Boletín UNAM-DGCS-241
DEMANDAN PROTEGER LOS CONOCIMIENTOS TRADICIONALES DE LOS PUEBLOS
INDÍGENAS
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Grethel Aguilar, vicepresidenta de la Comisión de Derecho Ambiental de
la Unión Mundial para la Naturaleza, se pronunció por reconocer los derechos de
propiedad colectiva de las comunidades
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Participó en la Conferencia Internacional sobre
Comercio, Ambiente y Desarrollo Sustentable
Los
conocimientos intelectuales de los indígenas merecen protección jurídica, sobre
todo en cuanto al reconocimiento de los derechos de propiedad colectiva de las
comunidades y las formas equitativas de distribución de los beneficios, afirmó
Grethel Aguilar, vicepresidenta de la Comisión de Derecho Ambiental de la Unión
Mundial para la Naturaleza.
Dijo que en
América Latina se debe profundizar en las formas para resguardar los
conocimientos de origen tradicional tales como los contratos, las licencias,
las redes o bases de datos y el secreto comercial.
Al participar
junto con Silvia Riberio, de la Fundación Internacional de Avance Rural (RAFI),
y Valerie Normand, del secretariado de la Convención sobre la Diversidad
Biológica, en la Conferencia Internacional sobre Comercio, Ambiente y
Desarrollo Sustentable, Grethel Aguilar indicó que también se deben considerar
los derechos de propiedad de tierras o territorios y de los recursos genéticos.
El valor económico
de los recursos biológicos y del conocimiento tradicional, acotó, no es nuevo
porque se remonta al descubrimiento de América. En cambio, lo novedoso es que
se puso en la mesa de discusión la necesidad de hacer una distribución justa y
equitativa de los beneficios que se derivan de ellos.
Informó que en el
mundo existen alrededor de 300 millones de personas a las que se les puede
considerar indígenas, ubicados en cuatro mil pueblos de 70 países.
De acuerdo con
datos recientes, comentó, el total de ventas mundiales de los productos
derivados de medicinas tradicionales se estima en cuatro mil 300 millones de dólares
anuales.
En su
intervención, Silvia Riberio destacó que actualmente hay tres millones de
solicitudes de patentes relacionadas con el genoma humano, lo cual obliga a
pensar en tomar medidas al respecto.
Aseguró que la
concentración empresarial de este tipo de conocimiento y la utilización
comercial de la ingeniería genética fueron los factores que dieron origen a la
posibilidad de patentar seres vivos.
Sin embargo,
advirtió, desde el punto de vista ético y moral es válido tomarse esas
atribuciones ya que existen diversos casos de biopiratería, la cual es posible
con una muestra genética del producto de interés.
Ejemplo de lo
anterior, dijo, es el caso de una variedad de frijol mexicano patentada hace
dos años por un estadounidense y cuyo costo fue de casi 250 mil dólares para el
gobierno mexicano.
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