Boletín UNAM-DGCS-697
LA INTEGRACIÓN
ENERGÉTICA DE MÉXICO CON EU, SÓLO ROMPIENDO ESQUEMAS INSTITUCIONALES
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Víctor Rodríguez Padilla, académico del CIE
de la UNAM indicó que la unificación plantearía un cambio constitucional
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Participó en el Seminario Internacional Los
nuevos actores en el espacio de América del Norte
Debido
a que las formas, institucional y regulatoria, de organización de la industria
eléctrica nacional difieren de las de Estados Unidos, la integración energética
plena de ambos mercados implicaría romper los esquemas institucionales
mexicanos aseveró Víctor Rodríguez Padilla, académico del Centro de
Investigación en Energía (CIE) de la UNAM.
Ello, añadió el especialista universitario, requeriría cambiar la
Constitución en los artículos 27 y 28. Pero como es bien sabido, resulta difícil
llevar a cabo reformas constitucionales.
Al participar en el
Seminario internacional Los nuevos
actores en el espacio de América del Norte, Rodríguez Padilla apuntó que recientemente Vicente Fox
propuso una modificación de la ley del servicio público de electricidad “y ya
hay una controversia”.
Precisó
que, por la composición del Senado de la República, durante los próximos años
será prácticamente imposible realizar cambios en la Constitución. A menos que
el PRI negocie con el PAN, aunque en ciertas situaciones no es tanto un
problema de partidos, sino de las personas que están en las comisiones.
El
investigador universitario destacó que el ritmo y alcance de la integración
energética en América del Norte dependerá, fundamentalmente, de tres factores:
la dotación de recursos energéticos a bajo costo, las formas de organización y
la regulación de las industrias de la energía, así como de los factores
institucionales.
Apuntó que si existe
la disponibilidad de recursos, si son compatibles las formas de organización y
regulación, y hay voluntad política, la integración avanzará a grandes pasos,
“de lo contrario su marcha será bastante lenta”.
Consideró que
la política energética de Estados Unidos implica para México mayor presión,
“para que el país abra su sector energético en pro de la mayor integración”.
Puntualizó que es grande el nivel de integración que México ha alcanzado con
ese país, sin embargo “no se encuentra en el nivel óptimo deseable”.
Rodríguez
Padilla se manifestó en favor de la integración energética con América del
Norte, así como por el diseño y puesta en marcha de una estrategia ordenada de
integración que permita maximizar el beneficio económico, financiero,
industrial tecnológico y estratégico para cada nación, a la vez que se limiten
los efectos ambientales y sociales negativos y se fortalezcan la soberanía y la
independencia nacional.
Puntualizó
la necesidad de vincular el concepto de integración con el desarrollo y no con
el de subordinación. “De ahí la necesidad de evitar abordar el tema de la
energía desde un enfoque estrictamente comercial o se acepte aisladamente
proveer volúmenes garantizados”.
Ante
todo, se trata de compartir riesgos y beneficios pero no de la actividad
extractiva, sino de la transformación de sus fases. Las rentas económicas
asociadas a los hidrocarburos deben ser para los mexicanos no para los
estadounidenses”, finalizó Víctor Rodríguez.
Apuntó,
que hay cerca de 38 mil 500 compañías transnacionales, con 250 mil filiales
extranjeras, así como 5 mil organizaciones no gubernamentales, aproximadamente.
Algunas de éstas, como Amnistía Internacional o Greenpeace son muy conocidas y
son entidades con un claro objetivo.
Por
otra parte, hay 300 organizaciones intergubernamentales como las Naciones
Unidas, la Unión Europea o la 0rganización del Café; sin embargo habría que anotar
que no todas las redes transnacionales son buenas por definición.
Por
ejemplo, el crimen organizado, el narcotráfico y el terrorismo, construyen
complejas redes difíciles de combatir. “No todas las ONG’s sirven solamente al
propósito que persiguen. En ocasiones pueden ayudar a intereses específicos,
económicos, comerciales o hasta políticos, para atacar a un país determinado”,
dijo.
Lo
que es claro, precisó, es que estas organizaciones ayudan a definir la agenda
de los países y ocupan un lugar determinante en la política mundial.
Resaltó
que el Producto Interno Bruto de algunas empresas trasnacionales es superior a
la mayoría de las naciones desarrolladas. Esta característica, abundó, las
convierte en inevitables actores internacionales que ponen en entredicho las
políticas económicas exteriores de los países.
Los tiempos actuales,
finalizó, se caracterizan por las alianzas transnacionales, en ocasiones
constituidas de manera informal con un propósito determinado, como es el caso
de las llamadas comunidades epistémicas, formadas en torno a convicciones o
valores que contribuyen a crear conciencia mundial sobre un determinado
problema, como podría ser el medio ambiente.
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PIE DE FOTO
Víctor Rodríguez Padilla, del Centro de Investigación
en Energía, dijo que la integración en América del Norte dependerá de las
formas de organización y regulación de las industrias del ramo, entre otros
factores.