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En entrevista, la integrante del
Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, aseveró que en la actualidad
se aprecia más autonomía en la mujer
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Salen al mercado laboral todos
los miembros de la familia capaces de generar ingresos, sostuvo
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La mujer ya se reconoce como
sujeto de derechos inalienables
Cambiará la estructura de la familia mexicana
en este siglo, debido al movimiento de reivindicación de los derechos de las
mujeres, afirmó Teresita de Barbieri, del Instituto de Investigaciones
Sociales.
En entrevista, la socióloga señaló que en la
actualidad se aprecia más autonomía por parte de la mujer, porque ésta ya se
reconoce como sujeto de derechos inalienables y, por lo tanto, su papel en las
unidades domésticas ha cambiado.
Antes –explicó- el hombre, como jefe de
hogar, tenía la connotación de alguien que mandaba, aportaba los mayores
ingresos al hogar y tomaba las decisiones. Hoy, esto es un tanto ficticio
porque cada vez son más integrantes de la familia los que aportan ingresos y no
necesariamente es el varón mayor quien lo hace.
La especialista en relaciones de género
agregó: “en la actualidad salen al mercado laboral aquellos miembros de la
familia capaces de generar ingresos”.
Ahora, puntualizó, las mujeres se mantienen
más tiempo en el campo de trabajo, ya no son las jóvenes que antes trabajaban y
al casarse dejaban de hacerlo para dedicarse al hogar.
En ocasiones, reconoció, al ser madres dejan
sus empleos, pero por lo general se reincorporan al trabajo cuando los hijos
dejan de ser demandantes. Sin embargo, todavía recae en ellas el trabajo
doméstico, porque si bien es cierto tienen en promedio jornadas de trabajo más
reducidas, al final de la semana laboran entre 10 y 12 horas más que los
hombres.
Hay hogares donde los varones adultos no
están presentes y por lo tanto la responsabilidad recae en una mujer, enfatizó
la investigadora. Esto se explica por la migración de los hombres a Estados
Unidos, el abandono de hogar o porque muchas veces las mujeres no quieren
cargar con un hombre que las maltrata y aporta poco para el sustento.
Por ello, abundó, algunas especialistas en el
tema afirman que las modalidades de familias no nucleares (extendidas o
ampliadas) han crecido en los últimos 15 años, periodo en el cual hubo por lo
menos dos factores importantes que influyeron en los cambios demográficos: la
caída de la fecundidad y la situación económica del país.
Al disminuir la cantidad de hijos y cambiar
el modelo económico, los hogares se empequeñecieron y se tuvo que buscar la
sobrevivencia de los integrantes de la familia, dijo De Barbieri.
Los cambios en la economía, aseveró, han
significado una caída del salario real y el aumento del número de personas que
trabajan por familia, por lo menos una persona más por hogar, “y si las
posibilidades económicas de la gente no mejoran, más integrantes de la familia
tendrán que trabajar fuera”.
Además, sugirió, se debe tomar en cuenta la
situación actual de la vivienda para saber si es posible acoger más personas en
un hogar o no, ya que hasta ahora la mayoría de las familias han funcionado
sobre la base de una gran solidaridad: la de los lazos de parentesco.
Sin embargo, concluyó, en ciertos sectores se
está llegando al límite de la solidaridad y esto se hace más evidente con los
ancianos, quienes no tienen ingresos y aunque a veces cuentan con un
patrimonio, son consideradas como personas que demandan mucho y aportan poco.
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Pie de foto 1
Reinvindicar los
derechos de las mujeres cambiará la estructura de la familia mexicana en este
siglo, afirmó Teresita de Barbieri, del Instituto de Investigaciones Sociales.
Pie de foto 2
Teresita de Barbieri,
del Instituto de Investigaciones Sociales, sostuvo que las mujeres de hoy ya no
son las que antes trabajaban y al casarse dejaban de hacerlo