Boletín UNAM-DGCS-0254
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al final del boletín
IMPORTANTE RECONCILIAR
HUMANISMO Y CIENCIA
·
Daniel Cazés, director del CEIICH, agregó que en los últimos años la
superespecialización ha hecho que el mundo se divida en esas dos áreas
·
La aproximación de ambas no puede basarse en la victoria o derrota de
alguna de las partes, dijo Luis Benítez Bribiesca, del Centro Médico Nacional
·
El humanismo, en su aspiración de comprender al ser humano, ha estado
siempre presente en la práctica médica: Hugo Aréchiga, de la Facultad de
Medicina
En los últimos años la superespecialización ha
hecho que el mundo se divida entre ciencias y humanidades, contraposición que
resulta “absurda e improductiva”, afirmó Daniel Cazés, director del Centro de
Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH).
Al participar en el Encuentro Ciencia y Humanismo en Medicina, organizado por el
CEIICH de la UNAM, agregó que contraponerlas no ha sido sólo el resultado de la
especialización del conocimiento, sino de la creación de gremios, a pesar de
que el humanismo y la ciencia tienen en común la búsqueda de la estructuración
rigurosa del conocimiento que deriva del pensamiento filosófico y ético.
Son una conjugación de visiones de la vida,
productoras de conocimiento, fundamentadoras de pensamiento, por lo que se debe
buscar que esa unión sea más patente que la fuerza de los gremios que conforman
divisiones “casi sindicales”.
El humanismo y la ciencia deben reconciliarse,
pero esa aproximación no puede ser unilateral ni basada en la victoria o
derrota de alguna de las partes. Debemos aceptar que ninguna disciplina es
superior a la otra y que sólo difieren en su método, aseguró por su parte el
doctor Luis Benítez Bribiesca, quien participó por el Centro Médico Nacional
Siglo XXI.
Explicó que contrastar a la ciencia con el
humanismo se ha convertido en lugar común, especialmente ahora en que la
ciencia y sus aplicaciones parecen haber ganado la delantera en el quehacer
humano.
Las posturas extremas y radicales señalan, por
parte de los humanistas, que la ciencia es culpable de haber minado los valores
del hombre y ser la causa de vicisitudes como las armas de destrucción masiva y
el desequilibrio ecológico.
En tanto, los científicos afirman que la
ciencia es el único camino del conocimiento verdadero y la forma de liberar al
hombre de mitos y magias.
La ciencia y el humanismo, precisó, son dos
estratos diferentes de pensamiento, que lejos de ser opuestos, pueden ser
complementarios. La primera es un medio para conocer la naturaleza, incluyendo
al hombre, y el segundo una doctrina cuyo fin es el bienestar y la superación
humana. “Medio y fin no pueden ser contrastados como opuestos”.
El humanismo es una corriente filosófica
centrada en el conocimiento del hombre y la exaltación de sus valores. La
ciencia es una forma de conocimiento empírico basado en la experimentación y
comprobación que permite establecer leyes y teorías sobre los fenómenos
naturales.
Esta última, desde hace cuatro siglos, ha
progresado en forma vertiginosa. La ciencia aplicada ha conducido a progresos
insospechados como el control de la energía nuclear, los viajes espaciales, las
neurociencias, la ingeniería genética, la informática y el genoma.
Empero, la ciencia tiene límites y sólo
resuelve interrogantes parciales. “Ahora sabemos que la certeza absoluta que
prometía es un espejismo. Científicos como Einstein nos sitúan en el plano de
la relatividad, la indeterminación y el caos, alejándonos de la arrogante
postura de la certidumbre absoluta”.
Para todo acto creativo, ciencia o arte, se
necesita de independencia mental. Además, el científico necesita tolerancia,
honestidad y humildad. Los miembros de la comunidad científica deben ejercer
activamente estas cualidades, ya que deben exponerse de continuo a contrastar
resultados e hipótesis, lo que requiere aceptar errores propios y reconocer
aciertos ajenos.
Estos son los valores humanos de la ciencia que
deben permear a la sociedad y a las universidades donde se forman los nuevos
investigadores, dijo. La ciencia no nos enseña sus técnicas, sino su espíritu:
el deseo de explorar y buscar la verdad, finalizó.
Finalmente, Hugo Aréchiga, jefe de la División
de Estudios de Posgrado e Investigación de la Facultad de Medicina, dijo que la
producción de conocimiento científico ha adquirido mayor intensidad del área de las ciencias de la vida y la
salud.
“De los casi de 150 mil títulos científicos que
se producen en el mundo, cerca de la mitad tienen que ver con esta área del
conocimiento. Biólogos y médicos poseen un caudal inmenso de información para
su práctica cotidiana”.
También mencionó que el humanismo, en su
aspiración de comprender al ser humano, ha estado siempre presente en la
práctica médica. Este es el reto en la práctica cotidiana en las escuelas de
medicina: aprovechar lo mejor del conocimiento científico y humanístico.
En las últimas dos décadas, uno de los
fenómenos más importantes en el desarrollo del conocimiento médico es la
bioética, propuesta de las áreas humanística y médica para hacer frente a los
enormes avances científicos. “El reto intelectual más importante que ha
enfrentado la ética en los últimos tiempos procede de la medicina”, concluyó.
--o0o—
Foto 1
Daniel Cazés,
director del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y
Humanidades, mencionó que la superespecialización ha hecho que el mundo se
divida entre ciencias y humanidades, contraposición que resulta “absurda e
improductiva”.
Foto 2
La ciencia y el
humanismo son dos estratos diferentes de pensamiento que lejos de ser opuestos
son complementarios, dijo Luis Benítez Bribiesca, del Centro Médico Nacional
Siglo XXI.
Foto 3
Hugo Aréchiga,
jefe de la División de Estudios de Posgrado e Investigación de la Facultad de
Medicina, dijo que la producción de conocimiento científico ha adquirido mayor
intensidad en el área de las ciencias
de la vida y la salud.