6:00 hrs. Agosto 29 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-833                                           

 

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SIN UNIÓN LOS MOVIMIENTOS INDÍGENAS EN MÉXICO

 

·        El escritor Carlos Montemayor se refirió a ese tema, en la Mesa Redonda Ley de Derechos Indígenas

·        Este acto académico tuvo lugar en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM

 

En México no hay están unificados los movimientos indígenas y, en cambio, sí hay muchas facetas de este proceso, siendo una de ellas el EZLN afirmó el escritor Carlos Montemayor, en la Mesa Redonda Ley de derechos indígenas que se llevó a cabo en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, e inauguró Rosaura Ruiz, directora general de Estudios de Posgrado de la máxima casa de estudios.

 

Al participar en las Jornadas Académicas UNAM Posgrado, Montemayor agregó que, no obstante lo anterior “no estamos ante un panorama desolador o inerte de los movimientos indígenas, sino ante una dinámica general amplia y diversa en lo político cultural, pedagógico, literario, económico, militar incluso, la cual, sin embargo, no han hallado cause de unificación nacional”, lo que refleja una falta de madurez nacional.

 

De hecho, añadió, nuestro país le ha dado la espalda a los avances relacionados con las reformas de los derechos indígenas, contrariamente a lo que sucede en el mundo, pues en otras naciones hay una evolución en términos jurídicos, constitucionales y en instrumentos del derecho internacional alrededor de ese tema.

 

“Hay una preocupación en todo el mundo por legislar y adaptar legislaciones y constituciones en relación con las llamadas minorías”, destacó.

 

En el continente asiático, informó, hay más de 200 millones de individuos pertenecientes a minorías étnicas, más de 15 millones forman parte de comunidades tribales en África, y más de 45 millones en América”. Por tanto, “no se trata de un tema de cuatro municipios, como se dijo en 1994 en México, con la aparición del EZLN”.

 

Otro problema que debe atacarse en nuestro país para avanzar en los derechos de los indígenas es el racismo de los mexicanos, del cual no nos damos cuenta de su existencia por un detalle: creemos que nuestro mestizaje es incluyente y no es cierto. “Decimos descender de los indios –como concepto histórico, abstracto, aplaudimos los que no existen– y de los españoles, pero al indio de carne y hueso se le ataca, y no sentimos que tenga el menor rasgo de parentesco con nosotros”.

 

Esta forma de racismo, aseguró Carlos Montemayor, es brutal, “porque no dice: yo, raza diferente, te desprecio, sino que dice: yo que soy tu raza, soy superior a ti”.

 

Sobre el racismo profundo que permea a la sociedad mexicana, Andrés Medina Hernández, del IIA, señaló que “tiene dos caras”. Por un lado, está el plasmado en la Ley, que evita la posibilidad de los derechos de los indios, y, por otro, el romántico, propiciado por quienes los defienden como una entidad “pura”.

 

Este último, recalcó, ha sido nefasto, pues una de sus manifestaciones es negar el contexto nacional en el cual se encuentran los pueblos indígenas. “Es cierto, hay un gran movimiento indígena, una gran diversidad étnica, pero no podemos negar que ésta se inserta en las naciones contemporáneas, y que toda la lucha que se da de estos pueblos indios tiene que ser en este marco de lo nacional”.

 

La gran tarea, abundó, es buscar la forma que permita transformar el racismo profundo de la sociedad mexicana, que no sólo descalifica a los indios, sino también el otro que los exalta y distorsiona, no ubicándolos en su contexto real.

 

Por su parte, Sergio Sarmiento Silva, del Instituto de Investigaciones Sociales, aseveró que, si bien es cierta la importancia del reconocimiento de los derechos de los indígenas y de plasmarlos en la Constitución de la República, “es más relevante convencer a la sociedad nacional no india de la conveniencia de encontrar los caminos que conduzcan” al reconocimiento legal de aquéllos “sin confrontaciones y, mucho menos, sin discriminación”.

 

Ciertamente “no ha habido una discusión nacional, y el movimiento indígena nacional no ha tenido la capacidad de movilización, de convocatoria, de convencimiento con la sociedad nacional hoy en día, con las universidades, las iglesias, todos los sectores, para hacer un gran diálogo nacional de donde surja un nuevo pacto social.

 

Por ello, es lógico que ley indígena aprobada el mes de marzo pasado, “no sea más que la continuación de una serie de reformas constitucionales que muestran el eterno temor que existe entre la clase política del país sobre sus pueblos indígenas sean estos del PRI, o del PAN”.  De esta forma, el gran reto que tenemos como sociedad nacional no india, como académicos sobre todo, es imaginar otros caminos que nos ayuden a no continuar polarizando la discusión y hacer un intercambio de ideas más serio y reflexivo.

 

Rosaura Ruiz, directora general de Estudios de Posgrado de la UNAM, a su vez, destacó que las luchas por el reconocimiento de los derechos y la cultura indígena han generado un impacto cultural cuyas consecuencias todavía no podemos aquilatar. Su aporte más importante al país: haber puesto el tema de la equidad y el reconocimiento a las diferencias culturales en el centro de la construcción de la democracia”.

 

Y la Universidad Nacional tiene la obligación de promover que la discusión y el diálogo académico sean la base de una comprensión integral de los problemas y de sus soluciones, así como vincular la educación de la más alta calidad con la búsqueda de la equidad, permitiendo el acceso a los circuitos del conocimiento a los sectores más desfavorecidos, sin que ello signifique sacrificar el nivel académico.

 

Finalmente, María Teresa Valdivia Dounce, del IIA, comentó que al estudiar las sociedades que no tienen instituciones orientadas específicamente al mantenimiento de la ley y el arreglo de las pretensiones en disputa quedan las siguientes interrogantes: ¿es posible que el derecho hay aparecido antes del Estado?, ¿cuál es el mecanismo disparador del derecho?, ¿acaso es la sanción, la existencia de una autoridad o de instituciones jurídicas, o la interdependencia entre los individuos?, ¿qué papel juega la costumbre en el derecho de las sociedades de pequeña escala?, y, una última, ¿todos los aportes de los antropólogos que nos dicen para el caso mexicano?

 

 

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Carlos Montemayor y Teresa Valdivia, en la mesa redonda sobre la ley de derechos indígenas en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

 

 

 

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Andrés Medina, Sergio Sarmiento, Carlos Montemayor y Rosaura Ruiz en la mesa redonda sobre la ley de derechos indígenas, realizada en la UNAM.