14:00 hrs. marzo 20 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-284

 

RECHAZAN CAPITALINOS CORPORACIONES POLICIACAS Y DE IMPARTICIÓN DE JUSTICIA

 

·        Aída Valero Chávez, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social, dijo que en esta administración continúa elevado el índice delictivo

·        Realizó una encuesta entre habitantes de las delegaciones políticas de Cuauhtémoc, Iztapalapa y Gustavo A. Madero

 

 

A pesar del cambio de gobierno, en el Distrito Federal se mantiene elevado el índice delictivo, por lo que entre la población continúa la desconfianza, apatía, angustia, molestia, enojo y rechazo a los cuerpos policiacos y a las instituciones encargadas de la impartición de justicia, aseguró la investigadora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Aída Valero Chávez.

 

Al presentar el resultado de un muestreo sobre inseguridad pública, realizado por la ENTS de 1995 al 2001 entre habitantes de las delegaciones políticas de Cuauhtémoc, Iztapalapa y Gustavo A. Madero, la académica subrayó que la impunidad y la corrupción son fenómenos predominantes que al no disminuir provocan frustración en los capitalinos.

En conferencia de prensa, la especialista resaltó, sin embargo, que esta problemática no es sólo responsabilidad de las autoridades sino también de la sociedad, porque a la incapacidad de las corporaciones policiacas por resolver la inseguridad pública se suma el desconocimiento, la falta de cultura de prevención de la gente y la situación económica que puede convertir a la población en víctimas o victimarios.

 

La investigadora comentó que realizó la encuesta durante el gobierno de Oscar Espinosa Villarreal y luego con Cuauhtémoc Cárdenas, por lo que conoció la postura de los defeños en ambos periodos.

 

En la ciudad de México, explicó, hay total frustración entre la población por la falta de cumplimiento de las promesas de campaña. La gente, agregó, confió en el cambio de gobierno como solución a sus problemas pero todo continúa igual.

 

Negó que se redujera la delincuencia en la actual administración y aseguró que el jefe de gobierno Andrés Manuel López Obrador es ingenuo al considerar que se registró este hecho, lo que demuestra su total desconocimiento de esta problemática.

 

Aída Valero hizo hincapié en la necesidad de reorientar las medidas de readaptación de los menores infractores y no reducir la edad penal. Destacó la necesidad de implementar programas con opciones educativas, recreativas y de capacitación para que tengan una actividad real que les permita vivir.

 

Puntualizó que la inseguridad con el nombre de delincuencia es uno de los tres principales problemas que aquejan a la ciudad de México. Tan sólo en 1996 la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) informó que en Cuauhtémoc se reportaban nueve mil 218 delitos, en Iztapalapa, siete mil 952 y en Gustavo A. Madero cinco mil 329.

 

De la encuesta realizada por el equipo de trabajo de Valero Chávez, en las mismas jurisdicciones, se concluye que el 59 por ciento fueron víctimas de algún delito y de ellas 28 por ciento de dos o más ilícitos.

 

Además, el 29.5 por ciento denunció el ilícito y de ese porcentaje sólo en la mitad de los casos procedió penalmente.

 

Por delegaciones, en la Cuauhtémoc el 40 por ciento de los encuestados no denuncia, de éste porcentaje 24 por ciento dice no querer meterse en problemas y no creer en la justicia, mientras 15 por ciento considera que nadie le hubiera hecho caso.

 

El 22 por ciento de las víctimas fue agredido en un medio de transporte; 13 por ciento en asalto con violencia, amenazas y amago de armas; y 25 por ciento no precisa la hora en que lo agredieron.

 

Los horarios en que se registraron los delitos son: 29 por ciento entre las 17:00 y 20:00 horas; y el 24 por ciento, de las 21:00 a las 24:00. En cuanto a delitos cometidos a transeúntes, 33 por ciento de las víctimas informó que fueron entre las 17:00 y las 20:00 horas.

 

Respecto a las medidas de seguridad de la población sólo 25 por ciento de los encuestados dijo tener chapas de seguridad en su casa; 10 por ciento cuenta con perros de seguridad.

 

En el caso de Iztapalapa, demarcación a la que se le añade el ser conurbada con los municipios mexiquenses de Chalco, Los Reyes y Nezahualcóyotl, el 72 por ciento de las personas entrevistadas fue víctima de delito. De ese porcentaje, el 18 por ciento de más de dos ilícitos.

 

De los encuestados sólo la tercera parte se atreve a presentar denuncia, esto es, el 30 por ciento. De éstos, sólo el 19 por ciento de los ilícitos procedió. El 43 por ciento no denuncia porque no tiene tiempo, debido a que se tiene la conciencia de que levantar un acta penal es perder horas.

 

El 18 por ciento de los entrevistados no cree en la justicia y 15 por ciento dice que no sabría identificar al agresor. También en esta jurisdicción el delito que más incidencia tiene es el robo en medio de transporte, en tanto que el robo de vehículo con violencia se comete durante todo el día.

 

En la Gustavo A. Madero, dijo, el 45 por ciento de los entrevistados presentó problemas de inseguridad y el 30 por ciento fue víctima de más de dos delitos. La mitad de ellos denunció ante las instancias respectivas y sólo procedió el 20 por ciento de las querellas.

 

El 25 por ciento no cree en la justicia; el 26 por ciento fue víctima de robo en medio de transporte; 22 por ciento de robo a transeúnte, de las 17:00 a las 20:00 horas, y 15 por ciento fue agredido en asalto con violencia, amenazas y amago con arma, de 9:00 a 12:00 horas.

 

Esto demuestra que la gente se niega a denunciar no sólo por apatía sino porque tiene temor a sufrir represalias, debido a que nadie le garantiza que el delincuente permanecerá resguardado por las instancias encargadas de investigar su presunta responsabilidad.

 

Además, los delitos y su recurrencia varían según la delegación política, porque el nivel cultural, actividades económicas y tipo de vivienda tienen características diferentes.

 

En su estudio, la académica engloba a la población en seis rubros:  angustia, por la impunidad, el temor, el miedo a la venganza y la inseguridad; desconfianza, al gobierno y los cuerpos policiacos; apatía, “para qué meterse en problemas”; desconsuelo, porque “las autoridades nunca hacen nada, no pasa nada”; enojo, ante la ineficiencia de las corporaciones policiacas, y enojo por la corrupción imperante en estas instancias.

 

 

 

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