Boletín UNAM-DGCS-0210
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al final del boletín
INTERVENCIONISMO
POLÍTICO, ECONÓMICO Y MILITAR, CON EL PLAN PUEBLA PANAMÁ
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El politólogo Carlos Fazio dijo que forma parte de un proyecto
contrainsurgente, ya que se aplicará en zonas de México donde operan al menos
tres guerrillas
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Para Daniel Cazés, director del CEIICH, en las geografías ideológicas la
izquierda abre el camino de la equidad
El Plan Puebla Panamá forma parte de un
proyecto integral que combina intervencionismo político, económico y militar,
pero que se presenta como uno de pacificación, desarrollo y creación de
empleos, opinó Carlos Fazio, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales.
Es una manifestación genuina del capitalismo
contemporáneo, ya que forma parte de un proyecto de alcance geoestratégico
continental imperial de Estados Unidos, en el que participan sectores del gran
capital financiero, consorcios multinacionales y las oligarquías del área
México-Centroamérica, dijo.
Al participar en la mesa "Orden global y
pensamiento de izquierda", dentro del foro La izquierda ante el siglo XXI:
perspectivas y definiciones, celebrada en el Aula Magna de la Facultad de
Filosofía y Letras (FFL), el catedrático universitario señaló que este plan
forma parte de un proyecto contrainsurgente, ya que se aplicará en zonas de
nuestro territorio en donde operan al menos tres guerrillas.
Sostuvo que tras los hechos del 11 de
septiembre se busca imponer un doble sellamiento militar: al interior del país
y en su frontera norte.
El plan intenta, por imposición
externa, establecer un nuevo eje del Golfo de México al Océano Pacífico -de
Veracruz a Guerrero, pasando por Puebla-, en donde se tejería una red de
maquiladoras, controlada por la Policía Federal Preventiva debido a que en esa
zona hay presencia de grupos guerrilleros.
Guillermo Almeyra, profesor de la misma
facultad, reconoció que en México "no estamos preparados como izquierda
para la crisis actual y la que se aproxima, que será más grave.
Dijo que no es de izquierda practicar el
clientelismo al comprar favores políticos con dinero, cemento o leche; ni el
xenófobo y el racista, porque no se puede cambiar el régimen por uno más justo
y limpio sin modificar la conciencia y la gente.
Con las políticas del capital y las
degeneraciones del mismo, sólo se perpetúa lo que hay que derribar como
condición y después reconstruir. Un partido no es de izquierda o socialista
porque así lo declaren sus dirigentes.
Un organismo de ese tipo debe ser democrático,
formar e informar a sus militantes y sus bases; educar a sus seguidores en una
visión mundial, no nacional o local, porque estamos en la época de la
mundialización que ha debilitado a los Estados-nación, y anulado parte
importante de las funciones de las instituciones de éstos.
El politólogo dijo que sólo hay una izquierda,
la que no acepta que el capitalismo sea eterno y el único posible, la que busca
una alternativa a éste, que sea incluyente, asegure justicia para todos y
tienda a la igualdad.
Reconoció que en la actualidad los partidos
como instrumento sufren una profunda crisis de credibilidad, debido al
burocratismo, oportunismo electoralista, acuerdos sin principios y su evolución
hacia un supuesto centro en donde "todos los gatos son pardos".
No obstante, prescindir de un partido en el
sentido más amplio de la palabra es luchar desunidos, sin táctica ni
estrategia, frente a un adversario más poderoso que utiliza todos los medios
del poder y de la economía, y que tiene una táctica muy elaborada.
Al referirse a las izquierdas, el director del
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades
(CEIICH), Daniel Cazés, sostuvo que en las geografías ideológicas la izquierda
es el espacio en donde se abre el camino de la equidad, y éste es el primer
gran avance en la construcción de la igualdad y de la libertad, a las cuales
podrá llamarse democracia cuando se distribuya la riqueza humana conforma a las
necesidades de cada individuo.
Dijo que en las perspectivas latinoamericanas
actuales, las izquierdas sólo pueden ubicarse en donde se reconozca que el
mundo y cada sociedad tienen como características ineludibles la diversidad y
la complejidad con las historias particulares, de opresión, que han investido a
cada sociedad.
Además de reconocerse como universales los
derechos humanos, sociales y políticos, debemos hacer lo mismo con los que
contribuyan a la equidad, como los de las mujeres y de los grupos sociales
diferentes que han servido para justificar la desigualdad y la dominación
marcadas por la violencia.
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Foto 1
Daniel Cazés,
director del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y
Humanidades, dijo que la equidad es el primer gran avance en la construcción de
la igualdad y la libertad.
Foto 2
Académicos
universitarios participaron en el foro "La izquierda ante el siglo XXI:
perspectivas y definiciones", celebrado en la Facultad de Filosofía y
Letras de la UNAM.