Boletín UNAM-DGCS-777
FUNCIONALIDAD FAMILIAR, FACTOR PARA CONTROL
DE PACIENTES DIABÉTICOS
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Cuando es adecuada disminuye la posibilidad de complicaciones o
severidad del padecimiento
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Francisco Javier Gómez Clavelina, de la Facultad de Medicina, explicó la
importancia de establecer programas de información para los familiares de los
enfermos
El control del
metabolismo de quienes padecen diabetes mellitus es sensiblemente mejor si se
aplica desde el momento en que se les detecta el mal y además reciben la
evaluación de la estructura y funcionalidad familiar, acciones que ayudan a así
disminuir la posibilidad de complicaciones.
Así lo aseguró el
doctor Francisco Javier Gómez Clavelina, coordinador de investigación del Departamento
de Medicina Familiar de la Facultad de Medicina, y destacó la importancia de
establecer programas de información y capacitación dirigidos a los familiares
de los pacientes para que sepan cómo apoyar a los enfermos y evitar que su
padecimiento empeore.
Recordó que en México
la diabetes mellitus es un problema de salud muy importante, pues se estima que
el 10% de la población es diabética y los familiares del enfermo, por el sólo
hecho de serlo, tienen un factor de riesgo de padecer el mal.
Afirmó que los
elementos que intervienen en el desarrollo de la diabetes han sido muy
estudiados; se conocen los factores biomoleculares, las complicaciones, la
importancia de la dieta y del ejercicio para su control, etcétera.
Empero, existen otros
problemas que no han sido debidamente atendidos por el área médica, tanto en el
ámbito público como el privado, como el hecho de que una vez que el paciente
diabético es diagnosticado, se le dan recomendaciones –dieta adecuada,
verificar de manera periódica su metabolismo, ingesta de medicamentos– que se
espera que siga en su hogar. Sin embargo, eso no ocurre.
"A pesar de los
esfuerzos del médico y del paciente no existe un verdadero control metabólico
pues las personas no tienen un conocimiento certero del problema de salud al
que se enfrentan", dijo y agregó que se ha detectado que a mayor
conocimiento de la enfermedad y apoyo familiar, mejor es ese control.
De ahí la importancia
del apoyo familiar para el paciente: estar al pendiente de que tome sus
medicamentos y de que acuda a consulta médica en forma regular, así como
controlar su alimentación.
El doctor Gómez
Clavelina llegó a tales conclusiones luego de que tuvo el interés de medir la
integración, estructura y funcionalidad de las familias y cómo interactúan dichos
factores con el cuidado de la salud. "Tuvimos la oportunidad de trabajar
en conjunto con los familiares de diabéticos para valorar si en su estructura
grupal existían elementos asociados a un buen o mal control metabólico",
dijo.
A partir de 1997 se
estudiaron 180 familias de pacientes diabéticos e hipertensos (tomadas de
manera aleatoria en la delegación Alvaro Obregón), a quines se les aplicó un
instrumento metodológico estandarizado en México por el propio doctor Gómez,
denominado FACES 3 (Family Adaptability and Cohesion Evaluation Scales), el
cual permite evaluar al grupo familiar en dos dimensiones: la cohesión (donde
intervienen aspectos como la unión y el afecto) y la adaptabilidad (o la
capacidad del grupo para modificar su estilo de vida ante un problema de
salud).
Se estudiaron variables
somatométricas (edad, peso, talla y lípidos en sangre), pues el control
metabólico se establece mediante elementos bioquímicos, como cantidad de azúcar
en sangre y el perfil de lípidos (trigliceridos y colesterol). "Si la
cantidad de azúcar está por arriba de 120 miligramos por decilitro, el paciente
tiene hiperglucemia y hay un control metabólico inadecuado", explicó el
especialista.
De esa forma se
encontró que existen familias balanceadas y extremas. Las primeras son las que
–por sus niveles de cohesión y adaptabilidad– pueden enfrentar con mayor
posibilidad de éxito la enfermedad. En tanto, las segundas tienen alto riesgo
de disfunción.
De las 180 familias
estudiadas, 28% resultaron ser extremas. En ellas el porcentaje de factores de
riesgo para desarrollar la enfermedad es más alto, por ejemplo, 24% presentan
anomalías en los perfiles de lípidos y problemas de obesidad, y el apoyo que
recibe el diabético es menor. En la mayoría de ese total hay un control
metabólico malo.
La próxima fase del proyecto se
realizará en la delegación Tlalpan, donde, además de valorar a las familias, se
llevará a cabo la capacitación de grupos familiares, los cuales deberán asistir
a reuniones específicas en los centros de salud y, de ser necesario, recibirán
visitas de especialistas en sus hogares.
Además de la mejoría para los
pacientes, "esperamos que estos programas permitan que la familia del
diabético entienda el riesgo en el que se encuentra, y que sepa la importancia
del cuidado del peso y talla, las características que debe tener su
alimentación y que de esa forma decrezca la posibilidad de que sus miembros desarrollen
la enfermedad".
Esto implica cambios en el estilo de
vida familiar que no se pueden dar de un día para otro, "pero creemos que
al haber identificado este factor como un elemento importante que interviene en
el control metabólico de los diabéticos podemos hacer mucho más en su beneficio
y el de sus familias", concluyó el doctor Gómez Clavelina.
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Pies de foto
Francisco Javier
Gómez Clavelina, de la Facultad de Medicina, aseguró que no existe un verdadero
control metabólico de los diabéticos debido a que las personas no tienen un
conocimiento certero del problema.
Una evaluación de la estructura y
funcionalidad familiar de los enfermos de diabetes mellitus, cuando esta se
detecta, disminuiría la posibilidad de complicaciones, reconoció Francisco
Javier Gómez, de la Facultad de Medicina.