Boletín UNAM-DGCS-0150
Ciudad Universitaria
Pies de fotos al final del boletin
RECHAZO A LA CORTE
PENAL INTERNACIONAL, SI VIOLA NUESTRA CONSTITUCIÓN: BURGOA ORIHUELA
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Ya estamos hasta el copete de tanta globalización, agregó al participar
en la mesa redonda La Corte Penal Internacional y la Constitución Mexicana
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EU no permitirá que se inicie un juicio en su contra: Juan de Dios
Gutiérrez Baylón
Soy enemigo de una Corte Penal Internacional si
ésta se aparta de los principios fundamentales de nuestra Constitución, como
justamente es el caso de la que se propone, aseveró Ignacio Burgoa Orihuela,
profesor emérito de la UNAM.
No hay que ser nacionalista falso, añadió, pero
sí debemos defender a nuestro país, cuando menos en el aspecto que a los
juristas nos corresponde: el de nuestro derecho, que en muchos rubros es
superior a los de otras naciones.
Durante su participación en la mesa redonda La Corte Penal Internacional y la
Constitución Mexicana, organizada por la División de Estudios de Posgrado
de la Facultad de Derecho (FD), agregó que habría que examinar con detenimiento
el proyecto de establecimiento de una Corte Penal Internacional, porque
"sobre la Constitución nada ni nadie, bajo la Constitución todo".
"En nuestro país –indicó– no puede
fundarse una institución de ese tipo por el Senado ni por el presidente de la
República", debe tener "existencia legal y la ley proviene del
Congreso de la Unión o de los Congresos locales", aclaró.
Si algún tratado internacional dice que una
organización de ese nivel puede establecer una Corte Internacional en México se
estaría violando nuestra Constitución; si en cualquier tratado se dice que el
acusado puede ser enjuiciado dos o tres veces también, indicó Burgoa Orihuela
en el Auditorio Antonio Martínez Báez.
Ya estamos hasta el copete, dijo, "de
tanta globalización, de la intromisión de empresas internacionales que están
alterando, destruyendo, pulverizando la esencia de México. Nosotros los
juristas no podemos dejar que se haga eso con nuestro glorioso sistema
judicial".
A su vez, Juan de Dios Gutiérrez Baylón,
catedrático de la FD, aseveró que México no debe ratificar el Estatuto de Roma,
en el que se fundamenta la creación de la Corte Penal Internacional; en cambio,
está en posibilidad de pedir que se abra y "que se cree una jurisdicción
internacional útil para todos los estados, que tenga fuerza en toda la
comunidad internacional y en la que todos tengamos un estatus de
igualdad".
Nuestro país, consideró, está interesado en
este tipo de jurisdicciones internacionales, porque nos gustaría no sólo
resolver ciertos crímenes cometido en el país, sino también la situación de
muchos mexicanos que fuera de aquí son objeto de crímenes que entrarían en el
derecho internacional.
"Pero si alguien piensa que la instalación
de la Corte Penal Internacional servirá para iniciar procedimientos contra
agentes de la patrulla fronteriza de Estados Unidos, olvídenlo porque Estados
Unidos no va a votar en el seno del Consejo de Seguridad del cual forma parte
en forma permanente, que se inicie un procedimiento en su contra", recalcó
Gutiérrez Baylón.
Otro problema al respecto es que la Corte Penal
Internacional no abarcará a toda la
comunidad internacional, sino una parte limitada, hasta que progresivamente se
vaya avanzando. Por ahora, han ratificado el Estatuto de Roma 56 naciones –y
entraría en funciones hasta que sean 60– de 189 que forman parte de la
comunidad internacional.
Por su parte, Héctor Cuadra y Moreno, profesor
de la FD, comentó que hay una dificultad que forma parte del repertorio de problemas
que los analistas internacionales deben atender: la decisión del Consejo de
Seguridad de la Organización de Naciones Unidas de instalar un tribunal ad hoc para los crímenes de genocidio en
Ruanda y después en Yugoslavia.
Lo anterior, explicó, fue posible en la medida
y el momento en que los regímenes que permitieron esos delitos contra la
humanidad dejaron de ser simpáticos a las grandes potencias, importantes para
el juego de los propios intereses de estas naciones. "No concibo a
Milosevic en el Tribunal si no hubiese justamente perdido la confianza de sus
antiguos socios occidentales, que lo defendieron a capa y espada a sabiendas de
su violenta acción política".
Sin embargo, Cuadra y Moreno reconoció ciertos
logros, cambios sustanciales, mejoramientos inevitables de los cuales hay que
darle crédito a la sociedad y al derecho internacional, que los regula y los
impone, como la constitución de la figura de Alto Comisionado de Naciones
Unidas para Derechos Humanos.
Pero, desafortunadamente, la transformación
producto de la caída del socialismo y la desaparición de la Unión Soviética
como contrapeso en la sociedad internacional, rompió de un sistema multipolar y
bipolar, a uno unipolar a nivel internacional con un liderazgo "que no es
moral, sino absolutamente aberrante, porque es reaccionario, injusto, violento,
arbitrario", es decir, el de la dirigencia de Estados Unidos,
particularmente hoy que la extrema derecha ha tomado el poder en ese país y
pretende imponer su voluntad como la única ley para todas las naciones,
inclusive sus aliados.
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