Boletín UNAM-DGCS-988
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NECESARIA, BUENA VOLUNTAD Y SENTIDO CRÍTICO
DE LA COMUNIDAD ANTE LA REFORMA UNIVERSITARIA
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Señaló
Hugo Casanova Cardiel, investigador del CESU en la UNAM.
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Ninguna
universidad es similar a otra, por lo que no se pueden copiar ni calcar
procesos de reforma: Enrique Doger Guerrero, rector de la BUAP.
La propuesta para
emprender la Reforma Universitaria debe ser recibida con buena voluntad por
parte de la comunidad universitaria pero con sentido crítico, al tiempo que
debe considerar en mayor medida a la comunidad académica para contrarrestar sus
problemáticas, opinó Hugo Casanova Cardiel, investigador del Centro de Estudios
sobre la Universidad (CESU).
En el marco del
ciclo de mesas redondas Los caminos de la reforma universitaria, que se llevó a
cabo en la Coordinación de Humanidades, Hugo Casanova destacó que en la reforma
deben tomarse en cuenta los problemas manifestados por grupos universitarios
que no han sido atendidos de manera oportuna y, de esa manera, analizar las
vías que permitan renovar tanto las estructuras como las modalidades de las decisiones.
Dijo además que la
reforma no puede limitarse a una simple
dimensión normativa, toda vez que, ante las dificultades de gobierno, representatividad y
responsabilidad de los diferentes actores universitarios, deben buscarse alternativas para propiciar
alcances estructurales. Al tiempo que debe ser incluyente para poder
contrarrestar problemas académicos.
De esta forma,
apuntó el investigador del CESU, en el planteamiento de reestructuración debe
prevalecer lo académico, y en tal sentido, “quienes ejercen la academia deben
ser los orientadores de la institución, es decir, los profesores,
investigadores e incluso técnicos y
estudiantes”, agregó.
Apuntó que lejos de ignorar las demandas sociales o las
políticas gubernamentales, deben tomarse en cuenta y adecuarlas a las
condiciones propias del saber.
Hugo Casanova
resaltó que la Reforma Universitaria debe enraizarse de manera verdadera en la
realidad universitaria y no limitarse a planteamientos discursivos coherentes.
Por su parte, el
rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Enrique Doger Guerrero
consideró que la universidad pública tiene la capacidad de reformarse, pero hay
que buscar los consensos con toda la comunidad y la sociedad.
El funcionario
explicó que hay una tradición legal fuerte que plantea transformar la ley en
primera instancia. “Sin embargo, son quizás más importantes los ajustes en la
práctica cotidiana, en el aspecto académico”, precisó.
Ninguna universidad
es similar a otra, por lo que no se pueden copiar ni calcar procesos de
reforma, ni implantar modelos ajenos. “Debe ser la propia comunidad, tomando
experiencias de otras instituciones del país y del extranjero, la encargada de
impulsar las transformaciones que la dejen satisfecha a ella y, después, a la
sociedad”.
Florentino Cruz
Ramírez, rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, dijo por su parte que
en estos tiempos, en que la UNAM entra a la discusión para su reforma, es
deseable que las experiencias vividas en otras instituciones puedan servirle.
Pero, aclaró, la respuesta a la posibilidad del cambio y
reforma interna está en su propia comunidad y no en otras personas o
instituciones ajenas.
En su oportunidad,
Carlos Briseño Torres, secretario general de la Universidad de Guadalajara, en
representación del rector, explicó que en el caso de esa institución, el
proceso de reforma contempló un cambio estructural profundo y sustancial en
todos los niveles. Consistió en la implantación de un modelo de red
universitaria en Jalisco, con lo cual se descentralizaron y regionalizaron los
servicios hacia zonas más importantes.
En su estructura
básica, abundó, la reforma impulsó el cambio de un modelo de escuelas y
facultades a una organización estructural y administrativa orientada por el
modelo departamental y organizada en una red de centros universitarios y un
sistema de educación media superior.
Por su parte,
Javier Castellón, rector de la Universidad Autónoma de Nayarit señaló que para
poder explicar el cambio de modelo universitario y, sobre todo de la
legislación universitaria que permita avalar las transformaciones académicas y
administrativas de la institución, hay que tener en cuenta el entendimiento
cabal de las tendencias históricas que ubican su situación actual.
Agregó que las
condiciones externas, como los procesos políticos, en este caso estatales, y la
lucha de grupos locales, permitirán emprender una reforma interna con mayor
seguridad y tranquilidad, así como las condiciones internas que puedan llevar a
cabo las transformaciones institucionales, sobre todo en lo académico,
administrativo y normativo.
A su vez, Rosaura
Ruiz Gutiérrez, directora general del Posgrado de la UNAM, comentó algunos de
los retos que enfrentan las universidades públicas. Estas, dijo, tienen que
seguir siendo instrumentos y motores del desarrollo socioeconómico y cultural,
sobre todo en los países más atrasados, además de ser fuentes de equidad,
fortaleza cultural e integración social.
Estas
instituciones, agregó, tienen que cumplir con esas expectativas. En tal sentido
la reforma en las universidades públicas debe estar orientada también a la
búsqueda de nuevas fuentes de recursos y a un uso cada vez más eficiente y
limitado de los mismos.
Sin duda, abundó
Rosaura Ruiz, el proceso de reforma del posgrado esta muy lejos de terminar.
Requerimos de una Universidad renovada con acuerdos básicos, con una comunidad
de diálogo permanente y con estructuras más ágiles y sensibles a los nuevos
proyectos que hay en el país.
Necesitamos, dijo,
un posgrado integral eficaz en la formación de recursos de alto nivel y, al
mismo tiempo, consciente de la necesidad de incorporar sectores sociales menos
favorecidos al proceso de producción y distribución de la información.
Por su parte, Rito
Terán Olguín, director del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Sur,
señaló que el modelo de educación media superior del país requiere formar
bachilleres con un fuerte compromiso social. Se necesita formar ciudadanos
aptos para construir su identidad como seres sociales, capaces de reflexionar y
construir soluciones.
La educación de los
futuros ciudadanos en el ámbito de los valores debe ser una prioridad del
Estado. El actual gobierno presentó en días pasados el Programa Nacional de
Educación 2001-2006 lamentablemente no incluyó un apartado especial sobre la
importancia de la formación ciudadana y política del bachiller.
Resaltó,
finalmente, lo oportuno de la celebración del próximo Congreso Universitario,
en donde se procesarán análisis y discusiones que permitirán hacer las
aportaciones pertinentes en virtud de la conceptualización y experiencia
acumulada, así como en el proceso de reflexión en el que estamos inmersos.
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