Boletín UNAM-DGCS-729
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LOS INSECTOS COMESTIBLES NO SON UNA ALTERNATIVA
ALIMENTICIA,SON UN ALIMENTO MÁS
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Julieta Ramos Elourduy, del Instituto de Biología de la
UNAM, apuntó que los insectos comestibles contienen gran cantidad de vitaminas
A, B, C y D, así como grasas polinsaturadas
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Podrían formar parte de la dieta del mexicano cuando se
impulse un programa especial que permita su cultivo
Los insectos comestibles no son una
alternativa alimenticia sino un alimento más con alto valor nutritivo, rico en
vitaminas, sales, minerales y grasas polinsaturadas, aseveró la investigadora
Julieta Ramos Elourduy, del Instituto de Biología.
Se trata, subrayó de un
elemento que podría formar parte de la dieta de los mexicanos cuando se impulse
un programa especial que permita fomentar su cultivo. Incluso, añadió, se puede
mejorar el contenido de nutientes de algunas especies.
La entomóloga universitaria aseveró que
el potencial alimenticio de los insectos es enorme. Por ejemplo, cerca de las
tres cuartas partes del cuerpo de un chapulín está constituido de proteínas de
buena calidad.
Además, aseguró, las grasas de los
insectos son polinsaturadas, y contienen una gran cantidad de vitaminas A, C, D
y, sobre todo, del grupo B, es decir tiamina, riboflamina y niacina, sustancias
importantes en los trópicos, toda vez que los vegetales de estas regiones
carecen de ellas.
Ramos Elourduy destacó que aún cuando se
dan por temporadas para el consumo de las especies, hay insectos para comer
todo el año. Incluso, dijo, se ingieren plagas como los gusanos del maíz o la
llamada langosta, la cual se emplea como alimento en casi todo el mundo.
Indicó que se han realizado estudios de
las sales minerales de los insectos y se observó que algunos son ricos en
calcio, todos contienen altas cifras de magnesio, algunos contienen fierro,
otros potasio, y otros más sodio. “Vemos que tienen muchas propiedades
alimenticias sobre todo, proteínas, de excelente calidad, pues superan los
valores del patrón de la FAO-ONU, emitido en 1985”.
De tal manera que si se
combina el consumo de insectos alimenticios con tortilla y frijol, los
individuos podrán formar más células, reparar más tejidos, mantener su sistema
inmunológico protegido de enfermedades, y mejorar su calidad de vida.
Incluso, dijo, la NASA planea
llevar cultivos de insectos en viajes espaciales de larga duración para obtener
de ellos proteínas. Destacó que, en general los insectos, desde siempre, han
sido considerados por su importancia y fin utilitario. Hoy están en
restaurantes de cinco tenedores, en los que son considerados platillos de gourmet, a precios elevados.
Destacó la ausencia de una
reglamentación para la explotación y exportación. El recurso, en un momento
dado puede, sino exterminarse, sí disminuir las poblaciones de manera
significativa, tal como sucedió con el gusano blanco del maguey el cual fue
sobre explotado. Además, el cultivo de magueyes se sustituye gradualmente por
el de cebada lo que hace que la población de estos animales decrezca.
En la comercialización de los
insectos comestibles el número de intermediarios es alto, “exacerbado con
ganancias bestiales y los explotados son nuevamente los campesinos” destacó la
investigadora.
Por ejemplo, a un campesino
por cada kilo de escamoles le pagan entre 60 y 80 pesos, los intermediarios lo
venden en 300. De esta manera, las ganancias del intermediario en este sector
llegan a ser, en ocasiones, hasta de más del mil 500%, de acuerdo con el
insecto que se comercialice.
“Ahora se hace fraude con el
gusano blanco –bastante escaso en general– con el del nopal, los cuales son
mezclados con larvas de mariposa y al momento de su cocción el sabor se
confunde”.
De igual manera comentó que
por la elevada demanda de los jumiles, el precio de éstos se ha elevado hasta
en 500%. Por ello, dijo, “proponemos se empiecen a elaborar cultivos, por lo
menos de las especies en las que la tecnología está puesta en punto”.
Por ejemplo, explicó, en el
caso del gusano blanco de maguey, el Instituto de Biología implementó una
técnica para sembrado de gusanos de éstos así como de nidos de escamoles,
técnica mediante la cual el producto mantiene sus características originales.
En cuanto al gusano rojo de
maguey no hay, hasta la fecha, estudios sobre su cultivo. Por ello, puntualizó,
es necesaria una norma y reglamentación debido a la alta demanda de mezcal.
“Estados Unidos no aceptaba que esta bebida llevará el gusano dentro”.
Sin embargo, luego de un
estudio realizado por la investigadora universitaria y presentado a las
instancias correspondientes en aquella nación, la entrada de este producto
mexicano fue aceptada.
Reiteró la necesidad de
reglamentar la recolección, explotación y exportación, tanto del gusano blanco
como del rojo de maguey, pues ambos son los únicos exportados legalmente.
Es necesario prestar atención
a este recurso natural renovable porque es el más abundante. “Cuatro quintas
partes del reino animal son insectos, las proteínas de éstos son el alimento
más completo, la tradición de su consumo proviene desde la época prehispánica;
tienen ciclos de vida cortos y un grado de reproducción elevado, por eso
podemos contar con varias generaciones
al año que pueden ayudar a la alimentación del sector agrícola y de la
población en general”.
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Julieta
Ramos Elourduy, del Instituto de Biología de la UNAM afirmó que los insectos
comestibles no son una alternativa alimenticia, sino un alimento más.
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El
impulso al cultivo de insectos comestibles, contribuiría a que este tipo de
alimento forme parte de la dieta de los mexicanos, aseveró Julieta Ramos
Elourduy, del Instituto de Biología de la UNAM.