06:00 hrs. Enero 3 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-009

 

 

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AFECTADOS POR LA CRISIS 3.5 MILLONES DE CAMPESINOS

 

·        Blanca Rubio Vega, académica del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, añadió que ahora es confusa la situación del sector agrario, por la posición contestataria de la CNC y CCI

 

Alrededor de 3.5 millones de campesinos –de cuatro millones en total– resultaron afectados por la crisis que vive el agro mexicano, a pesar de la lucha que por décadas han sostenido las organizaciones sociales rurales, aseveró la académica del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, Blanca Rubio Vega.

 

Añadió que de no haber existido dichos organismos a la cabeza de las movilizaciones la situación del sector campesino  estaría en peores condiciones.

 

Ahora, dijo la especialista, hay confusión, pues las organizaciones que antes eran oficialistas, como la Confederación Nacional Campesina (CNC) y la Central Campesina Independiente (CCI), hoy se suman a la movilización de las opositoras al régimen y asumen un papel contestatario.

 

Subrayó que el descontento de las agrupaciones campesinas ante la situación adversa del agro, han sido una fuerte presión para obtener la satisfacción de algunas de las demandas.

 

A ello se suma, advirtió, su preocupación porque la guerra entre Estados Unidos y el gobierno Talibán podría disminuir las reservas alimentarias del mundo, con lo que países dependientes, como México, tendrían serios problemas.

 

Consideró fundamental que el gobierno mexicano reconozca como estratégicas las reservas alimenticias nacionales y la calidad de los productos agrícolas para consumo del mercado interno, a fin de que cesen las importaciones de mala calidad, como las del maíz transgénico amarillo, al cual se le revuelve una sustancia química -nociva para el ser humano-, para blanquearlo.

 

La especialista en problemas rurales explicó que el movimiento campesino del país está dividido en dos vertientes: sectorial, donde intervienen todas las organizaciones del ramo, y nacional, encabezado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

 

En el primero de los casos, detalló, los hombres del campo están contra el neoliberalismo y el deterioro del sector. Los precios de los productos son ilegales, pues son más baratos que lo permitido; además, se busca la condonación de las deudas y mejorar la situación actual.

 

Por ello, el 3 de agosto pasado se creó el Frente Nacional por la Defensa del Campo (FNDC), el cual tiene entre sus objetivos evitar la importación de productos agropecuarios que impiden la comercialización de sus cosechas.

 

En este sector, puntualizó, hay gran cantidad de organizaciones que defienden sus derechos mediante la conformación de movimientos como los consejos indígenas, y grupos productores locales y regionales dedicados a la comercialización y el abasto.

 

Rubio Vega puntualizó que en diferentes épocas se han distinguido centrales campesinas relevantes: la Coordinación Nacional Plan de Ayala (CNPA), en 1979; la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas (Unorca), en 1985; El Barzón, en 1994, y el FNDC en el 2001. La mayoría son del norte del país.

 

Aunque es difícil lograr la unidad y objetivos comunes, recalcó, la presencia de estas agrupaciones impide que se cometan mayores abusos en contra de los hombres del campo, y que se atiendan algunas demandas. Ejemplificó con el caso de los cañeros: tras diversas manifestaciones de protesta, varios ingenios fueron expropiados.

 

Acciones como las modificaciones al artículo 127 constitucional en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari propiciaron la división interna de varias agrupaciones campesinas, de acuerdo con la afectación de los  intereses de los sectores involucrados.

 

Hoy, advirtió la investigadora del IIS, los une el reclamo por una política de estímulos a la producción agropecuaria, así como por atraer a los consumidores.

 

Durante 2001, planteó, se llevó a cabo un importante y novedoso movimiento campesino que buscaba mejorar las condiciones internas para competir en el exterior. Se trató de los maiceros de Sinaloa y Chihuahua, los productores de piña de Veracruz y Tabasco, y los de frijol de Durango y Zacatecas.

 

Para acallarlos, expresó, el Ejecutivo federal intentó negociar con el Consejo Agrario Permanente (CAP) –organismo creado por Salinas de Gortari durante su gestión–, pretendiendo fortalecer el corporativismo rural.

 

En el sur del territorio nacional, en tanto, una de las principales centrales es la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC), cuya labor principal es crear los mecanismos necesarios para lograr la participación de México en los acuerdos mundiales que le permitan mantener los precios del grano, indicó.

 

Blanca Rubio informó que el segundo movimiento, considerado nacional, está presidido por el EZLN. Su lucha es de corte revolucionario, con una base indígena campesina y de reivindicación de ambos grupos, así como de todos los excluidos del país.

 

Dijo que el EZLN forma parte de un nuevo ciclo de movimientos campesinos de América Latina, sumado al de Los sin tierra de Brasil, Los cocaleros, de Bolivia, y la Confederación Nacional de Indígenas, de Ecuador.

 

Las características del zapatismo no quedan estrictamente en lo rural, sino que tratan de convertir su lucha y la defensa de los excluidos en una vanguardia nacional.

 

 

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A pesar de la lucha agraria, 3.5 millones de campesinos resultaron afectados por la crisis del agro mexicano, afirmó Blanca Rubio Vega, académica del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM

Blanca Rubio Vega, académica del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, dijo que sin el movimiento campesino la situación del sector estaría en peores condiciones que las actuales