Boletín UNAM-DGCS-712
EL PEZ BLANCO Y EL CHARAL, PRÓXIMOS A SER CONSIDERADOS
COMO ESPECIES AMENAZADAS
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La solución es el cultivo, aseguró Rodolfo Cárdenas Reygadas, de la
Facultad de Estudios Superiores FES Iztacala
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Un grupo multidisciplinario estudia reproducción y desarrollo en
cautiverio, alimentación fisiología y microbiología
De continuar las
presiones sobre el pez blanco y el charal "es muy probable que pronto
estas especies pudieran ser incluidas dentro de las normas de protección para
especies amenazadas. Una solución a esta problemática sería realizar cultivos
de pez blanco", aseguró Rodolfo Cárdenas Reygadas, de la Facultad de
Estudios Superiores (FES) Iztacala.
Informó que con el
evidente crecimiento de la población humana, la presión ejercida sobre estas
(pertenecientes al género Chirostoma)
ha ido en aumento. Tan sólo durante 1997 se pescaron cerca de 137 toneladas de
pez blanco de Pátzcuaro, Michoacán.
Por ello, tomando como
modelo al Chirostoma humboldtiano,
conocido como charal grande o pez blanco del altiplano, un grupo de académicos
de la FES Iztacala, coordinado por el propio Cárdenas Reygadas, trabaja en un
proyecto integral en el que estudian aspectos de reproducción y desarrollo en
cautiverio, alimentación fisiología y microbiología del pez, para lograr, en un
futuro mediato, su cultivo.
El académico
universitario destacó que en nuestro país el género Chirostoma representa un grupo de peces endémicos, en el que están
incluidos el blanco de Pátzcuaro y los charales.
La distribución
principal de estos peces está en la parte centro occidental del país, como
Michoacán, Jalisco, Hidalgo, el estado de México, y en algunos estados del
norte de México.
Se cree -agregó- que
el grupo era de origen marino y que invadió aguas continentales, quedando
atrapado en ellas. Estos peces han sido parte de la dieta tradicional de las
comunidades desde tiempos prehispánicos.
Cárdenas Reygadas dijo
que al no estar domesticada la especie, el reto es grande, sobre todo en lo que
se refiere a aspectos de adaptación a condiciones de cautiverio, que
posibiliten el acceso a organismos con mayor facilidad para su estudio.
Por lo pronto, se
trabaja en la determinación de la secuencia de aminoácidos de algunas hormonas
involucradas en el crecimiento y la reproducción, así como en el estudio del
tipo de alimento que los peces ingieren en las diversas fases de su ciclo de
vida.
También se registra el
crecimiento en estanques rústicos y se identifica el tipo de bacteria asociada al
pez, que puedan representar una amenaza para el mismo o la población que los
consume. En ese sentido, hace unas semanas quedó concluido un atlas del
esqueleto del organismo.
Apuntó que de
conseguirse tener los elementos suficientes para lograr el cultivo del charal
grande o pez blanco del altiplano, es probable que la presión sobre las
poblaciones naturales de este género disminuya de forma considerable.
Otra de las ventajas
de cultivar estas especies es el hecho de que se puede controlar la calidad de
agua en los estanques, ya que si bien el grupo no es tan exigente en cuanto a
calidad del agua como las truchas, sí requiere que su medio no tenga la
cantidad de contaminantes que en ocasiones se registra en las presas o en los
lagos donde se desarrolla, lo cual, además, representa un peligro potencial
para la población que lo consume de forma habitual.
Por otro lado,
de lograr su reproducción en cautiverio, sería la primera especie de pez
mexicano de agua dulce que se cultivaría. Todas las demás que se cultivan en
estanques en el país son introducidas o, en el mejor de los casos,
características de ciertas zonas, como la carpa, la tilapia, la trucha y el
bagre.
El cultivo también
podría ayudar al desarrollo de las comunidades, con lo cual se generarían fuentes
de empleo permanentes.
El académico de la FES
Iztacala sostuvo que dado que el charal grande ya está incorporado en la dieta
del mexicano, es muy probable que un aumento en la oferta recibiría buena
aceptación por parte de la comunidad, lo cual sería un aliciente para su
cultivo.
Dijo que si bien la
problemática a resolver para lograr el cultivo de este género es compleja, se
requiere de la participación de especialistas en varias disciplinas que aporten
sus esfuerzos y trabajos, con la idea de conocer lo mejor posible al pez blanco
del altiplano.
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