Boletín UNAM-DGCS-756
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MICROORGANISMOS PODRÍAN RESCATAR EL MEDIO AMBIENTE
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Los productos microbianos son capaces de atacar
cualquier tipo de problemas de contaminación: Susana Saval, del Instituto de
Ingeniería
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Muchas de las bacterias presentes en ellos
serían provenientes de la ingeniería genética, lo cual podría implicar riesgos
desconocidos
La utilización de microorganismos en el rescate del ambiente ha cobrado
gran interés en el mundo. Entre las áreas de aplicación más prometedoras están
la biorremediación y el tratamiento de aguas residuales complejas y emisiones a
la atmósfera.
En suelos y acuíferos contaminados la biorremediación es la técnica más
prometedora y es la opción más segura cuando los microorganismos utilizan como
alimento a los contaminantes presentes, ya que los convierten en bióxido de
carbono durante el proceso de respiración.
Empero, en los
casos donde los microorganismos únicamente ocasionan la transformación química
de los contaminantes se debe llevar una vigilancia muy cercana para asegurar
que los productos de transformación sean menos dañinos que los compuestos que
les dieron origen, advierte la doctora Susana Saval, del Instituto de
Ingeniería.
Señala que en la década pasada comenzó la comercialización de productos
microbianos para la bioremediación de suelos y acuíferos, a los cuales se
calificó de “mágicos” al ser capaces de atacar cualquier tipo de problemas de
contaminación. Sin embargo, se teme que muchas de las bacterias presentes en
ellos sean provenientes de la ingeniería genética, lo cual implicaría riesgos
hasta ahora desconocidos.
Los daños causados por la industria del petróleo en México, se han
manifestado hacia los dos más importantes recursos naturales: el suelo y el
agua. Petróleo crudo y sus desechos de exploración y explotación han afectado,
principalmente, suelo y cuerpos de agua superficiales, mientras que los
combustibles destilados como gasolina y diesel han penetrado al subsuelo y en
algunos casos han contaminado incluso mantos acuíferos.
Después de la explosión en la ciudad de Guadalajara, en 1992,
ocasionada por la acumulación de vapores de combustibles en el drenaje, se
iniciaron los primeros trabajos de prospección del subsuelo, y más tarde, hacia
1993, empezaron a llegar a México diversas empresas extranjeras, provenientes,
principalmente, de Estados Unidos, Canadá y algunos países europeos.
Se inició entonces la comercialización de productos microbianos para la
biorremediación de suelos y acuíferos, recuerda la doctora Saval. Estos
productos son patentados, se venden como concentrados líquidos o en polvo. La
mayoría de ellos no describe con detalle su
contenido, generalmente se aplican mezclados con nutrientes y agentes
tensoactivos, comúnmente conocidos como surfactantes.
De
ese modo, se han aplicado diversos productos desconocidos, en parte, debido a
la presión social y de las autoridades ambientales para solucionar los
problemas de contaminación con rapidez.
Empero, muchos de los trabajos de campo no han funcionado y,
extraoficialmente, se sabe de varios casos en los que se han generado mayores
desastres ecológicos después de su aplicación. “El desconocimiento del riesgo
que ocasiona la aplicación indiscriminada de Microorganismos Manipulados
Genéticamente (MMG), ha llevado a la necesidad de identificar su origen y la
manera en que entran al país, pero la información obtenida hasta ahora ha sido insuficiente”,
añade.
En los países desarrollados se han generado microorganismos útiles en
biorremediación, que incluyen MMG, bacteria resistente a altas concentraciones de
contaminantes, que puede degradar desechos poco comunes o de difícil
destrucción, además de que lo hace en poco tiempo.
En tanto, los MMG se caracterizan por tener, como marcadores, genes de
resistencia a antibióticos que son estables en condiciones controladas de
laboratorio, pero sobre todo, pueden intercambiar su información genética por
medio de los mecanismos de recombinación genética o liberarla al medio cuando
las condiciones son adversas para su desarrollo.
Son partículas tan pequeñas que al liberarse en un espacio abierto
pueden movilizarse fácilmente con ayuda de vectores naturales como el viento,
la lluvia y las corrientes de agua, con lo cual se puede perder el control de
su dispersión.
“A pesar de las muchas investigaciones realizadas con MMG en el
laboratorio, muy poco se conoce de la sobre vivencia, comportamiento y destino que pudieran tener en el campo;
por ejemplo, una baja concentración de contaminantes específicos podría limitar
su crecimiento, o bien, cambiar sus preferencias de nutrición hacia otros
substratos más favorables”, señaló la especialista.
Además, añadió, la información genética que lleva consigo una
resistencia a antibióticos puede ser liberada al ambiente y ser transportada
hacia otros seres vivos, plantas, animales o incluso los humanos, quienes al
recibirla por ingestión, inhalación o contacto dérmico, pueden hacerse
resistentes a los antibióticos en cuestión y ser más vulnerables a sufrir
infecciones que no puedan ser tratadas.
“De hecho –ejemplifica- se han detectado animales de granja con
infecciones en vías respiratorias causadas por la bacteria del género Pseudomonas resistentes a antibióticos
de los que no existe un agente causal fácil de identificar”.
En el ámbito científico, la liberación de MMG con fines de
biorremediación todavía está en fase experimental y existe mucho escepticismo
acerca de su eficiencia.
Explica que la habilidad de liberar, movilizar o recibir genes no
constituye un riesgo inherente de los organismos con estas capacidades; por el
contrario son mecanismos normales de la bacteria durante su evolución y sobre
vivencia. Sin embargo, existe una diferencia importante entre éstas y los MMG:
éstos, con transferencia de ADN recombinante, no han pasado por un proceso
evolutivo.
Con estos antecedentes, añade, durante la evaluación del riesgo de
liberación de esos microorganismos se deberá hacer énfasis en considerar los
peligros que surgen al as ociar
genes, formando nuevas combinaciones genéticas de las que no se conoce el
comportamiento o las consecuencias biológicas.
Las evaluaciones del riesgo deben realizarse caso por caso, tomando en
consideración el organismo parental, la modificación genética introducida, el
medio receptor y la capacidad de manejar los riesgos identificados.
La evaluación de riesgos debe basarse en información obtenida por la
investigación científica como una forma de garantizar que se proceda con el
mayor margen de seguridad posible. Los riesgos que se corran deben estar
balanceados y superados por los beneficios productivos, económicos y
ambientales para México.
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La Biorremediación es una técnica prometedora para el tratamiento de suelos y acuíferos contaminados, afirmó Susana Saval, del Instituto de Ingeniería