Boletín UNAM-DGCS-0289
Ciudad Universitaria
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Héctor Bourges Rodríguez, académico de la UNAM, dijo
que a nivel nacional el 17% de los niños con este padecimiento tiene estatura
por debajo del límite normal, según su edad
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En las zonas rurales es un asunto serio y preocupante
que afecta, sobre todo, a los menores de tres años
La desnutrición es un grave problema
de salud en el país, que afecta, en algunos estados como Guerrero hasta al 70%
de los infantes, advirtió el catedrático de la Facultad de Química (FQ), Héctor
Bourges Rodríguez.
Pese a que la urbanización permitió
que en los últimos diez años disminuyera la desnutrición, en las zonas rurales,
dijo, es una situación seria y preocupante entre los menores de tres años, de
los cuales el 17% de quienes la padecen tiene una estatura por debajo del
límite normal de acuerdo a su edad.
A esto, advirtió, se suma la anemia
por deficiencia de hierro que se presenta durante el segundo año de vida -50%
de los casos se registra en esta etapa-, aunque durante los siguientes tres
tiene una disminución paulatina.
Aunque la desnutrición está
íntimamente ligada a la pobreza, explicó, las grandes diferencias entre una
región y otra dependen también de la zona que se trate, ya sea rural o urbana.
Las costumbres también influyen en
detrimento de la salud del pequeño, porque una vez que deja de tomar leche
materna –entre los seis y 12 meses– se le da la dieta del adulto, con una casi
nula variedad de alimentos, acotó.
Según información de la Organización
de las Naciones Unidas para la Protección a la Infancia (UNICEF) Yucatán,
Chiapas, Quintana Roo, San Luis Potosí, Oaxaca, Hidalgo, Puebla y Guerrero son
las entidades donde se evidencian más las altas tasas de desnutrición del país,
con indicadores de talla y peso inferiores que el promedio nacional entre los
infantes de su edad.
Añade que en las zonas rurales el
7.5% de todos los niños y las niñas menores de cinco años presentan
desnutrición severa o bajo peso por su edad.
En 1996, agrega el organismo
internacional, en comunidades indígenas la tasa de bajo peso fue de 8.3% y en
las áreas no indígenas de 3.2%.
El también director del Departamento
de Nutrición del Instituto Nacional de Nutrición “Salvador Zubirán”, destacó
que las inadecuadas condiciones de higiene, la sustitución de alimentos
nutritivos por los que no lo son, y la falta de recursos, contribuyen a la
desnutrición infantil en el país.
Así, informó, en México la leche
materna se sustituye por atoles, en el Caribe por agua con azúcar y en Asia por
agua de arroz, que son buenos para el infante, pero no cubren la dieta ni
tienen los suficientes nutrimentos.
A pesar de ser el sur y sureste las
zonas con mayor riqueza natural, se presentan los índices más elevados de
desnutrición, e incluso llegan a ser hasta graves; el centro tiene una escala
intermedia, y el norte -Sonora, Coahuila, Chihuahua y Sinaloa- y la península
de Baja California presentan el menor nivel.
De la zona más afectada, especificó,
destacan los estados de Guerrero, Chiapas, Yucatán, Oaxaca y Veracruz, siendo
el primero de ellos el que tiene las cifras más negativas con cerca del 70% de
los niños con desnutrición o retraso en el crecimiento. De ese porcentaje, el
10% se encuentra en situación muy grave.
El profesor de ciencias químicas precisó que en
la entidad guerrerense, es peor la situación de los pobladores de la montaña
–del lado colindante con Oaxaca– que los de la costa.
Las principales causas por las cuales se
registra este fenómeno en condiciones tan desiguales, abundó, son:
socio–económicas, de comunicaciones e infraestructura. Hay poblados muy pobres
e incomunicados que tienen cuando mucho un mercado pequeño o ni siquiera eso.
Respecto a la región norte del país, expuso
Bourges Rodríguez, aunque no tiene la riqueza natural del sur y sureste y hay
pobreza en algunas zonas, cuentan con elementos a su favor: es una superficie
plana y de mayor accesibilidad; las comunidades son pequeñas, hay poca
población y no están tan aislados y, por ser comunidades recientes, tienen
menores conflictos sociales internos.
Según los indicadores –peso del niño en
relación con el peso adecuado para su edad–, alrededor del 8% padece
desnutrición y, de este porcentaje, el 2% se encuentra en situación grave.
Los síntomas más evidentes de un
niño desnutrido son: duerme más, juega menos y recibe menos estímulos, por lo
tanto, su mente está menos entrenada que la de un niño sano.
A futuro, sostuvo, el crecimiento de
un infante desnutrido es menor, tiene mayor propensión a las infecciones por
las bajas defensas en su organismo y, al llegar a la adultez, sus capacidades
físicas se reducen.
En el caso de la anemia por deficiencia de
hierro, refirió el académico de la UNAM, la cual existe en todo el mundo, sobre
todo en mujeres y
niños, el especialista consideró que es grave
porque reduce la capacidad de las defensas del organismo infantil y con ello la
física y de aprendizaje.
Debido a que el niño presenta una menor
movilidad e interés por el juego, se retrasa su aprendizaje de la vida
cotidiana, con la consiguiente afectación de su vida futura, anotó.
Un menor sin problemas percibe todos
los estímulos a que está expuesto: sonidos, palabras, afectos, colores, entre
otros.
En el caso de las mujeres, al crecer
con baja talla y peso cuando están en etapa reproductiva tienen menos espacio
en sus vientres, por lo que los productos nacen más pequeños. Este hecho se
asocia con una mayor mortalidad en el primer año de vida.
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Héctor Bourges Rodríguez, académico de la Facultad de Química de la UNAM, advirtió que la desnutrición es un grave problema de salud en México