Boletín UNAM-DGCS-827
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Patricia Volkow, jefa del Departamento de Infectología del
Instituto Nacional de Cancerología, dijo que no controla las enfermedades
infecto contagiosas
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Señaló que el precio de la basura de hospital va de tres a
13 pesos el kilo y el de la municipal es de 50 centavos
La
evidencia científica demuestra que el manejo de la basura hospitalaria no tiene
ningún beneficio en el control de las enfermedades infecto contagiosas y sí
provoca el incremento en los costos de la atención médica y la merma de los
presupuestos de los hospitales, aseguró Patricia Volkow.
La jefa del Departamento de Infectología del
Instituto Nacional de Cancerología (INC) participó en el ciclo Temas selectos de Derecho y Salud, organizado
por el Instituto de Investigaciones Jurídicas, con la conferencia Desechos hospitalarios. Su impacto en el
medio ambiente.
Acompañada por Lilia Rivero Rodríguez,
secretaria técnica de la Dirección General de Salud Ambiental de la Secretaría
de Salud, afirmó que la basura hospitalaria es muy similar a la doméstica,
empero, a partir de la normatividad vigente (NOM-087-ECOL-1995) su manejo se
hizo “extraordinariamente costoso”.
Recordó que el concepto de residuos peligrosos
se relaciona con otros como corrosivo, explosivo, inflamable y reactivo. Sin
embargo, en México se acuñó el término ‘biológico infeccioso’.
Explicó que es posible definir, desde el punto
de vista químico y físico, qué es corrosivo, por ejemplo, pero no sucede lo
mismo con el biológico infeccioso, porque todo lo es.
Hay que tomar en cuenta, recordó, que el ser
humano es el mismo donde esté: en el
hospital, en la casa, en el hotel, en la escuela, es decir, sus desechos son
los mismos. Por ello cabe preguntarse cómo surgió la idea de que la basura
hospitalaria es peligrosa.
La doctora Volkow manifestó que en México la
normatividad se da a través de la Ley General del Equilibrio Ecológico y
Protección Ambiental, de la cual se hacen reglamentos y normas oficiales como
la mencionada y otras como la 052, que clasifica los residuos peligrosos. En
ese contexto la comida que deja un paciente se cataloga como “peligrosa”.
Recordó que los hospitales existen desde la Edad
Media, pero hasta la fecha no existe evidencia epidemiológica de que los
desechos ahí generados representen un daño a la comunidad.
La normatividad en este ámbito surgió a finales
de los años 80 como consecuencia de que unos niños en una playa del noreste de
Nueva York se encontraron unas jeringas flotando y jugaron con ellas. Sin
embargo, se demostró que no provenían de los hospitales, sino de los
drogadictos intravenosos del Bronx, y de pacientes diabéticos que las tiraban
al desagüe.
De esa forma nació una normatividad para
proteger a la población de supuestos riesgos, con base en la percepción
únicamente. La legislación “para prevenir nada” en Estados Unidos dio inicio en
siete estados, lo cual costó siete veces más que todo el programa de vacunación
infantil extendida en ese país. “Desgraciadamente la legislación fue exportada
mediante el Tratado de Libre Comercio a México”.
La funcionaria mencionó que el precio de manejo
de la basura hospitalaria puede ir de un rango de tres a 13 pesos el kilo, dependiendo
si se trata de residuos patológicos o de otro tipo. El de la basura municipal
es de 50 centavos.
En el INC, hospital con 140 camas, se gastan
ocho mil 500 pesos diarios en tirar basura; en contraste, el sueldo de una
enfermera es de siete mil pesos al mes y el de un médico de nueve mil 500. Del
presupuesto destinado en el nosocomio para mejoras, mantenimiento y compra de
equipo, tirar los desechos representa el 40 por ciento. Con lo que se gasta en
dos días para tal fin se podría dar tratamiento completo a una mujer con cáncer
de mama, por ejemplo.
Patricia Volkow dijo que para que se dé un
proceso de infección y enfermedad se necesitan cuatro factores: la dosis
(suficiente cantidad del agente que produce la enfermedad), un huésped
susceptible, la presencia y capacidad del germen de producir la enfermedad, y
una vía de entrada.
En relación con el VIH y otras enfermedades
transmitidas por sangre, expresó que el mayor riesgo de infección lo corre el
personal médico al momento de tomar muestras de los pacientes, ya que los virus
requieren sangre fresca, con células vivas, y una vía de entrada, como las
producidas por los objetos punzo cortantes, en este caso las agujas.
Pero en la medida en que se seca, como el caso
de las gasas que se tiran, las células se destruyen y pierden viabilidad. Por
ello, el riesgo existente es principalmente laboral, intramuros.
Los desechos municipales, reiteró, tienen en
general una mayor cantidad de microorganismos patógenos; por ejemplo, en la
basura doméstica se tiran heces de animales, pañuelos desechables, etcétera, y
en cambio, mucha de la basura del hospital es estéril. Además, la sangre
eliminada en los hospitales se diluye en el drenaje.
Señaló que el riesgo de adquirir VIH en un
hospital se ha cuantificado. Si una persona sufre una picadura con una aguja es
del 0.3 por ciento. En el caso de la Hepatitis B es variable, pero para ella
existe vacuna, y para la Hepatitis C es de 3 puntos porcentuales. Así, de los
40 mil casos de SIDA reportados en el país, sólo ocho son laborales.
Además, en el INC se ha encontrado que el 73
por ciento de las jeringas se utilizan sólo para diluir medicamentos y/o se
aplican en sistemas plásticos, es
decir, nunca tocan un tejido humano, por lo cual no son peligrosas; del total, únicamente
el 17 por ciento contuvieron sangre.
Se utilizan ocho jeringas por
paciente/día/hospitalización, y así se generan 3,700 kilogramos de desechos
tirados como basura biológica infecciosa; sin embargo, de ellos 2,700 kilos
nunca tocaron tejido. Al año, esa institución genera, tira y paga cuatro
toneladas de jeringas.
A escala nacional se estima que al año se
hospitalizan cuatro millones de mexicanos y se generan 2 mil toneladas de
jeringas, mil 470 de las cuales tampoco
tuvieron contacto con sangre o tejidos. “En total fueron tiradas y pagadas como
residuos peligrosos a 10 pesos el kilo”.
Aseguró que en nuestro país existen empresas
que han bloqueado la publicación de la nueva norma que fue aprobada por el
Instituto Nacional de Ecología para corregir estos errores y que debió
publicarse desde el sexenio anterior. Ahora, las autoridades han mostrado su
disposición para publicar la nueva norma.
En Estados Unidos se gasta en salud un poco más
de tres mil dólares por individuo. En México se gastan 300 dólares y a pesar de
esta disparidad se importó la legislación. Empero, “nosotros no podemos darnos
el lujo de tirar el dinero y no podemos permitir la vigencia de una
normatividad que representa un problema tan importante para el sector salud”.
Volkow reconoció que los hospitales sí producen
desechos peligrosos para el medio ya que muchos de ellos no son biodegradables
y otros son tóxicos con la incineración y liberan metales pesados y sustancias
dañinas al ambiente, como el cloro, “pero la norma actual no trata ninguno de
estos puntos”, puntualizó.
En el manejo de la basura hospitalaria hay tres
universos de qué preocuparse: el individuo, en este caso el trabajador de la
salud; la comunidad, donde debe existir una norma sanitaria intrahospitalaria y
laboral; y el planeta, por lo que hay que poner énfasis en la reducción de la
basura, el reciclaje y la reutilización, como ya sucede en el INC, concluyó.
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Patricia Volkow, del Instituto
Nacional de Cancerología, (centro) ofreció en la UNAM conferencia sobre
desechos hospitalarios
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El manejo de la
basura hospitalaria incrementa el costo
de la atención médica: Patricia Volkow, del Instituto Nacional de Cancerología.