06:00 hrs. Enero 1 de 2002


Boletín UNAM-DGCS-002

 

 

 

 

 

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TABLA DE AGLOMERADO DE ARROZ QUE NO SE QUEMA, DESARROLLADA EN EL INSTITUTO DE FÍSICA DE LA UNAM

 

·        Se aprovecharía el 27.22 por ciento del arroz que hasta ahora se desecha

·        El alto contenido de sílice de ese desecho agrícola da la ventaja de ser como un vidrio que no sufre daños en la intemperie

 

Un aglomerado que no se quema (ignífugo) elaborado con cascarilla de arroz y que podría ser utilizado para construir muebles, fue desarrollado por integrantes del Departamento de Física Aplicada y Tecnología Avanzada (FATA) del Instituto de Física de la UNAM.

 

En esa dependencia, ubicada en Juriquilla, Querétaro, los científicos encontraron un buen uso para la cascarilla de arroz, hasta ahora solo desechos, al sustituir los aglomerados de madera, con lo cual podría disminuir la tala inmoderada de bosques.

 

Rogelio Rodríguez Talavera, investigador de esa dependencia, señaló que del total de la producción de arroz el 27.22 por ciento es cascarilla que se desecha.

 

Si se considera que, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, la producción de arroz el año pasado fue de más de 404 mil toneladas, la cifra de desechos es considerable (110 mil toneladas aproximadamente), porque hasta ahora no habían tenido ningún uso.


A diferencia de la semilla del trigo la cascarilla de arroz no se puede consumir por su alto contenido de sílice o dióxido de silicio (SiO2), componente principal de la arena. La sílice y los silicatos se utilizan, por ejemplo, en la fabricación de vidrio, cemento y porcelana. La sílice fundida (un vidrio que se obtiene fundiendo cuarzo o hidrolizando tetracloruro de silicio), se caracteriza por un bajo coeficiente de dilatación y una alta resistencia a la mayoría de los productos químicos.

 

Así, comer la cascarilla de arroz sería el equivalente a consumir vidrio o arena. Por ello, cuando eso ocurre en los animales se les forman cálculos o piedras, añadió Rodríguez Talavera.

 

El alto contenido de sílice puede convertirse en una ventaja si se considera que la cascarilla de arroz es como un vidrio que se deja a la intemperie sin sufrir daños y que, además no se quema.

 

Por ello, podría usarse en la fabricación de muebles de sitios muy concurridos, donde un incendio podría provocar graves daños, como oficinas, teatros, auditorios o edificios altos. "Nos dimos cuenta que podía tener importantes aplicaciones, como en la fabricación de páneles, con ventajas sobre otro tipo de aglomerados -como el no tener costo-, ya que es un material de desecho", dijo.

 

Además, se puede hacer un material similar al triplay con apariencia agradable, a la cual es posible dar el color que se desee, así como tener distintas presentaciones. La cáscara entera tiene la mejor apariencia, aunque es la que requiere de más resina, o bien, puede ser muy molida y usar menos resina.

 

Señaló que para la fabricación del triplay se han utilizado hasta el momento dos tipos de resinas poliméricas de bajo costo (de tipo uretánico y epóxico), las cuales aparecen en el conglomerado en baja proporción, de 18 a 20 por ciento. "Tuvimos que elegir las resinas adecuadas porque no cualquier polímero aglutina tanta cantidad de cascarilla".

 

Aclaró que el proceso de fabricación no es tan sencillo como parece el hecho de tomar la cascarilla y batirla con la resina. La unión entre ambos elementos debe ser realizada cuidadosamente para lograr una buena unión y tener una resistencia adecuada.


Un porcentaje de polímero o resina menor al usado no alcanzaría para mojar toda la cascarilla y aglutinarla; la proporción establecida es la idónea para que en los pequeños intersticios entre las partículas de cascarilla se coloque la resina para formar el conglomerado (lo cual se comprueba mediante microscopía electrónica). Además, su presencia es tan baja que no alcanza a arder o hacer flama.

 

Rodríguez Talavera aseguró que la resistencia de una placa de aglomerado de cascarilla de arroz ha resultado ser mayor que las de madera aglutinada o triplay común.

 

Las primeras pruebas fuera del laboratorio ya se han comenzado a realizar. El objetivo es fabricar hojas más grandes, de 1.20 por 2.40 metros, con ayuda de prensas hidráulicas donde se evita que se formen burbujas que pueden ir en detrimento de las propiedades mecánicas de las piezas. Se busca que no se produzcan vacíos, que esté todo bien incorporado.

 

Aunque una empresa queretana ubicada en San Juan del Río está colaborando con una prensa hidráulica, todavía falta mucho por hacer para que estos nuevos materiales se produzcan en línea y lleguen al mercado; se requiere primero que esta nueva industria nazca, finalizó Rodríguez Talavera.

 

 

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PIES DE FOTO 002

 

La resistencia del aglomerado de cascarilla de arroz, desarrollado por universitarios, resiste al fuego y tiene más durabilidad que la madera aglutinada o triplay común.