Boletín UNAM-DGCS-0286
Ciudad Universitaria
Pie
de foto al final del boletín
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Se utiliza en cosméticos y condimentos naturales
deshidratados, por ejemplo
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El Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM
apoya en esta labor
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Muchos relacionan su empleo con accidentes y eventos
nefastos: Epifanio Cruz Zaragoza, coordinador de la Unidad de Irradiación y
Seguridad Radiológica
Además de su aplicación en la investigación y
la enseñanza, diversos productos, principalmente cosméticos, esencias,
colorantes, champús y aceites minerales, así como condimentos naturales
deshidratados, son esterilizados en la Unidad de Irradiación y Seguridad
Radiológica (UISR) del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM.
Alrededor de 8 toneladas de productos
provenientes de 43 empresas pequeñas son irradiados cada semana en el aparato
Gammabeam, señaló Epifanio Cruz Zaragoza, coordinador de la UISR.
Al irradiar un producto, aclaró, no se
contamina radiactivamente porque este procedimiento se realiza de manera
controlada. Ésta ocurre, especificó, cuando las fuentes de radiación ’son
abiertas’, es decir, el material se escapa, en forma de gas, polvo o solución,
y se adhiere a la muestra.
Comúnmente, dijo el investigador,
“si se le dice al público que los productos han sido procesados por radiación,
generalmente cree que esto significa que están contaminados, que están
radiactivos y que no los deben consumir, y no es cierto”. Los productos
expuestos quedan ionizados y libres de gérmenes patógenos causantes de
enfermedades.
Lo que ha confundido a los consumidores es el
amarillismo con que se vincula a la
radiación “con accidentes y eventos nefastos”. Nosotros, agregó el experto,
usamos la radiación de forma segura y con fines pacíficos, para la
esterilización, esto es, eliminar gérmenes patógenos.
En la UISR, que por el trabajo desarrollado
obtiene recursos para mantener el Gammabeam, se irradian unas 30 muestras
mensuales para fines de investigación de la UNAM, del Instituto Politécnico
Nacional, de las universidades Autónoma Metropolitana y la Veracruzana, así
como del Tecnológico de Zacatepec, Morelos, y del Instituto Nacional de la
Nutrición.
De los proyectos de investigación que se
realizan en dicha Unidad, Cruz Zaragoza destacó el que llevan a cabo con la
Universidad de Sonora y la Autónoma de Madrid, el cual busca detectar si un
producto ha sido irradiado. “Estamos analizando cómo cambian sus propiedades
–particularmente de la harina de trigo y el chile guajillo, de alto consumo en
México– cuando son expuestos a la radiación”.
El problema, dijo, proviene de la apertura
comercial de las fronteras sin control, pues es posible que países europeos o
americanos nos vendan, por ejemplo, cereal que ha sido irradiado, y si ese
material se vuelve a esterilizar –porque se contaminó por bacterias u hongos al
estar almacenado o durante su manejo– se degradaría en sus propiedades
nutricionales. Ahí está una importancia social del proyecto del grupo que puede
incidir en la salud de la población, además de la experiencia académica que se
genera en el laboratorio.
Un objetivo fundamental del irradiador
Gammabeam, el cual está trabajando en un 95% de su capacidad, es el apoyo a la
enseñanza. Por ello, ofrece al menos tres cursos anuales de seguridad
radiológica que sirven de iniciación o actualización a quienes trabajan con
material radiactivo en la universidad y también de apoyo a estudiantes de
posgrado.
“Tan sólo en la UNAM hay 12 dependencias que
usan material radiactivo, y de ellas 7 lo emplean como fuentes abiertas”,
aseveró el investigador.
El Gammabeam, explicó, consta de una alberca
profunda donde se almacenan15 fuentes radiactivas en forma de lápices, las
cuales suben y bajan a través de un
mecanismo neumático y un sistema de control remoto. El agua, señaló, es un
escudo natural llamado blindaje contra la radiación “cuando haya una distancia
de más de 5 metros”, como en este caso.
Para seguridad contra la radiación, añadió,
tiene un acceso en forma de laberinto, un sistema de alarma y detección de
posibles fallas del sistema y de radiación; otro de control manual de
emergencia, para evitar que alguien quede atrapado, y del nivel de agua por si
sufre fisuras la piscina; alarmas contra incendios; interruptores automáticos,
que se activan en caso de sismo, y una planta purificadora del agua que
utiliza, entre otros.
Se trata de un equipo muy seguro. No se ha
presentado ningún incidente hasta la fecha, debido a las estrictas medidas que
requiere el equipo para su funcionamiento.
El irradiador Gammabeam, diseñado por la
compañía canadiense MDS Nordion, está sometido a la reglamentación oficial
respectiva, de la cual vigila su cumplimiento la Comisión Nacional de Seguridad
Nuclear y Salvaguardias.
El edificio donde se encuentra, acotó, es una
instalación diseñada ex profeso para el irradiador, pues “no se puede tener tal
cantidad de material radiactivo improvisadamente”. La cámara de irradiación
tiene un blindaje especial y alcanza una densidad de concreto con óxido de
bario de 2.46 gramos por centímetro cúbico, cuando en la estructura normal de
las casas es de 1.5 a 2 gramos por centímetro cúbico.
“En un futuro –aseveró Cruz Zaragoza–
necesitaremos incrementar la capacidad del irradiador aumentando la cantidad de
material radiactivo en piscina, para ello tenemos ya un blindaje suficiente.
Podemos albergar hasta 280 mil curies”. Hasta el momento, el nivel de
exposición mayor que han alcanzado proviene de 62 mil curies en piscina.
En México, concluyó, existen dos irradiadores
gamma de uso industrial, pero la UNAM es la única universidad latinoamericana
que cuenta con un irradiador con estas características y que persigue fines de
investigación, enseñanza y apoyo parcial a la industria.
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La UNAM cuenta con un irradiador Gammabeam, donde entran cada semana alrededor de 8 toneladas de productos provenientes de 43 empresas pequeñas, afirmó Epifanio Cruz Zaragoza, coordinador de la Unidad de Irradiación y Seguridad Radiológica del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM