6:00 hrs. mayo 17 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-498

 

MANTENER UNA MONEDA FUERTE ACENTÚA EL PROBLEMA DE LA INESTABILIDAD BANCARIA

 

·        Señaló el investigador de la Facultad de Economía, Arturo Huerta González

·        No existen condiciones macroeconómicas productivas y financieras para tener un peso fuerte

 

La política de trabajar con una moneda fuerte para propiciar la entrada de capitales desquicia los fundamentos económicos, profundiza el déficit del sector externo, presiona las finanzas públicas y acentúa el problema de la inestabilidad bancaria, destacó el investigador de la Facultad de Economía, Arturo Huerta González.

 

En la conferencia El Super Peso, impacto sobre el comercio exterior, la economía y las finanzas, Huerta González dijo que el costo que representa para el país bajar la inflación a través de este de tipo de cambio -de dólar barato- es que “se abaratan las importaciones y los productores nacionales tienen que bajar sus precios”.

 

Esto redunda en la disminución de la competitividad que a su vez conlleva a que las importaciones crezcan, así como a un mayor déficit en el comercio exterior y a depender cada vez más de la entrada de capitales.

 

Nos condena, destacó el académico universitario, a depender de una política que favorece la entrada de capitales, a insistir en la disciplina fiscal, y a acentuar el proceso de privatización de empresas públicas, con las consecuentes altas tasas de interés para atraer capitales y financiar el déficit de comercio exterior.

 

Huerta destacó que la pérdida de competitividad disminuye los márgenes de ganancia de la esfera productiva nacional, lo cual ha llevado al sector privado a tener un sobre endeudamiento interno y externo.

 

Apuntó que el actual tipo de cambio afecta la competitividad de las empresas nacionales no integradas a la industria norteamericana, pero –para el país del norte– es benéfico por el abaratamiento del costo de sus importaciones.

 

Destacó también que la propia entrada de capitales –que es la que aprecia el tipo de cambio– afecta negativamente sobre las finanzas públicas porque el gobierno tiene que esterilizarla para evitar impactos inflacionarios; esto es, tiene que emitir deuda pública.

 

Por todo ello, abundó, no existen condiciones macroeconómicas productivas y financieras para tener un peso fuerte, no obstante, tenemos cada vez una moneda más sólida, más apreciada, porque se tiene un diferencial de tasa de interés atractivo.

 

El investigador destacó que hoy tenemos menos industria que hace 20 años, rompimiento de cadenas productivas, una banca que no otorga crédito, así como endeudamiento interno y externo.

 

Entonces, la pregunta es ¿cómo México va a pagar las tasas de interés que ofrece? El problema del país no es de la inflación, sino que no se tiene esfera productiva, banca ni condiciones para un crecimiento sostenido; sí tiene desempleo y pobreza, dijo.

 

Reconoció que la banca mexicana está más capitalizada que en 1994, y lo ha logrado a través de la deuda pública o con entrada de la banca internacional, pero no logra capitalizarse a través de sus ganancias pues no puede aún asegurar el reembolso de los créditos.

 

Por ello, finalizó, estamos obligados a tener tasas de interés reales, para que el capital venga y así financiar el déficit del capital externo, evitando que el del comercio exterior desestabilice al tipo de cambio.

 

 

 

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