Boletín UNAM-DGCS-727
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LOS SUPERMERCADOS CONCENTRAN 80% DE LAS VENTAS
DE ALIMENTOS, EN LA CIUDAD DE MÉXICO
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Este canal de distribución le restó fuerza
al sistema de venta al menudeo; por ello, el mercado público enfrenta el reto
de su sobrevivencia
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Su expansión propicia la desaparición de
algunos giros tradicionales, como pescaderías y lecherías
El
canal de distribución de alimentos más importante para la ciudad de México está
representado por los super, hiper y megamercados, las tiendas y bodegas de
conveniencia y los sistemas de clubes, en los que se concentra cerca del 80% de
las ventas señaló Felipe Torres Torres, del Instituto de Investigaciones
Económicas (IIEc) de la UNAM.
Entre los atributos que le permiten ser el espacio dominante del abasto
en la urbe, informó, se encuentra su respuesta a los requerimientos de
seguridad y funcionalidad del consumidor. Es decir, a cualquier hora del día
cuenta con una amplia diversidad de productos alimentarios en un mismo espacio.
Otro aspecto en favor del canal de distribución moderno es su
tecnología de venta, la cual es superior a la de las misceláneas o los
tianguis: el pesaje es exacto; tiene código de barras, lo que permite al
cliente despacharse con rapidez; es más higiénico; por lo regular tiene calidad
homogénea y cuenta con sistemas de créditos, de ofertas permanentes y
publicidad, así como con capacidad de desplazamiento.
Antes, comentó, sólo se ubicaba en espacios a los que acudían los
estratos medios de la sociedad. Ahora, prácticamente se encuentran en cualquier
zona de la ciudad. Las tasas de crecimiento de algunos establecimientos son de
hasta el 15%, lo cual está por arriba del desarrollo económico del país.
Adicionalmente, tiene capacidad de diversificación en términos de las
preferencias cambiantes de los consumidores, realizan ventas por teléfono o por
Internet y cuenta con estacionamiento.
Este sistema de distribución, agregó Torres Torres, le restó fuerza a
la venta al menudeo, incluso provocó la desaparición de algunos giros
tradicionales, como pescaderías y lecherías.
Otra de las implicaciones de su expansión, agregó, es restarle fuerza a
la Central de Abasto (Ceda), “porque no necesariamente se surte en ella”. En
ocasiones, cuenta con su propio sistema de proveedores , incluso obtiene la
mercancía directamente al establecer contratos de siembra, algunos orientados a
la importación de alimentos. Además, tiene sus propios transportes.
La Ceda, mercado mayorista orientado fundamentalmente a la
concentración y expedición de frutas, hortalizas y abarrotes, es la fuente de
distribución de un segundo nivel: los mercados públicos y sobre ruedas; los
tianguis, las misceláneas y las verdulerías, así como las tiendas de abarrotes
y los supermercados. En total, se calcula que hay alrededor de cuatro mil
puntos de distribución de alimentos en fresco.
Sin embargo, explicó, una de las consecuencias más importantes de la
preponderancia del canal moderno de distribución es el declive de los mercados
públicos que, en este momento, enfrentan el reto de su sobrevivencia. En forma
paulatina perdieron su razón de ser como lugar de expendio de alimentos y los
locales comenzaron a destinarse a vender otro tipo de productos como ropa.
Además, se hicieron espacios muy caros por la fuerte competencia que
enfrentan. Los de Mixcoac, San Angel y Coyoacán tienen márgenes de sobreprecio
de hasta el 40% en algunos productos básicos como el frijol.
En este fenómeno influyó también que los mercados “son tierra de nadie”
-porque al ser concesiones los locatarios no invierten en ellos-, y el gobierno los abandonó al no apoyar los
subsidios. Tampoco se pusieron en práctica sistemas tecnológicos para mejorar
la atención ni maneja créditos para el cliente.
Como factores que le quitan clientela al mercado público, pueden
señalarse, además, la inseguridad en el manejo del producto, la violencia que
distingue a las zonas donde se encuentran, la falta de higiene y funcionalidad.
Por
otra parte, el investigador destacó que el sistema general de distribución de
la ciudad de México es muy eficiente en cuanto a su cobertura. Prácticamente,
no hay ningún lugar desabastecido. “Si antes un supermercado operaba en un
radio de seis o siete kilómetros ahora lo hace en dos, la gente puede acudir
caminando.
Se cubren todos los niveles de la oferta, por lo que no existe ninguna
posibilidad de que la gente quede sin abasto. La calidad de los productos es
heterogénea y depende de la capacidad del
consumidor de accesar a un tipo de mercado u otro.
Torres
Torres explicó que esta situación se presenta en gran medida por la existencia
de un mercado potencial. Se calcula que habitan esta urbe de 13 millones a 14
millones de personas, de las cuales cerca de siete millones sostienen a los
supermercados y, una parte marginal, a los mercados públicos.
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Los mercados
públicos enfrentan actualmente el reto de su supervivencia, indicó Felipe
Torres Torres, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM
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Los supermercados
concentran el 80% de las ventas de alimentos en la ciudad de México, destacó
Felipe Torres Torres, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM