Boletín UNAM-DGCS-998
AFECTADOS 3.5 MILLONES DE CAMPESINOS, POR LA CRISIS EN EL AGRO MEXICANO
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Blanca Rubio Vega, académica del Instituto de Investigaciones Sociales
de la UNAM, señaló que una de las causas principales es la importación de
granos básicos por parte de las agroindustrias
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A ello se añaden la explotación de los hombres del campo y la presencia
de comerciantes, "usureros" y acaparadores, añadió
La importación a precios
bajos de la producción de granos básicos por parte de las agroindustrias nacionales
y transnacionales, la explotación del campesinado mexicano, el aumento de
comerciantes, "usureros" y acaparadores, así como la falta de una
política que permita el desarrollo de este sector, propiciaron su actual crisis
y la afectación de 3.5 millones de campesinos, advirtió la académica del Instituto
de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, Blanca Rubio Vega.
Puntualizó que con la
actitud de las agroindustrias apareció un nuevo tipo de cacicazgo que impide
la rentabilidad del campo, a pesar de que los productores aportan el 73% de
sus insumos. Esta situación deteriora, incluso, la soberanía alimentaria,
remarcó.
En entrevista, la especialista
en problemas rurales precisó que desde la década de los 80 el sector agrario
-fundamental por la producción de alimentos básicos del país- dejó de tener
prioridad en la economía nacional con el argumento de que era ineficiente
y con atraso tecnológico, lo que permitió -entre 1994 y 1999- el crecimiento
de su cartera vencida a más del 300%.
Las agroindustrias, indicó,
prefieren importar productos como frijol, maíz, arroz, sorgo, trigo y soya,
así como café, leche, carne y frutas, debido a que en Estados Unidos les otorgan
créditos blandos a tres meses y con tasas de interés diferentes y más bajas
que las nacionales. Además, el gobierno del país del norte otorga importantes
subsidios a sus hombres del campo, lo que les permite vender a precios bajos.
Aunque los costos de
los productos estadounidenses sólo son menores en un porcentaje mínimo, destacó,
lo fundamental es presionar a los campesinos mexicanos para que bajen los
precios y abastezcan a las agroindustrias de los insumos básicos. Ejemplificó
con el caso del frijol, cuyo precio en Estados Unidos sólo fue 5% menor al
nacional en 1999, pero en México tuvo una caída de ocho a 3.5 pesos el kilogramo.
Blanca Rubio informó
que en 1999 la dependencia alimentaria de México con Estados Unidos fue del
58.5% para el caso del arroz; 23.1%, del maíz; 49.4%, del trigo; 43% del sorgo,
y el más grave, el 96.9% de la soya. Esto significa que se importaron 17 mil
776 millones 949 mil toneladas de granos básicos.
Los precios de los granos
mexicanos en 1999 con relación a 1996 cayeron el 45% en los casos del maíz
y el trigo, y el 55% del sorgo. Con ello, en la década de los 90 también descendieron
los ingresos de los productores, es decir, en 1994 había cuatro millones de
campesinos con rentabilidad, mientras que cinco años después sólo eran 300
mil y hoy no rebasan los 500 mil.
Al hablar sobre su libro
Explotados y excluidos los campesinos
Latinoamericanos en la fase agroexportadora neoliberal", que presentará
el viernes 12 de octubre en la Universidad de Chapingo, la investigadora subrayó
que esta situación a los únicos que beneficia es a los agroindustriales porque
los hombres del campo sólo se empobrecen más y los consumidores tienen que
adquirir los productos a precios altos y de menor calidad.
Dio como ejemplos el
caso del maíz transgénico traído de Estados Unidos, cuando en Sinaloa se produce
el de mayor calidad en el mundo; la soya proveniente de Brasil, la cual tiene
7% de hongos y sólo está permitido el 1%; la piña de Tailandia, y el café,
importado de Vietnam.
Mencionó como uno de
los argumentos, el que los campesinos del país son deficitarios porque no
alcanzan a producir la cantidad de alimentos necesaria para la población,
pero al mismo tiempo tampoco logran vender sus cosechas. Esta paradójica situación,
dijo, permite a los agroindustriales, grandes cadenas comerciales y distribuidores
vender más y obtener importantes ganancias.
La problemática, recalcó
Blanca Rubio, convierte al campesinado en un sector explotado que cada vez
está más excluido, proceso velado y oculto que nadie menciona. Además, muestra
la nula intención del gobierno federal para resolver el problema del campo
y la aplicación de una política de apoyo a las empresas transnacionales.
En su texto, la especialista
muestra dos tipos de movimiento tanto en México como en Latinoamérica, especialmente
en países con una importante población campesina: Brasil, Uruguay, Perú, Colombia,
Bolivia, Venezuela y Chile, surgidos como consecuencia de la nula posibilidad
de ser competitivos en el ámbito internacional, debido a la falta de recursos
para lograr una producción rentable.
Uno de estos movimientos
es el sectorial, donde los campesinos luchan por obtener subsidios y negociar
acuerdos para mejorar sus producciones, y el otro es el referente a la opresión
a que se enfrenta este sector y se traduce en la creación de grupos como el
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) de México, el denominado
Sin Tierra de Brasil y el de cocaleros
de Bolivia.
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