando sin fuerza, completamente vulnerable. En tal sentido, resulta  negativo el recorte en el presupuesto anunciado por el gobierno.

 

No se entiende el objetivo de tratar de mantener un equilibrio que llevará a una falta de sentido en el avance económico: cuando se comience a hablar de estancamiento económico, lo que sigue es el endeudamiento y volver a entrar a un círculo vicioso.

 

Depender del capital externo que no sea directo y responsable tampoco nos salvará, porque cuando así conviene sale del país y nos "quedamos temblando".

 

Además, en México existe el capital suficiente para salir adelante, lo que sucede es que los empresarios están temerosos porque tampoco hay confianza del gasto público. En tal sentido, el gobierno debe ser el encargado de reanimar la economía, pero "no parece estar dispuesto", opinó.

 

Propuso que la base para la recaudación tributaria sea el IVA y el Impuesto Sobre la Renta, pero con control y coordinación fiscal. Por ejemplo, se debe buscar que el primero sea menos alto pero más "deslizado" entre la población y que se reduzcan los impuestos especiales. Es cuestión de estudiar las propuestas y tener consenso, finalizó.

 

Luis Angel Ortiz Palacios, también catedrático de la ENEP Acatlán, mencionó que a pesar de la necesidad urgente de una reforma fiscal, la sociedad y el gobierno eludan afrontarla. En diciembre de 2001 se perdió la oportunidad de que los actores políticos y sociales debatieran e intercambiaran información para confrontar sus concepciones con los requerimientos y necesidades del país.

 

Los partidos políticos rehuyen a asumir un pacto fiscal por temor a perder el apoyo real o potencial de los electores; en tanto, los contribuyentes, no quieren asumir ningún compromiso fiscal. Por ello, las condiciones políticas mínimas y la infraestructura institucional necesarias para crear un marco favorable a la coordinación de decisiones en materia fiscal está muy lejos de lograrse, abundó.

 

La ausencia de un acuerdo político entre los grupos sociales y los principales partidos políticos explica que no se haya podido conformar una agenda que conduzca a una verdadera reforma fiscal y que se recurra al endeudamiento externo, la petrolización de las finanzas públicas, la privatización de las empresas públicas y la aguda contracción del gasto público.

 

"En la medida que la contracción del gasto público ha sido uno de los instrumentos de las políticas de ajuste y estabilización macroeconómica ha dejado de cumplir su papel reactivador de la economía, del empleo y el ingreso", concluyó.

 

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FOTO 1

 

Irma Manrique, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM (a la derecha), dijo que es absurdo hacer recortes al presupuesto y tratar de contener el gasto público cuando en este momento resulta indispensable para darle fortaleza a la economía. La acompaña la catedrática Teresa López.

 

 

FOTO 2

 

Especialistas de la UNAM ofrecieron la conferencia de prensa Sistema tributario y gasto público. Frustración paralela, organizada por el Instituto de Investigaciones Económicas.