06:00 hrs. Enero 14 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-0039

 

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RIESGO DE QUE EL AZÚCAR AUMENTE SU PRECIO Y SE REQUIERA IMPORTARLA POR LA ALTA DEMANDA

 

·        Se reactivaría la industria azucarera si se deja de usar fructuosa en la industria refresquera: Felipe Torres

·        El consumo de refrescos no disminuiría ni con el alza de precios, porque es parte de la dieta del mexicano

·        Bajarán inversiones extranjeras en actividades relacionadas con la fructuosa

 

Con la aplicación del impuesto del 20% a productos que contienen alta fructuosa se reactivaría la industria azucarera y no se inhibiría la compra de refrescos, pero se deprimiría el mercado del edulcorante. Sin embargo, el consumidor será el principal afectado porque estos cambios repercutirán en el precio de esas bebidas, advirtió Felipe Torres Torres, académico del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM,.

 

Además, precisó, hay inconformidad por parte de las empresas transnacionales –que paticipaban en el mercado nacional de la alta fructuosa en más de un 80%–, de manera que se acogerán al Tratado de Libre Comercio (TLC) el cual establece sanciones por incumplimiento de los acuerdos.

 

El especialista en economía de la agricultura y la alimentación puntualizó que resultará fundamental ver el desarrollo de una posible controversia legal, porque el gobierno también tiene el derecho constitucional de determinar las acciones que se deben tomar para incidir en el rumbo de la economía nacional y en la captación de ingresos.


Aun cuando haya una regulación, recalcó, continuarán las presiones de las transnacionales y el propio gobierno de Estados Unidos para no gravar con el 20% de ese endulzante.

 

El investigador planteó que Estados Unidos buscará otro tipo de presión, incluso chantajes o amenazas, basándose en otros acuerdos.

 

La industria refresquera, por su parte, resultará lesionada, al menos un tiempo, en sus intereses, porque al cambiar la alta fructuosa por el azúcar tendrá que hacer las adaptaciones necesarias a la tecnología, así como de almacenamiento, expuso.

 

Empero, acotó, esta rama empresarial mantendrá al alza el volumen de consumo porque en diversos estudios se ha comprobado que la población no puede prescindir del refresco.

 

Además, añadió, si los productores de bebidas embotelladas dejan de utilizar la alta fructuosa, la medida fiscal quedará sin efecto. A esto, se sumaría el problema de la insuficiente producción nacional de caña de azúcar, que propiciaría la importación de ésta.

 

El especialista explicó que México es el segundo consumidor mundial de refrescos embotellados de frutas y de cola. Esta última llega a ocupar el 100% de preferencia, según el mercado regional que se trate.

 

El promedio de consumo mensual de refresco en México es de 19 litros por familia, aunque los estratos más bajos llegan a tomar hasta 25 litros en el mismo periodo.

 

En México, agregó, el 60% de las familias consume algún tipo de refrescos embotellados de manera habitual; el resto, 40%, en forma ocasional. Sin ser alimento, pero debido a que sirve para saciar el hambre, se convirtió en uno de los diez principales productos de la dieta del mexicano.

 

Las familias de bajos recursos pagan un promedio de cinco pesos por litro de refresco, con un consumo mensual de 19 litros, lo que significa un gasto aproximado de 95 pesos. Esta situación es más común en las que tienen ingresos de hasta mil 500 pesos en ese mismo lapso.


El hábito de ingerir la bebida gaseosa, dijo, vuelve indiferente a la gente ante el alza en su precio, de ahí que aunque a pesar de los aumentos el consumo se mantendrá.

 

Felipe Torres comentó que la costumbre por el refresco inició por la creencia de que permite tener estatus –surgida en la década de los años 50–, la higiene y el pragmatismo, es decir, la facilidad de consumo en contraste con la elaboración de agua con frutas.

 

Este pragmatismo se extendió fuera del hogar por la facilidad para trasladar el refresco, el cual se puede consumir en cualquier lugar.

 

Ante ello, indicó el economista, las transnacionales coparon y absorbieron a las empresas nacionales y regionales, mediante campañas publicitarias y un eficiente sistema de distribución en todo el país.

 

Mientras, el gobierno se mantuvo al margen en cuanto a orientación nutricional para contrarrestar los efectos de la demanda de refrescos. En materia de salud, tampoco informa sobre los daños que pudiera ocasionar el consumo de estas bebidas.

 

Las industrias optaron por la alta fructuosa –o aspartame– porque endulza hasta 200 veces más que el azúcar, así como por la facilidad de su procesamiento en combinación con los demás elementos con los que se elabora el refresco.

 

Esto, especificó, propició la caída del mercado azucarero, pues el 60% dependía de la industria refresquera. Incluso, dijo, fue necesaria la intervención del gobierno para rescatarlo.

 

Ahora, al no utilizar la alta fructuosa, el sector azucarero podría recuperarse, pero la industria del edulcorante tendrá repercusiones negativas.

 

Por su capacidad para endulzar, la alta fructuosa también es utilizada en la industria pastelera, panadera y de helados. Pero, el investigador del IIEc señaló que el impuesto incluido en la reforma fiscal se refiere en forma específica a los refrescos y algunos productos light.

 

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PIE DE FOTO

 

Felipe Torres Torres, académico del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, dijo que con el impuesto a los productos con alta fructuosa continuará a la alza o, por lo menos, se mantendrá estable el consumo de refrescos