Boletín UNAM-DGCS-953
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Beverly Whipple, investigadora de la
Universidad de Rutgers, afirmó que además de la estimulación sexual, bloquea el
dolor
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El contacto físico no es estrictamente
necesario para producir un orgasmo, aseguró la sexóloga
El llamado Punto G –lugar de
excitación de la sexualidad femenina situado al frente de la pared interior de la
vagina que debe su nombre a su descubridor, el doctor Enst Gräfenberg– tiene un
significado más grande que el simple placer sexual, pues mediante experimentos
con voluntarias se ha demostrado que la estimulación de la vagina también
produce un efecto de bloqueo del dolor, aseguró Beverly Whipple, investigadora
de la Universidad de Rutgers,
La experiencia sexual de las
mujeres es muy complicada pues incluye diversos factores como la autoestima, la
imagen de su cuerpo, el placer, la satisfacción y muchos otros. Por ello, no se
les puede englobar en un solo modelo ni en una sola forma de responder
sexualmente hablando, explicó la sexóloga y psicobióloga, Beverly Whipple, en
su conferencia Beyond te G. Spot: recent research concerning female sexuality
en la Facultad de Psicología.
Mencionó que se debe tener en
cuenta que las mujeres no son iguales y además, escuchar las necesidades de
cada una, así como estar abiertos a las diferentes formas por las cuales ellas
sienten placer. Cuando la mujer experimenta un orgasmo, abundó, quiere decir
que no existen impedimentos físicos ni psicológicos para que así suceda.
Pero también es posible que
haya capacidad, deseo y receptividad para experimentar placer y satisfacción
independientemente del orgasmo. Estos últimos son característicos y parte
importante de la sexualidad femenina.
Un sistema de clasificación
que incluya factores psicológicos, biológicos y sociales, así como experiencias
diversas, puede ayudar a establecer las necesidades de la mujer para tener una
función sexual adecuada, dijo la sexóloga.
Todos esos aspectos dan en
total la función sexual femenina, y la ausencia o modificación de uno de ellos
podría provocar la disfunción. En este sentido dijo que la respuesta sexual
humana, y en especial la de las mujeres, no es lineal, sino mucho más compleja.
La doctora Whipple, quien ha
trabajado durante más de 30 años en ese campo, señaló que la sexualidad empieza
con aceptarnos a nosotros mismos para que de ese modo nos acepten los demás.
Señaló que el grado máximo de
excitación tiene que ver con la presencia de una fantasía en el momento de la
estimulación. En otro estudio, la especialista y sus colaboradores documentaron
tal fenómeno.
A pesar de que se registró una
gran cantidad de orgasmos por estimulación de los genitales, se vio que el
contacto físico no es estrictamente necesario para producir un orgasmo.
En este sentido, la
vicepresidenta de la Asociación Mundial de Sexología (WAS) apuntó que se requiere
una nueva definición para el orgasmo. “Tenemos que creerle a una mujer cuando
dice que ha tenido uno aún cuando nadie la ha tocado, incluso, ni ella misma”.
Los estudios al respecto continúan.
Hay mujeres que no tienen
orgasmos, incluso si se estimula el Punto G. Se vio, con base en las rutas
nerviosas, que ello se debe a que el estímulo va más allá del punto en el
cerebro conocido como T10, a donde llega la estimulación de los genitales.
En el estudio de mujeres con
daños en la espina se ha registrado que, al parecer, debe haber una ruta
nerviosa que vaya directamente de la vagina y el cérvix al cerebro, sin pasar
por la médula espinal. “Estamos haciendo estudios en mujeres a las que se hizo
un corte en el nervio craneal para determinar a qué parte del cerebro llega el
estimulo del orgasmo”, añadió.
Después de décadas de
investigación, aseguró Whipple, “mi interés es que las mujeres aprendan a
conocerse y así tengan mejores sensaciones”. Por ello, se deben hacer más
estudios a escala internacional, en distintas culturas, y ver las variables de
todo tipo, incluidas las sociales y culturales, que afectan la respuesta sexual
femenina para tratar de entender que les sucede “en lugar de meterlas en un
solo modelo de lo que es y no es placentero”.
Aseguró que los hombres son el
estándar normativo para la investigación y el tratamiento médico. “Esto
significa que, por lo general, las hormonas en el hombre establecen el estándar
para todos; aunque eso ha disminuido, espero que la sexualidad femenina y las
disfunciones de la mujer no se tomen de la misma forma”.
De 1990 a 1999 hubo dos y
media veces más estudios sobre disfunción sexual masculina que sobre la
femenina. El concepto de sexo ha sido definido por el hombre, de forma tal que
un solo orgasmo se ha convertido en el estándar de la respuesta sexual de la
mujer, a pesar de las incontables referencias, estudios y evidencia de la
eyaculación femenina, que por lo general es ignorada por sexólogos y médicos.
“Todavía no hemos
conceptualizado la sexualidad de la mujer en formas que no impongan categorías
que sólo aplican a la masculinidad y a los hombres. La sexualidad de ella es
diferente en muchas formas pero aún está atrapada en los límites conceptuales
masculinos”, concluyó.
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