06:00 hrs. Enero 5 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-015

 

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EL NEOLIBERALISMO NO TERMINÓ CON LA LUCHA DE CLASES

 

·        Los sindicatos son “necesarios y seguirán existiendo”, sentenció Jorge Basurto, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM

·        Debe cambiar la concepción de estas organizaciones y considerar que la lucha individual no da ningún resultado

 

Es absolutamente falso que con el surgimiento del neoliberalismo se acabará la lucha de clases, ésta “sigue existiendo aunque sea con otros nombres, como negociaciones obrero-patronales, por ejemplo”. De hecho, los sindicatos son necesarios y seguirán existiendo, indicó Jorge Basurto Romero, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.

 

Los sindicatos, agregó, son importantes porque en épocas de crisis, como la actual, es cuando más reacio se comporta  el capital para acceder a la satisfacción de las peticiones de los trabajadores, además “la lucha individual no da ningún resultado”.

 

Los sindicatos, resaltó, “son el contrapeso del poder brutal del capital, que obviamente tienen gran influencia sobre el aparato estatal, y son el parapeto del trabajador para evitar la pauperización extrema”. Sin ellos, por tanto, la sociedad “está amputada de una parte muy importante del aparato político-social”.

 

Lo que sí debe darse, recalcó, es un cambio en la concepción de dichas organizaciones, de la lucha de clases y del papel del Estado en relación con los sindicatos; “debe simple y sencillamente regular su actuación, sin imponerse”.


Entre las transformaciones que debe sufrir el sindicalismo mexicano está la de tener  mayor independencia del Estado. El problema actual del sindicalismo oficial es, precisamente, que no quiere dejar de serlo, por lo que no tiene fuerza para pelear mejores condiciones de vida, lo que, obviamente, significa huelgas y desórdenes sociales y económicos.

 

Otro cambio que debe hacer el movimiento de los trabajadores está en  sus peticiones y métodos de lucha, como el basado en la siguiente frase: al trabajador hay que darle la razón aunque no la tenga.

 

 “Defender acríticamente a los trabajadores, sus ineficiencias y las faltas de disciplina sólo por su condición de trabajador, es totalmente inaceptable”. Ésta, afirmó, “es una especie de sabotaje a la empresa y, después de todo, el trabajador no existe sin ella”.

 

Añadió que otra de las peores características del sindicalismo en México es la corrupción, que a la larga lo ha debilitado. “Así como los líderes defienden al trabajador aunque no tenga la razón, éste defiende a aquéllos aunque sean corruptos”.

 

El también profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales recordó que esas organizaciones se inician formalmente en México en 1915 con la fundación del Sindicato Mexicano de Electricistas.

 

Desde entonces hasta la época de Miguel de la Madrid, este movimiento caminaba más o menos bien, “no a la perfección, pero lograba algunos avances para la clase obrera”, lo cual, por otra parte, no tiene nada de extraordinario, porque la economía del país iba marchando: teníamos crecimientos del Producto Interno Bruto del 5 al 7 por ciento.

 

Por tanto, se les daba a los trabajadores aumentos que, por lo menos, mantenían sus niveles de vida y que compensaban la baja inflación de alrededor del 3 por ciento. Además, había también un crecimiento del empleo, que es una forma de redistribuir el ingreso.

 

Así, el sindicalismo en México era prácticamente monolítico y unitario. Había brotes de inconformidad, pero en realidad el preponderante era el Congreso del Trabajo (CT), encabezado por la Confederación de Trabajadores de México (CTM) de Fidel Velázquez. Existía el corporativismo, que fue institucionalizado en la época de Lázaro Cárdenas.

 

La economía mexicana empieza a tener tropiezos prácticamente a partir de la presidencia de Luis Echeverría Álvarez, momento en el que se empieza a implantar el neoliberalismo. Con Miguel de la Madrid dicho modelo económico se instala y el gobierno considera que la CTM ya no les es indispensable  y empieza a marginarla.

 

Desde entonces el movimiento obrero entra en una gran crisis, entre otras razones, porque la economía ya no da lo suficiente para satisfacer las peticiones de los obreros: hay una enorme inflación y el aumento de los salarios no va a la par de ella.

 

Surge entonces una nueva corriente de sindicatos agrupados en la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), la cual ha tratado de revivir el movimiento obrero combativo, es “la contraparte del sindicalismo oficial”. Asimismo, existen también algunos independientes, que no pertenecen ni a ésta ni al CT.

 

A decir de Basurto Romero, “de lo que se trata es de que el obrero tenga una cierta capacidad de demanda, porque finalmente esa es la base de la economía. Si la demanda se contrae, la economía también y llega el colapso”.

 

 

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PIES DE FOTO 015

 

Falso que con el neoliberalismo acabara la lucha de clases, indicó Jorge Basurto Romero, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.