Boletín UNAM-DGCS-802
LA DISCRIMINACIÓN DE LAS MUJERES: HECHO SOCIAL, CULTURAL Y ECONÓMICO
·
Judith Astelarra Bonomi, de la Universidad
Autónoma de Barcelona, dijo que las políticas de Estado han permitido que este
fenómeno se mantenga
·
Apuntó que la diferencia entre hombres y mujeres es al mismo tiempo
desigualdad
La discriminación de
las mujeres es un hecho social, cultural, económico y también de política de
Estado que ha permitido la existencia, con lo cual se consolida una situación
caracterizada por la desigualdad entre hombres y mujeres.
Así lo aseguró la doctora
Judith Astelarra Bonomi, profesora de Sociología de la Universidad Autónoma de
Barcelona, al participar en el ciclo de conferencias Género, desarrollo y democracia, organizado por el Centro de
Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH).
En su conferencia Género,
desarrollo y políticas públicas, la catedrática española mencionó que desde las políticas públicas el eje que ha vertebrado la igualdad de
oportunidades viene del análisis de la política democrática.
Señaló que la
diferencia entre hombres y mujeres es al mismo tiempo desigualdad, entendida
como la menor obtención de lo que tienen unos y otros. Por ejemplo, en el mercado
de trabajo hay menos mujeres y los hombres no colaboran con las tareas
domésticas.
La también
coordinadora del Seminario de Estudios de la Mujer del Departamento de
Sociología de dicha universidad española, dijo que el feminismo ha puesto sobre
la mesa la desigualdad de las mujeres, llamándola discriminación u opresión, la
cual debe ser corregida.
Recordó que la
corrección de la desigualdad de las mujeres desde el Estado o la política se ha
hecho siempre a partir de las reivindicaciones feministas, las cuales
favorecieron a todas las mujeres y les ha permitido organizarse en grupos
determinados.
“La lógica de la
igualdad de oportunidades, como forma de política pública, es típica del
liberalismo político: hay que dar oportunidad a las personas para que corrijan
su desigualdad. En este sentido, lo primero es la corrección de los marcos
legales, hay que potenciar la legislación que no permita la desigualdad”.
Ésta, añadió, se
define como la ausencia de las mujeres en el mundo público; en la década de los
70, en el caso español, no estaban en el mercado de trabajo, la política o la
cultura. En esa época una mujer definía su identidad desde la familia y un
hombre desde su inserción en el mundo público.
La política de
igualdad de oportunidades busca mover mujeres del ámbito privado y familiar, al
público. Pero eso no es suficiente, se requiere modificar la estructura básica
del sistema de género que propicia la desigualdad.
Ello implica una
reconversión de categorías como la del trabajo. Por ejemplo, no se debe hablar
de la ausencia de las mujeres en ese ámbito, sino de su falta de presencia del
trabajo remunerado, del empleo.
Debe entenderse que el
ámbito privado de la familia es una unidad que produce bienes y servicios de
modo gratuito y cuyo costo es muy alto. Con tales acciones, se amplía la
estrategia de igualdad de oportunidades, aunque no haya la reivindicación
paralela (porque los hombres no piden ser “amos de casa”), aclaró Astelarra
Bonomi.
Explicó que la
política pública es una respuesta de las sociedades democráticas a la
reivindicación de grupos sociales afectados y del Estado para proteger los
derechos de las personas. Por ello, deben medirse, en este caso, no por cuan
feminista sea quien la ejecuta, sino por la calidad y resultados que tiene; es
decir, por su efectividad.
Manifestó que la
primera política de acceso al mundo público de las mujeres que se dio en España
fue corregir su ausencia en el ámbito educativo; la segunda, en el mercado
laboral. En la actualidad, ellas ocupan más sitios en las universidades, pero
no consiguen trabajo a la par de los hombres.
A diferencia de hace
25 años, las mujeres jóvenes están absolutamente integradas al trabajo, sin
embargo, aún los empresarios no les dan las mismas oportunidades que a los
hombres.
En ese sentido la
sociedad española ha cambiado. Empero, las mujeres descubren que la igualdad no
se ha conseguido cuando ingresan al mercado de trabajo y cuando tienen hijos.
Por ello, aún se requieren cambios en las políticas públicas, dando énfasis a la
administración local más que a la central, finalizó.
– o0o –
FOTO 1
Judith Astelarra Bonomi, de la Universidad Autónoma de Barcelona,
durante su intervención en el seminario Género, desarrollo y democracia, organizado
por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades
de la UNAM
FOTO 2
Daniel Cazés, director del CEICH de la UNAM, presentó a Judith Astelarra
Bonomi, de la Universidad Autónoma de Barcelona (izquierda), quien participó
hoy en la Universidad Nacional
FOTO 3
La discriminación de las mujeres es un hecho social, cultural y
económico indicó Judith Astelarra Bonomi, de la Universidad Autónoma de
Barcelona (izquierda), en el CEICH la UNAM