Boletín UNAM-DGCS-261
INEFICIENCIA Y CORRUPCIÓN DE POLICÍAS ANTINARCÓTICOS
CAUSAN QUE MILITARES OCUPEN PUESTOS CLAVES
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Silvia Vélez Quero, del CISAN,
afirmó que este cambio es un grave riesgo para el país
·
Confió en que las estrategias del
gobierno pongan candados a ese sector
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En Estados Unidos se consumen 300
toneladas de cocaína al año; el 50 por ciento de la producción mundial
Como resultado de la ineficiencia y corrupción
de los cuerpos policiacos encargados de la lucha contra el narcotráfico, los
militares fueron colocados en los puestos claves de estas corporaciones para
frenar la producción de enervantes y la inseguridad en el territorio nacional.
Sin embargo, dijo, esta medida significa un
grave riesgo para el país, porque los militares adquieren un poder
"considerable y temible” al combinar el poder con las armas en las mismas
manos.
Al advertir lo anterior, la académica del
Centro de Investigaciones Sobre América del Norte (CISAN), Silvia Vélez Quero,
precisó que hay signos de que el gobierno actual tiene estrategias y candados
para impedir que esta orientación se haga realidad.
Resaltó que los cuerpos policiacos deberían ser
los encargados de la seguridad nacional de México, porque son preparados para
tratar con los ciudadanos. En cambio, a los
militares los entrenan para destruir y eliminar al enemigo.
En la conferencia de prensa sobre
"Políticas antinarcóticos en la región de América del Norte. Convergencias
y divergencias", realizada en la sala de usos múltiples del CISAN, la
internacionalista se refirió al tema de la certificación por parte de Estados
Unidos, y la situación que en esta materia se encuentran México y Canadá.
La investigadora subrayó que la certificación
la determinan los aparatos de gobierno y el Congreso estadounidenses y no los
ciudadanos, quienes muestran nulo interés en este aspecto y sólo buscan hechos
concretos que beneficien a su nación.
Sin embargo, especificó, diversos sectores
norteamericanos cuestionan que la lucha antinarcóticos de los estadounidenses
no se desarrolle con bases científicas.
En cuanto al consumo, señaló que no son exactos
los resultados de las encuestas estadounidenses que mencionan su disminución,
pues el levantamiento de datos sólo se realiza en hogares y no en otros lugares
como las cárceles y los hospitales.
Explicó que el 50 por ciento del consumo total
mundial de cocaína se realiza en Estados Unidos. De las 600 toneladas de este
estupefaciente producidas anualmente en el mundo, tan sólo 300 toneladas, es
decir, la mitad se comercializan entre los estadounidenses.
Además, apuntó Vélez Quero, la "guerra
contra las drogas" de Estados Unidos, con características restrictivas,
racistas, punitivas y policiacas, exige a otros países una cooperación que esa
nación les regatea.
Las autoridades de ese país, aseguró, tampoco
admiten su fracaso en esa carísima guerra ni mencionan la evidente falta de
resultados concretos, porque las acciones de esa política mostraron no tener
relación con la reducción del consumo o el tráfico de drogas.
Por el contrario, dijo, esos programas
extendieron y multiplicaron el impacto, pues aun cuando debilitaron algunos de
los grandes cárteles, diseminaron los "cartelitos" y a las rutas del
tráfico, con lo que compromete y desestabiliza a otros países como Colombia,
Educador, Perú y Bolivia.
Silvia Vélez destacó que los beneficios para
Estados Unidos son político electorales, debido a que sus políticos exigen mano
dura con los extranjeros y se exhiben como guerreros implacables contra las
drogas, a fin de ganar votos sin obligarse a nada; proporcionar presupuestos y
tareas, con la aplicación de medidas unilaterales, y lograr su injerencia
geopolítica sobre todo el continente.
En el caso de México, comentó que es un país
productor de amapola y marihuana, y recientemente de anfetaminas, además de
situársele como lugar de tránsito de cocaína y otras drogas provenientes del
cono sur, que elevó el consumo de fármacos por su vecindad con Estados Unidos.
Aunque siempre rechazó la certificación, expuso
la investigadora, nuestro país la toleró junto con otras acciones unilaterales.
Como consecuencia, aumentó la corrupción a las escalas más altas en materia
política, militar y policiaca.
Asimismo, añadió, se elevó el consumo de drogas
entre los jóvenes; aumentaron también el tráfico de armas, los precursores y el
dinero involucrado en esta actividad; se diversificaron las rutas del tráfico
por cielo, mar y tierra, y se multiplicó la violencia.
En Canadá, señaló, el enfoque preventivo y de
salud del narcotráfico está por encima del policiaco y no se le considera al
comercio de narcóticos un problema de seguridad nacional, por lo que Silvia
Vélez sugirió invertir la política mexicana en el combate al tráfico de drogas
y encaminarlo también a la prevención.
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